En ocasiones tendemos a pensar que la soledad y el silencio son enemigos del ser humano, por eso para no sentirnos solos encendemos la radio y la televisión, o buscamos otras formas para llenar nuestro espacio con sonidos y voces.
Sin embargo, durante años los científicos han venido demostrando algo que nuestros abuelos y antepasados sabían muy bien: El silencio beneficia al cerebro.
Claro que nuestros abuelos no vivieron sometidos a la era tecnológica y digital de la información como nosotros, donde estamos bombardeados constantemente por publicidades que nos dicen qué consumir o cómo vestirnos, o series de entretenimiento que estimulan nuestra estimulación mental.
Los científicos comprobaron el enorme impacto que tiene el silencio al impulsar la proliferación de las células precursoras de la regeneración cerebral, algo que se creía impensable.
Expertos de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, descubrieron que los niños que viven en zonas de gran contaminación acústica, como las áreas residenciales cercanas a los aeropuertos, manifiestan cierta tendencia al estrés, siendo más proclives a padecer hipertensión.
A su vez, estudiosos de la Universidad de Pavia, Italia, informaron que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más beneficiosos que escuchar música y a su vez influyen en disminuir la presión sanguínea.
Por otra parte, especialistas de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, confirmaron que cuando estamos en silencio y con los ojos cerrados se activa un sistema, por debajo del nivel de la conciencia, que junto con varias regiones del cerebro integra y ordena las informaciones a las que hemos estado expuestos a lo largo del día, evaluando y descartando las innecesarias.
Desde la antigüedad existe el dicho: “El hablar es plata y el silencio es oro”.
Cuando la mente permanece en silencio, los pensamientos tienden a volverse más elevados y pacíficos. De lo contrario, pensaremos en demasía, lo cual incluso nos puede llevar a sentirnos exhaustos.
“Donde hay silencio está Dios” rezan también algunas escrituras de la India, que cuenta con una larga historia de ascetas que se dedicaron -y aún lo hacen- a cultivar el silencio y la tranquilidad a través de la meditación ya que, según afirman, es algo que nos conecta con la verdadera naturaleza espiritual del ser.
También se ha demostrado científicamente que algunas disciplinas espirituales, como Falun Dafa -también conocida como Falun Gong- brinda enormes beneficios a nivel físico y mental.
Esta disciplina de la Escuela Buda se practica en forma gratuita y -a través de los ejercicios suaves y la guía para seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia- las personas se van desprendiendo de los pensamientos impuros hasta lograr armonizarse con el universo, olvidando los estímulos externos y concentrándose en el silencio de su interior.
Redacción Bles