6 minutos de lectura. 61 miembros de la Iglesia Santa Reformada o Mayflower Church, huyen de la persecución religiosa en China. Corea les negó el asilo y esperan respuesta de Tailandia.
Cristianos que huyen de la persecución religiosa en China viven un calvario al no encontrar asilo en el exterior.
La Iglesia Santa Reformada de Shenzhen, es un grupo de 60 creyentes cristianos originarios de Shenzhen, China. Su pastor Pan Yongguang fue ordenado en la iglesia presbiteriana de Filadelfia. La iglesia se formó en 2012, y justo desde su inicio comenzó a vivir una persecución religiosa por parte del régimen chino. En 2019 decidieron huir.
“La presión política está aumentando y cada vez hay más control ideológico… La persecución está empeorando”. dijo el pastor Pan
La mayoría de los miembros de esta iglesia son parejas jóvenes de clase media, y la mitad de sus miembros está compuesta por los hijos de estas.
“No querían que le enseñáramos la Biblia a nuestros hijos, y los niños tienen prohibido asistir a la iglesia. Esto iba en contra de nuestra fe y nuestra conciencia”, dijo el pastor Pan Yongguang a Union of Catholic Asian News.
Por qué los persigue el régimen chino
Desde que Xi Jinping llegó al poder se han endurecido los controles sobre las religiones buscando controlar la influencia extranjera y reforzar la seguridad nacional. Más aún después de las nuevas regulaciones religiosas de 2018.
La Iglesia Santa Reformada de Shenzhen comenzó a estar en la mira del Partido Comunista chino al descubrir que el pastor fue ordenado en EEUU. Los temores a la intervención extranjera se acrecentaron al interior del partido y los vínculos de la iglesia con en el extranjero lo consideran una ‘amenaza a la seguridad nacional’.
La persecución
Desde 2012 las autoridades chinas comenzaron a vigilar las celebraciones religiosas, grabando y fotografiando a los feligreses, arrestando y calumniando al pastor Pan, quien desde entonces no ha podido tener una residencia fija porque la policía ordenó a los arrendadores que lo rechazaran.
Los hostigamientos y amenazas aumentaron hasta el punto que, en 2019, cuando comenzaron las protestas de los ciudadanos de Hong Kong contra el gobierno, tuvieron que tomar la decisión de huir. Pensaban regresar cuando todo se calmara, pero la situación empeoró.
Aunque la iglesia no tenía conexión con las protestas, la policía de la ciudad de Shenzhen, que estaba en alerta máxima bajo la llamada “ley casi marcial”, recrudeció la presión de forma abusiva e intolerable.
Huyeron a Corea del Sur para pedir asilo, pero este fue negado a pesar de que fue solicitado múltiples veces. Durante ese tiempo, en Corea, fueron vigilados de cerca y amedrentados por las autoridades chinas.
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Ante la negativa del asilo en Corea, decidieron, hace unos días, partir a Tailandia para también solicitar ser admitidos como refugiados. El grupo apeló a la Oficina de refugiados de las Naciones Unidas en Bangkok.
Mientras esperan la respuesta, los miembros permanecen dispersos por todo Bangkok, escondidos en diferentes hoteles para no ser rastreados por la policía china, pues algunos feligreses y el pastor recibieron llamadas amenazantes.
A pesar de todo, ellos realizan sus cultos religiosos por internet y pasan el tiempo orando por la protección divina.
Hasta el momento no se les ha notificado ninguna decisión.
Amenazas a las familias
Mientras tanto, al interior del China, la policía está amenazando a las familias de los creyentes que huyeron. Esta es una táctica muy poderosa que multiplica la presión sobre los creyentes para obligarlos a renunciar a su fe. Buscan que la familia culpe a la religión del sufrimiento familiar.
A las familias se les amenaza con la confiscación de los beneficios estatales y con el cierre de sus negocios si no obligan a sus familiares cristianos a regresar a China.
Por ejemplo, a los hermanos y padre del pastor Pan, la policía los amenazó diciendo que acusarían a Pan de “traición”, “colusión con fuerzas extranjeras” y “subversión del poder estatal”.
Mientras este grupo de cristianos no reciba asilo de algún gobierno, seguirán siendo apátridas, sin derecho al trabajo ni a ningún privilegio como ciudadano de un país, sin hogar, más aún los niños nacidos después de la salida de China.
Sin embargo, estos fieles creyentes prefieren vivir despatriados antes que seguir viviendo bajo el yugo del régimen comunista ateo.
“Estamos pensando en el futuro de nuestros hijos. Nos negamos a poner su educación en manos del Partido Comunista, a darles una educación atea y a darle la espalda a Dios… Así que estamos dispuestos a pagar este precio, para llevar a nuestros hijos a huir de China para permitirles seguir yendo a la escuela de la iglesia y conocer a Dios”, afirmó Xie Jianqing, miembro anciano de la iglesia.
Antecedentes
Este actuar del régimen chino no es nuevo, sino que son tácticas sistemáticas usadas para perseguir a los creyentes religiosos y etnias minoritarias en el extranjero. Tales son los casos de las persecuciones contra los uigures, kasajos, practicantes de Falun Gong y otros grupos minoritarios fuera de China.
Los cristianos se ven obligados a huir porque en China solo se permite funcionar legalmente a en iglesias controladas por el Partido Comunista. Existen muchas iglesias que operan en la clandestinidad para evitar los acosos policiales. Cuando son descubiertos tienen que huir.
Sin embargo, la fe continúa intacta:
“Aunque no sabemos con qué nos encontraremos en el futuro, lo que nuestro Dios nos da es lo mejor. Él nos guiará en estos temas, Dios siempre tiene el mejor plan y arreglo”, dijo el anciano Xie Jianqing.
Después de tantos años de perseguir a creyentes de las diferentes religiones, el régimen comunista ateo de china no ha podido entender que, ante convicciones espirituales profundas, es poco o nada lo que pueden hacer para eliminar de los corazones humanos la fe en Dios, pues sus propósitos trascienden las cosas de este mundo.
Articulo escrito por Beatriz Rodríguez con información de The Associated Press
Foto: (AP Photo/Sakchai Lalit) Familia integrante de la iglesia Iglesia Santa Reformada o Mayflower Church que huye de China.
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