Los hermanos
Los hermanos cumplen un rol muy importante en la vida de cualquier persona. Según la sabiduría milenaria, estos llegan con un lazo predestinado muy fuerte, incluso desde vidas previas.
Actualmente damos por sentado que todos los hermanos, tanto los mayores como los menores, somos iguales y que debemos ser tratados del mismo modo. Sin embargo, de acuerdo a las antiguas enseñanzas chinas, hay un orden para cada cosa y ese orden debe ser respetado. Por eso el que nace primero tiene cierta responsabilidad mayor al resto, pero a la vez tiene que ser respetado por los más pequeños.
Las “Normas para ser un buen estudiante y niño” (Di Zi Gui) es un libro de texto tradicional para niños que enseña sobre moralidad y etiqueta adecuada. Fue escrito por Li Yuxiu en la dinastía Qing.
El segundo capítulo de este libro justamente instruye a los lectores a cumplir con sus deberes como hermanos. Un fragmento de este libro dice:
El hermano mayor será amable
y el hermano menor respetuoso.
Cuando el mayor y el joven son armoniosos,
se logra el Xiao (piedad filial).
Tomando las riquezas a la ligera,
no hay motivo de resentimiento.
Hablando con tolerancia, la
ira se disipará naturalmente.
Un buen hermano siempre debe colocar a sus hermanos mayores y menores antes que a sí mismo.
Algunas historias antiguas ejemplifican las valiosas lecciones enseñadas en este libro Di Zi Gui. Un ejemplo famoso es el de Kong Rong, quien aprendió a compartir desde muy temprana edad.
Rong, descendiente de la generación 20 de Confucio, fue un funcionario de alto rango durante la dinastía Han del Este.
Durante su mandato construyó ciudades y escuelas, y abogó por el confucianismo. También fue un famoso poeta y ensayista.
Se sabía que Rong tenía buen carácter y era muy hospitalario. Sus aspiraciones fueron cumplidas porque desde niño siempre siguió las enseñanzas tradicionales y mantuvo la etiqueta, incluso su nombre fue conocido porque demostró gran generosidad ante sus hermanos.
Había siete hermanos en la familia de Rong y él era el sexto hijo. Cuando Rong tenía apenas cuatro años, siendo el niño más pequeño en ese entonces, tuvo la prioridad para elegir una pera de un montón que había en una canasta.
Al ser el primero en escoger, todos pensaron que naturalmente iba a elegir la más grande, sin embargo, eligió la pera más pequeña, dejando las grandes para sus hermanos mayores.
Incluso después de que nació su hermano menor, Rong les dejó a sus hermanos mayores y menores las peras más grandes, dejando las más pequeñas para él.
Cuando se le preguntó el por qué, Rong dijo: “Mis hermanos mayores deberían tener las peras más grandes porque son mayores que yo, pero mi hermano menor también debería tener la pera más grande, ya que es mi responsabilidad cuidar de mi hermano menor”.
Todos elogiaron su gran sabiduría.
Esta historia se ha transmitido durante generaciones como un ejemplo de etiqueta y amor fraternal. Pero el egoísmo e irrespeto que hoy en día manifestamos por nuestros semejantes y en especial por nuestros hermanos se ha venido perdiendo, dejamos que el odio, egoísmo, rencor e irrespeto, invadan y rompan con los lazos familiares destruyendo la base y el núcleo que la vida y dios otorgó a aquellas familias que gozan de tener padres y hermanos.
El éxito de una familia radica en su fe hacia dios y en la unión, respeto y compasión con sus semejantes.
Fuente, Bless.com