
Explora el impacto cultural y educativo de Halloween, una festividad cada vez más popular que despierta inquietudes sobre sus orígenes, sus efectos en los niños y su contraste con la celebración de Todos los Santos
Cada año, con la llegada de octubre, los escaparates se llenan de decoraciones oscuras y disfraces de Halloween, una festividad que, aunque en sus orígenes no forma parte de la cultura hispana, ha ganado un espacio significativo. Para muchos comercios, Halloween representa una oportunidad de negocio, que va desde la venta de disfraces y accesorios hasta los dulces y decoraciones. Sin embargo, esta celebración, aunque comercialmente rentable, ha suscitado opiniones divididas y reflexiones profundas, especialmente entre quienes prefieren darle un sentido espiritual y positivo a sus celebraciones.
Muchos padres, docentes y figuras religiosas cuestionan el trasfondo de Halloween, argumentando que puede distorsionar el concepto de la muerte, los valores de la niñez y la percepción de la espiritualidad. Para algunos, Halloween no representa una fiesta inocente; sus raíces celtas evocan antiguas prácticas paganas que incluían ritos relacionados con la muerte y lo oculto. A pesar de que actualmente la celebración ha perdido mucho de ese significado inicial, la percepción de oscuridad y temor sigue siendo una característica importante en sus manifestaciones.
La influencia de Halloween en las escuelas y la infancia
Desde hace unos años, Halloween no es únicamente una celebración en los hogares o calles, sino que ha comenzado a tener una presencia fuerte en las instituciones educativas. Con actividades creativas y disfraces, docentes y estudiantes participan en la preparación de la festividad, lo que algunos consideran una oportunidad para desarrollar habilidades creativas y promover la convivencia escolar. Sin embargo, existen educadores y padres que, preocupados por los temas de los disfraces y el simbolismo de la celebración, sienten que Halloween introduce elementos de violencia y terror en un ambiente que debería estar orientado a la educación y al bienestar.
Muchos expertos en educación y religión abogan por analizar los mensajes que se transmiten a los más pequeños durante estas celebraciones. Consideran que Halloween, al promover disfraces de zombis, fantasmas y seres oscuros, refuerza una relación ambigua con la muerte y lo siniestro. En contraste, otras celebraciones de fin de año, como el Día de Todos los Santos, buscan recordar la vida virtuosa de aquellos que han seguido una vida de santidad y generosidad. Para los defensores de esta alternativa, la enseñanza de valores positivos es esencial, y Halloween podría desviarlos del significado original de estas fechas.
Halloween y la normalización de lo oscuro
La normalización de la magia, los conjuros y personajes de terror en la cultura pop ha hecho que Halloween esté cada vez más presente en la vida cotidiana de los niños. Películas, series y literatura infantil han integrado brujas, monstruos y fantasmas como figuras familiares y en ocasiones amigables. Este fenómeno no solo genera mayor aceptación, sino que también suscita preocupaciones en quienes creen que exponer a los niños a estos temas sin una guía adecuada puede resultar perjudicial.
Religiosos y psicólogos argumentan que la repetición de estos elementos influye en la percepción infantil, generando una curiosidad poco saludable hacia prácticas que podrían ser peligrosas sin la comprensión adecuada. De hecho, algunas historias de juegos y rituales derivados de estas tradiciones han tenido consecuencias negativas en jóvenes que exploran estos temas sin supervisión ni un enfoque crítico.
Una visión alternativa: Todos los Santos y Hollywins
Para muchos católicos y comunidades religiosas, la solución ha sido replantear el enfoque de octubre, promoviendo celebraciones como “Hollywins” o Todos los Santos, en las que los niños se disfrazan de personajes inspiradores, héroes y santos. Este movimiento busca rescatar el significado positivo de estas fechas, enseñando a los niños a celebrar una vida orientada hacia la bondad y el servicio. La idea es proponer ejemplos que promuevan virtudes y recordar que la muerte no tiene por qué verse como un evento oscuro, sino como el comienzo de una existencia de paz.
Esta alternativa plantea una reflexión más profunda en torno a los valores que se transmiten durante las celebraciones y destaca la necesidad de mantener vivas las tradiciones que refuerzan el sentido comunitario y espiritual de la sociedad.
En definitiva, halloween, con sus luces y sombras, ha despertado diversas reacciones y posturas en torno a su celebración. Para algunos, representa un festejo inofensivo; para otros, un fenómeno que requiere una reflexión consciente sobre el impacto en la niñez y la cultura. El equilibrio entre celebrar con creatividad y mantener un sentido positivo en las tradiciones es una conversación vigente en muchos hogares e instituciones. Al final, la pregunta queda abierta: ¿se trata de una oportunidad para fomentar el ingenio y la diversión, o deberíamos buscar alternativas que fortalezcan los valores y la identidad cultural?
Artículo escrito con información de Alicia Beatriz Montes Ferrer de Ejército Remanente
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