China se convirtió en el único proveedor de energía de Lima, tras la aprobación por parte del Congreso peruano de la venta de Enel Perú a China Southern Power Grid (CSGI). La operación, que se concretó el pasado 3 de octubre, ha generado preocupación en el gobierno peruano y en Estados Unidos, que temen que el régimen chino pueda utilizar su posición para influir en las políticas del país.
La venta de Enel Perú, que controlaba el 36 por ciento del mercado de distribución eléctrica de Lima, fue aprobada por el Congreso peruano con 77 votos a favor, 11 en contra y 13 abstenciones. La operación se cerró por un valor de 3.600 millones de dólares.
La entrada de CSGI en el mercado energético peruano es un hito importante en la expansión del Partido Comunista de China (PCCh) en América Latina. El gigante asiático ha invertido miles de millones de dólares en la región en los últimos años, en sectores como la minería, la infraestructura y la energía.
El gobierno peruano ha asegurado que la venta de Enel Perú no afectará a la seguridad energética del país. Sin embargo, algunos expertos han advertido que el régimen chino podría utilizar su posición para influir en las políticas del gobierno peruano, en particular en las decisiones sobre el sector energético.
Estados Unidos también ha expresado su preocupación por la operación. Un funcionario del gobierno estadounidense reveló que la administración de Joe Biden está “muy preocupada” por la creciente influencia de China en América Latina.
La venta de Enel Perú es un ejemplo del creciente poder económico y político de China en el mundo. El gigante asiático está utilizando su riqueza para expandir su influencia en todo el mundo, incluido el Perú.
Posibles consecuencias
La entrada de China en el mercado energético peruano es un acontecimiento de gran importancia. La operación tiene implicaciones tanto económicas como políticas.
Por su parte, el medio The Financial Times, indica que “el Gobierno de Perú no está suficientemente enfocado en analizar los beneficios y amenazas al país” que implicaría una mayor entrega al régimen de Beijing de estos negocios fundamentales para el desarrollo nacional.
Hoy en día, China es el principal socio comercial de América del Sur, con empresas vinculadas al régimen chino invirtiendo 12.800 millones de dólares en América Latina en 2019, un 16,5 por ciento más que en 2018. Estas inversiones se concentran en infraestructuras regionales como puertos, carreteras, presas y ferrocarriles.
El PCCh suele dejar un largo rastro de pobreza y violaciones de derechos humanos en los tratos con países en vías de desarrollo. Son conocidas las ‘deudas trampa’, a través de las cuales, el régimen chino, se apropia de recursos e infraestructuras vitales de los países que caen en ellas.
Desde el punto de vista político, la operación ha generado preocupación en el gobierno peruano y en Estados Unidos. Los expertos temen que China pueda utilizar su posición para influir en las políticas del gobierno peruano, en particular en las decisiones sobre el sector energético.
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Imagen de portada (Toma de YT / wikimedia commons).
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