En el área de la medicina, los opioides son medicamentos (a veces llamados también narcóticos) que tienen la función de reducir la intensidad de dolor que llega a la región del cerebro donde se producen las emociones.
Algunos opioides se producen a partir de la planta del opio, y otros son sintéticos (hechos por el hombre), de ahí que hay algunos para dolores leves y otros para poder calmar o controlar los dolores excesivamente agudos.
Los productos de hidrocodona y la codeina son los más comúnmente prescritos para una variedad de afecciones dolorosas, incluyendo el dolor dental y el dolor relacionado con las lesiones. La morfina se utiliza a menudo antes y después de procedimientos quirúrgicos para aliviar el dolor agudo.
Hay que tener en cuenta que los opioides pueden causar efectos secundarios como somnolencia, niebla mental, náuseas, estreñimiento y respiración lenta, lo que puede conducir a muertes por sobredosis, pero los peligros más latentes son los riesgos de dependencia y adicción, lo cual es muy difícil de controlar médicamente, pues estos ya se venden en las farmacias sin ningún control y hasta existen medicamentos falsos, adulterados y extremadamente dañinos.
Para prevenir problemas con los opioides recetados, asegúrese de seguir las instrucciones de su médico al tomarlos. No comparta sus medicamentos con nadie más. Comuníquese con su médico si tiene alguna preocupación acerca de tomar los medicamentos.
En el mundo el índice de dependencia de los opioides es muy alto y en Estados Unidos la estadística es alarmante, por tal motivo, el presidente Donald Trump, ordeno preparar una demanda federal contra ciertas empresas fabricantes y distribuidoras de opioides, drogas altamente adictivas y frecuentemente fatales.