La persecución contra los practicantes de Falun Gong en China ha cobrado la vida y la libertad de miles de personas. El caso de Cheng Peiming destaca de manera trágica e impactante, la sobrevivencia a la sustracción forzada de órganos por parte del Partido Comunista Chino (PCCh). Tras escapar a Estados Unidos en 2020, Cheng ahora ha expuesto al mundo las brutalidades que sufrió a manos del Partido Comunista Chino (PCCh).
Pero a pesar de tener su nueva libertad, la vida de Cheng continua bajo amenaza, ya que las agencias de seguridad chinas intentan desacreditarlo, silenciarlo e incluso matarlo para mantener su historia oculta.
Cheng continúa su lucha, ahora no solo por su vida, sino también por exponer estas prácticas inhumanas que siguen activas en China.
Un largo camino de persecución
La persecución de Cheng como practicante de Falun Gong comenzó en 1999, cuando el PCCh lanzó una campaña masiva contra Falun Gong, llamado también Falun Dafa una disciplina espiritual basada en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia, que se expandió rápidamente en la década de 1990.
Con millones de seguidores en China, el PCCh percibió la practica como una amenaza para el gobierno chino, quien rápidamente adoptó una política de erradicación mediante campañas de arresto, tortura y reeducación forzada.
Cheng fue detenido y torturado repetidamente, uniéndose a millones de personas que enfrentaron una represión brutal por negarse a renunciar a su fe.
En el año 2002 fue trasladado a cárceles de alta seguridad en Harbin y Daqing, donde fue sometido a torturas extremas y maltrato constante. Pero el momento más oscuro llegó en 2004, cuando bajo el pretexto de un tratamiento médico, las autoridades penitenciarias le sustrajeron partes de su hígado y pulmón sin su consentimiento.
La sustracción forzada de órganos: un crimen de lesa humanidad
La sustracción forzada de órganos es una práctica brutal en la que el PCCh ha sido señalado desde hace años. Este procedimiento atenta directamente contra los derechos humanos, pues implica la extracción de órganos de prisioneros de conciencia vivos, sin su autorización y sin anestesia adecuada en muchos casos.
Organizaciones internacionales, así como médicos y abogados de derechos humanos, han denunciado esta práctica. David Matas, abogado canadiense y defensor de derechos humanos, asegura que el caso de Cheng es único y de gran relevancia, ya que hasta ahora no se contaba con testimonios directos de sobrevivientes de esta práctica.
Cheng, quien muestra cicatrices de 35 centímetros producto de la cirugía no consensuada, ha decidido exponer su historia a pesar de los riesgos. Su testimonio se convierte en una prueba irrefutable de la práctica de sustracción de órganos en China y resalta la realidad vivida por otros prisioneros de conciencia, incluidos uigures, tibetanos y otros grupos perseguidos.
Amenazas más allá de las fronteras
Aunque Cheng logró escapar a Estados Unidos en 2020, su vida continúa en riesgo. La presión y las amenazas por parte del PCCh se han extendido incluso en territorio estadounidense. Desde su llegada, Cheng ha participado activamente en conferencias y paneles internacionales para denunciar las atrocidades cometidas por el régimen chino. Sin embargo, esta visibilidad ha provocado represalias, y el PCCh ha implementado una campaña de desprestigio contra él en su país de origen, con acusaciones de falsedad y fabricación de pruebas.
Más preocupante aún, el 2 de noviembre de 2024, la casa de Cheng en Nueva York fue forzada y manipulada. Según Cheng, esta intrusión fue un intento claro de intimidación por parte de agentes del régimen chino, quienes buscan presionarlo para que se retracte de sus declaraciones.
Un llamado a la acción internacional
La historia de Cheng ha resonado en diversas organizaciones de derechos humanos y ha puesto el foco en la necesidad de una intervención internacional. Wendy Rogers, presidenta del consejo asesor de la Coalición Internacional para Poner Fin al Abuso de Trasplantes en China, ha subrayado la importancia de proteger a personas como Cheng, quienes se atreven a exponer la realidad detrás del régimen chino.
Por otro lado, Robert Destro, ex secretario adjunto de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo, ha enfatizado la urgencia de ofrecer protección a víctimas como Cheng en territorio estadounidense. Estados Unidos se enfrenta a un desafío importante en la defensa de los derechos humanos, en el que proteger a Cheng y a otros en situación similar es un paso fundamental.
El coraje de hablar
A pesar de las constantes amenazas y de la experiencia traumática, Cheng se mantiene firme en su decisión de no retractarse. En sus palabras: “Nunca me arrepentiré de exponer la verdad. Estoy mental y físicamente saludable, tengo amigos y una comunidad que me apoya en Estados Unidos en la que confío. Recuerden que nunca me retractaré de mi testimonio.
Cheng continúa en su lucha por exponer la sustracción forzada de órganos, una práctica que afecta no solo a los practicantes de Falun Gong, sino a diversas minorías y grupos religiosos. Con su valentía, Cheng abre el camino para que el mundo conozca una realidad difícil de imaginar y obliga a la comunidad internacional a responder ante uno de los crímenes más atroces de nuestro tiempo.
Reflexión
Cheng Peiming ha encontrado en su lucha una razón para seguir adelante, y con su testimonio, da un paso hacia la erradicación de una práctica que atenta contra los valores fundamentales de la humanidad. La historia de su supervivencia y su valentía debe servir como una motivación para todos aquellos que creen en la justicia, y una razón para exigir una respuesta contundente frente a estos abusos.
Artículo escrito por Margarita Restrepo para VCSMedia.net con información de Mundo Libre. Te puede interesar este artículo relacionado: Sin Precedentes: Primer Testimonhttps://vcsmedia.net/sin-precedentes-primer-testimonio-de-sobreviviente-de-sustraccion-de-organos-en-china/io de Sobreviviente de Sustracción de Órganos en China