“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Dentro de todos los derechos humanos, el de la libertad de religión es uno de los más vulnerados, tal vez debido a que a su vez envuelve otros derechos, como el de libertad de pensamiento, de conciencia, de elegir su creencia, de expresarla.
En muchas partes del mundo se viola este derecho en forma abierta y violenta, con ataques y persecuciones a los diferentes seguidores de las religiones, a sus objetos de adoración, sus iglesias, etc. Entre los más perseguidos están los cristianos, los budistas, los tibetanos, los uigures y otros grupos espirituales como la disciplina Falun Gong de china.
De acuerdo a la web Puertas abiertas, un sitio que expone la persecución global a los cristianos, creyentes de más de 50 países en el mundo, correspondiente a más de 245 millones de personas, ven gravemente vulnerado su derecho a ejercer una creencia. Destaca que países como Corea del Norte, países de África, países de Oriente Medio, India, etc, los cristianos son perseguidos, apresados, golpeados, expulsados y hasta asesinados.
La Web da unas cifras globales alarmantes en 2019, correspondientes a 4.305 cristianos asesinados, 1.847 iglesias atacadas y 3.150 cristianos detenidos.
Pero, ¿cuáles son los principales motores de esta persecución a los cristianos?
Según Puertas abiertas esta se debe a la opresión islámica, los nacionalismos religiosos de los pueblos, los antagonismos étnicos, la opresión comunista, la Intolerancia secular, la paranoia de las dictaduras, la corrupción organizada, entre otras.
Aparte de la denuncia por la violencia corporal que sufren los cristianos, Puertas abiertas denuncia varios tipos de opresiones, de acuerdo al entorno en que se realice. Por ejemplo, destaca opresión en el ámbito privado o conciencia de la persona, en el entorno familiar deteniendo la transmisión de la fe, en el entorno social con denuncias de vecinos, en el entorno nacional que impide la participación en la vida pública, en el entorno eclesial referente a las discriminaciones como comunidad.
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