“Generación idiota”: revolucionarios a 15 dólares por camiseta, sobre la juventud actual
Publicaciones VCS El libro “Generación idiota” de Agustín Laje se ha convertido en un fenómeno editorial en América Latina. El libro, que critica la cultura y las actitudes de los jóvenes actuales, ha sido aclamado por algunos y criticado por otros.
Los defensores del libro afirman que Laje expone una realidad que muchos jóvenes no quieren ver. Argumentan que Laje está en lo cierto al señalar que los jóvenes actuales están cada vez más individualistas, narcisistas y hedonistas.
Los críticos del libro afirman que Laje caricaturiza a los jóvenes y que su visión es simplista. Argumentan que Laje se centra en los jóvenes que son más ruidosos y visibles, y que ignora a la mayoría de los jóvenes que son responsables y comprometidos.
El autor Hugo Marcelo Balderrama ofrece el siguiente panorama de esta situación, en la que incluye también a adultos irreflexivos:
“Un mundo donde el padre y la madre no quieren educar a sus hijos, sino parecerse a ellos, el totalitarismo va a entrar por la puerta grande, además sin ninguna resistencia”.
“De ahí que adultos cursando un posgrado adhieran a las mismas ideologías que las muchachitas que incendian catedrales en las concentraciones del Día de la mujer”.
El libro ha sido particularmente popular entre los adultos mayores, que ven en Laje un portavoz de sus preocupaciones sobre la juventud actual.
Algunos jóvenes, por su parte, han criticado el libro por ser condescendiente y por no entender sus verdaderas preocupaciones.
El debate sobre la juventud actual es complejo y no hay respuestas fáciles. Sin embargo, el libro de Laje ha contribuido a que este debate sea más visible y a que se discutan temas importantes sobre el futuro de nuestra sociedad.
El “framing” colectivo
Balderrama, también expone los efectos masivos del llamado “framing” ejecutado por los principales medios de comunicación, lo que podría explicar sobre la posible causa de esa aparente superficialidad que se observa actualmente, en las personas.
“Unas semanas atrás, en un curso de posgrado, lancé tres preguntas”:
“1.- ¿Quiénes de ustedes se consideran progresistas? Todos levantaron la mano.
2.- ¿Quiénes se identifican como feministas? Todos, varones y mujeres, afirmaron su simpatía por el feminismo.
3.- ¿Quiénes están de acuerdo con la distribución de la riqueza y la reducción de las brechas entre ricos y pobres? De nuevo, todos afirmaron positivamente”.
“Que ese grupo en particular, pero las personas, en general, respondan, casi al unísono, de manera afirmativa esas tres interrogantes, es producto de algo que en comunicación se llama framing”.
“El framing es la capacidad que tienen los medios de comunicación y ahora las redes sociales de poner un tema en la discusión pública. Sin embargo, no se limita a marcar la pauta temática, sino a posicionar la idea del ‘bueno’ y el ‘malo’”.
“Por ejemplo, durante la locura de la pandemia, quienes cuestionamos los encierros, los barbijos y las vacunas éramos los malvados seguidores de una teoría de la conspiración. Pero, aquellos que obedecían ciegamente a su influencer favorito eran, eureka, los ciudadanos ejemplares, esos que todos debían imitar”.
Para referirse al libro de Laje, Balderrama comenta: “En su libro, Generación idiota, Agustín Laje afirma que la sociedad moderna está conformada, básicamente, por adolescentes, que, sin importar la edad, algunos ya superaron los cuarenta, carecen de formación y, especialmente, de identidad. Los adultos no quieren envejecer y los jóvenes quieren permanecer en ese estado para siempre”.
Y al llevarlo al escenario político, agrega: “Pero lo peor no es eso, sino que el voto, ese instrumento tan poderoso que tiene la ciudadanía, queda en manos de personas que no piensan, tan solo, sienten. Algo que el marketing político ha usado para su provecho”.
“De ahí, que en las campañas electorales las celebridades y personajes de la farándula han reemplazado a los políticos con formación”.
“No se habla de los costos, medios, fines y viabilidad de las políticas públicas, sino de su capacidad de ser empáticas con alguna «minoría» real o imaginaria. La gente no demanda un Estado eficiente y eficaz, sino un Estado niñera.”
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Imagen de portada (Toma de YT / @WitnessJurado-ld9fq).
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