Un nuevo estudio de la FDA sugiere que los niños de corta edad y otros pequeños tienen un mayor riesgo de sufrir convulsiones febriles poco después de recibir la vacuna contra el COVID-19
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE.UU. revela que los niños de corta edad y otros pequeños tienen un mayor riesgo de sufrir convulsiones poco después de recibir la vacuna contra el COVID-19. Según los resultados, la incidencia de convulsiones febriles es notablemente mayor entre los niños de corta edad, especialmente en las primeras 24 horas después de recibir la vacuna.
Los investigadores analizaron datos de varias bases de datos comerciales, incluyendo CVS Health, Optum y Carelon Research, para llevar a cabo este estudio. Los resultados muestran que los niños de cero a un día después de recibir la inyección de Moderna tienen un riesgo 2.5 veces mayor de sufrir convulsiones febriles en comparación con los mismos niños de ocho a 63 días después de la vacunación. Aunque también se observó un aumento del riesgo después de la vacunación con Pfizer-BioNTech, este no fue estadísticamente significativo.
La fiebre, un efecto secundario común de las vacunas contra el COVID-19, puede provocar convulsiones febriles en algunos casos, según indicaron funcionarios de salud. Este estudio surgió después de que las convulsiones fueran identificadas como una señal de alerta entre niños de 2 a 4 años después de recibir la inyección de Pfizer y entre niños de 2 a 5 años tras una inyección de Moderna.
A diferencia de la mayoría de las vacunas, las inyecciones contra el COVID-19 no han demostrado ser efectivas para prevenir la transmisión del virus, lo que ha permitido que este continúe propagándose a pesar de la vacunación. A pesar de este hecho, empresas farmacéuticas como Pfizer y Moderna han mantenido su postura defendiendo la eficacia de sus vacunas para prevenir enfermedades graves.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han comparado recientemente la gravedad de la COVID-19 con la gripe, instando a adoptar un enfoque unificado para enfrentar ambas enfermedades. A pesar de esto, siguen recomendando fervientemente al público que se vacune y reciba refuerzos para evitar casos graves, hospitalizaciones y fallecimientos.
Tanto la FDA como las compañías farmacéuticas involucradas, Pfizer y Moderna, no han realizado comentarios sobre los hallazgos del estudio. Sin embargo, este nuevo estudio plantea importantes interrogantes sobre la seguridad de las vacunas contra el COVID-19 en la población infantil y subraya la necesidad de una vigilancia continua para garantizar su uso seguro y eficaz.
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