A pesar de que el régimen chino es tristemente célebre por sus horrendas violaciones a los derechos humanos, no solo no las disminuye, sino que, por el contrario, insiste a romper sus propios récores.
En particular, la persecución religiosa la llevó durante el 2022 al extremo de encarcelar al menos a 10.000 personas, simplemente por profesar su fe. Así lo informó el Departamento de Estado de EE. UU., el 15 de mayo, con base en las denuncias de entidades de protección de los derechos humanos:
“La República Popular China detuvo, encarceló y desterró a campos de reeducación a uigures predominantemente musulmanes. Continúa la represión de los budistas tibetanos, los cristianos chinos y los practicantes de Falun Gong, muchos de los cuales huyen de los abusos de la RPC”, denunció el secretario de Estado, Antony Blinken.
Asimismo, un alto funcionario del Departamento de Estado lo describió como “uno de los peores violadores de los derechos humanos y la libertad religiosa del mundo”.
Además de ser ateo, el Partido Comunista de China (PCCh), busca por todos los medios someter todas las actividades religiosas a su control.
Entre los procedimientos seguidos por el PCCh, se encuentran: “desapariciones forzadas, detenciones, malos tratos físicos y detenciones prolongadas sin juicio de monjes, monjas y otras personas debido a sus prácticas religiosas”, también describe el informe, sin mencionar la inhumana extracción de órganos a personas vivas, para comercializarlos como trasplantes.
Tratando de contrariar las pruebas obtenidas, el régimen continúa negando su culpabilidad y busca justificaciones tales como una supuesta lucha antiterrorista.
Además de los múltiples testimonios de las víctimas, los datos los suministran grupos de defensa de los derechos humanos como Freedom House y grupos religiosos como la Iglesia de Dios Todopoderoso (CAG), el medio internacional Minghui.org, así como la información pública del PCCh.
El régimen registra y autoriza a las tradiciones espirituales permitidas, que deben apoyarlo. Una directiva de la administración de asuntos religiosos en 2021 exige que todos los clérigos juren lealtad al PCCh. Las tradiciones que no aparecen en sus listas son las más perseguidas.
“Según los informes, las autoridades utilizaron cargos vagos o insustanciales, a veces en relación con la actividad religiosa, para condenar y sentenciar a dirigentes y miembros de grupos religiosos a años de prisión”.
El caso más denunciado es el de la concentración de millones de uigures musulmanes en campos de trabajos forzados. Esta etnia también sufre prácticas de control de su población a través de aborto, y del adoctrinamiento de sus niños. La represión es tan extrema que varios países la declararon como genocidio.
No obstante, ese mismo procedimiento inhumano se le aplica a todos los fieles de cualquier tradición espiritual que no se rinda ante las exigencias dictatoriales del PCCh.
Desde 1999, el régimen chino se señaló como “País de Especial Preocupación” (PCP) en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998, por haber cometido o tolerado violaciones especialmente graves de la libertad religiosa.
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Locución, Ignacio Lo Bello
Imagen de portada: Grupo de fieles en una ceremonia religiosa . (Toma de pantalla: YouTube/HM Television).
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