Una de las amenazas más potencialmente devastadoras para la seguridad estadounidense es la amenaza de un pulso electromagnético. Tal evento podría cambiar la vida y arruinar los dispositivos electrónicos en grandes partes del país.
Afortunadamente, la administración de Trump está alerta a esta amenaza y está tomando medidas para enfrentarla.
La semana pasada, la Casa Blanca dio a conocer una orden ejecutiva titulada “Coordinación de la resiliencia nacional a los pulsos electromagnéticos“. Este es un primer paso necesario en lo que será un camino difícil para crear una protección completa contra un pulso electromagnético.
Un pulso electromagnético es un estallido de energía electromagnética. El pulso potencialmente más devastador sería causado por un arma nuclear detonada a gran altura, aunque el sol también puede generar ráfagas de energía igual de dañinas durante las tormentas solares.
Un impulso electromagnético o un evento similar paralizaría el país, ya que freiría los circuitos eléctricos y dañaría la infraestructura crítica. No es algo tan descabellado ni de “ciencia ficción” ya que documentos oficiales del régimen norcoreano hablan sobre el uso del pulso electromagnético contra los Estados Unidos.
La vida de los ciudadanos estadounidenses depende ahora de un suministro estable de electricidad más que en cualquier otro punto de la historia. La pérdida repentina de electricidad sería realmente devastadora.
La orden ejecutiva del presidente asigna a los secretarios del gabinete responsabilidades relacionadas con el pulso electromagnético dentro de su propio ámbito. Por ejemplo, al secretario de estado se le encomienda la tarea de liderar los esfuerzos de coordinación con los aliados de EE. UU. y socios internacionales. El secretario de defensa se encarga de mejorar y desarrollar la capacidad de caracterizar, atribuir y avisar rápidamente de un pulso electromagnético.
Se asignan otras responsabilidades a los secretarios de comercio, seguridad nacional, energía y al director de inteligencia nacional.
La orden ejecutiva exige que el asistente del presidente para asuntos de seguridad nacional, a través del personal del Consejo de Seguridad Nacional, esté a cargo de coordinar “el desarrollo y la implementación de acciones del poder ejecutivo para evaluar, priorizar y administrar los riesgos [de pulsos electromagnéticos]”.
La delegación de este problema al personal del Consejo de Seguridad Nacional conlleva un riesgo, dado el índice de rotación de personal relativamente alto del consejo. La administración deberá garantizar que los elementos de acción obligatorios se entreguen de acuerdo con los plazos descritos en la orden ejecutiva.
Si bien el ejército de los Estados Unidos actualmente prueba sus equipos para resistir los efectos de un pulso electromagnético, no se está realizando un esfuerzo similar en el mundo civil. En su mayor parte, los militares dependen de la red eléctrica civil para satisfacer sus propias necesidades, lo que hace que sea aún más desconcertante que los militares no presten tanta atención a si los sistemas civiles están seguros.
La tarea más crítica es aumentar el acceso de las partes interesadas clave (por ejemplo, las compañías eléctricas y los propietarios de la red) a los impulsos electromagnéticos y alinear la autoridad y la responsabilidad tanto en el sector público como en el privado para prepararse y responder a un eventual ataque de pulso electromagnético.
La orden ejecutiva del presidente Trump es un buen primer escalón.
A través de Daily Signal.