Esta historia de la antigua China enseña que los malos pensamientos pueden ser un terrible error y traer retribución de karma o yeli y que los buenos pensamientos resultan en virtud y buena fortuna.
El bien y el mal vienen de los pensamientos espontáneos del hombre. El cielo ve y sabe todo.
Las leyes del cielo gobiernan todo y a todos. La suerte de cada persona es el resultado de la relación causal y predestinada. La retribución del yeli es siempre justa.