Zhang San y Li Si fueron dos buenos amigos. En un momento de su vida, la familia de Li Si estaba muy bien, tenían un negocio próspero, mientras que, la familia de Zhang San estaba atravesando un momento difícil económicamente, por lo que Zhang San decidió hacer un viaje de negocios. Antes de partir, confío a su amigo el cuidado de su familia y Li Si accedió con gusto a cuidar de ellos en su ausencia.
Solo había pasado un mes desde la partida de Zhang San y su familia ya no tenía dinero, apenas podían permitirse comer. La esposa de Zhang San, envío entonces a su hijo a casa de Li Si a pedir ayuda, pero para su sorpresa, Li Si era otro, no solo se negó a ayudarlos, también se burló: – “Lo que le prometí a tu padre fue una charla vacía. Muchos dependen de mí, si me encargo de todos, incluso si tuviera una montaña de oro, se agotaría rápidamente. Por favor, haz otros planes”. El hijo de Zhang al escuchar eso, se desesperó y volvió a rogarle ayuda. Pero no resultó, Li Si se negó aún más firmemente.
El niño regresó a casa y le contó a su madre lo que había sucedido. Ella suspiró y dijo: – “Me temo que esto es lo que el mundo tiene ahora para un supuesto mejor amigo”. Toda la familia estaba preocupada sin saber qué hacer en ausencia de Zhang San.
La familia de Zhang recibió una visita inesperada de un sirviente de Li Si, la esposa de Zhang San no dudó en reprenderlo por la promesa incumplida de su patrón a lo que él replicó: – “En efecto, señora. Dado lo poco confiable que es una amistad, ¿de qué sirve hacer amigos?”. Y terminó su intervención diciéndole: – “He escuchado que su familia es buena bordando ¿no sería mejor usar hilo y agujas para ganarse la vida, que pedir ayuda?”. Ella lo dudó: – “Es posible que tenga razón, pero, yo no tengo dinero ¿cómo empiezo sin nada? El servidor le respondió: – “Yo administro las tiendas de mi amo, y él confía en mí. Si necesita algo se lo puedo suministrar y usted puede pagarlo después de que se venda el producto terminado”.
También puede ver:
La esposa de Zhang, feliz, alentó a las concubinas, hijas y nueras a bordar a diario, desde temprano en la mañana hasta la noche. Una vez terminados, los bordados eran recogidos aparentemente para ser vendidos por el servidor de la tienda, porque empezaron a recibir un alto precio por su trabajo. Ya no estaban más necesitados.
Estaban muy agradecidos con el sirviente de Li, pero resentidos con el propio Li Si, pues desde que Zhang San se fue, nunca los visitó ni les preguntó por la familia.
Después de tres años, Zhang San pudo regresar a casa con los bolsillos llenos, había encontrado un socio y pudo comenzar un negocio. Al ver a su familia sana y salva y alimentándose bien se sintió muy agradecido con su amigo Li Si, creyendo que había ayudado a su familia todo ese tiempo. Su esposa no tardó en contarle, escupió y lo reprendió: – “¡Deja de soñar! Si hubiéramos esperado a que ese amigo tuyo nos ayudara ¡es posible que no estuviéramos vivos para verte!”.
Zhang San apenas podía creerlo. A veces, en las amistades hay momentos amargos y este era uno. Decidió ir a enfrentar a Li Si. Su viejo amigo lo saludó estrechando su mano cálidamente, estaba encantado de verlo. Pero Zhang San le reclamó: – “Confié en ti para cuidar a mi familia mientras no estaba, es una suerte que no murieran de hambre y no gracias a ti”. Li Si respondió: – “Puedo entender que sospeches de mí, pero, de hecho, yo planeé que mi antiguo sirviente arreglara todo para tu esposa”.
Le puede interesar:
Y continuó contándole: – “Hace tres años, me preocupaba el bienestar de tu esposa e hijos. Como te encontrabas lejos, temía que hicieran tonterías mientras estaban ociosos y cómodos. Por eso, les propuse que trabajaran duro en la costura, para fortalecer sus mentes y cuerpos. A medida que se volvieron expertos y dedicados a su trabajo, les empecé a pagar más por sus bordados, para que pudieran ganar más dinero sin fatigarse. No se puede decir que estaba siendo desleal, planeé esto para ti. Yo no necesitaba todos esos bordados que coleccioné”. Luego, Li pidió a sus sirvientes que trajeran los bordados que había comprado durante esos tres años. Estaban en perfectas condiciones y sin usar. Terminó diciéndole a Zhang San: – “No creo que me sea útil consérvalos. Por favor, llévalos a casa. Pueden ser mi regalo de bodas cuando en el futuro tus hijos se casen”.
Zhang San entendió la bondad en el acto de su verdadero amigo. Lloró, abrazó y agradeció sinceramente a Li Si. Al regresar a casa, explicó a toda su familia lo que Li Si había estado haciendo por ellos y cuando finalmente se dieron cuenta de la verdad, estaban todos agradecidos desde el fondo de sus corazones por su ayuda disfrazada.
Enseñanza:
Como cuenta esta historia china, la ayuda verdadera requiere planificación y esfuerzo. Solo quién está dispuesto a ayudarte a mantenerte en pie, es un verdadero amigo.
Mire el video a continuación: