La demonización del crecimiento demográfico
Una de las tendencias actuales de mayor impacto, es la resistencia a tener hijos. Y las consecuencias ya comienzan a verse.
Aunque las causas de esta situación son múltiples, podemos tomar como punto de partida la década de 1950. En esa época, la ‘Familia’ de magnates Rockefeller, apoyada por políticos como el Secretario de Estado, John Foster Dulles, iniciaron un movimiento para el control poblacional.
Ya en 1969 se adelantaron estudios que concluyeron que la llamada explosión demográfica era un peligro para la supervivencia de la humanidad.
En 1972, por encargo del presidente Richard Nixon, Rockefeller entrega un informe. En este, se pone de manifiesto no solo la necesidad del control natal, sino de la legalización y aplicación masiva del aborto.
Con estas medidas se aspiraba a erradicar la pobreza, a la cual se atribuía el auge del comunismo, en tiempos de plena guerra fría. Además, se pensaba que el exceso de población llevaría a un desabastecimiento de alimentos, que produciría una hambruna, afectando especialmente a EEUU.
Paralelo a esto, activistas como Margaret Sanger, ya desde los años 1940 estaban promoviendo el movimiento feminista y abortivo. De hecho, en 1942 fundó Planned Parenthood, que con los años se convertiría el organismo más poderoso en el tema del aborto legal.
Por los años 60, con la popularización de la píldora anticonceptiva la mujer pudo acceder a mayores trabajos, y así se fue alejando del rol de madre de hogar.
Mientras tanto, en China, el régimen comunista impuso en 1979 la política del hijo único, esperando reducir la población. Con esta medida, el Partido Comunista Chino (PCCh) esperaba convertir al país en una superpotencia que le diera la supremacía sobre occidente.
Guerra abierta contra los hijos
Todas estas medidas fueron conformando el caldo de cultivo para combatir abiertamente a la natalidad. Los políticos de izquierda tomaron como una de sus banderas el control de la población, y con el apoyo de medios progresistas, magnates interesados en el tema y redes sociales, se fue ampliando un movimiento para reducir los nacimientos desde múltiples frentes.
Desde la ONU, en la Conferencia Internacional Poblacional del Cairo en 1994, se impartió la directriz de que para 2015 la población mundial debía ser reducida. Ante el fracaso de esta meta, se crea la Agenda 2030, con un plan minucioso para cumplirla.
Desde hace varias décadas, se viene cumpliendo un adoctrinamiento no solo desde las escuelas sino, como se dijo arriba, apoyados por los medios y multitud de ONGs. La población es bombardeada por múltiples iniciativas como el llamado “derecho a la salud reproductiva”, que no es otra cosa que el aborto sin restricciones, o el “derecho a morir dignamente”, que se trata de la eutanasia o suicidio asistido.
Por otro lado, la agenda LGBT, la cual pretende normalizar las relaciones homosexuales, lo cual conlleva la no reproducción de millones de personas.
El adoctrinamiento transexual en las escuelas manipula a los niños para que accedan al cambio de sexo, desconociendo la realidad científica del sexo biológico.
Así mismo, el feminismo extremo pone al hombre como macho abusador, y según ese movimiento, es un enemigo de la mujer. El mismo hombre se siente culpable por el llamado patriarcado que formó la sociedad de sus abuelos, y se ha convertido en un individuo débil y sin carácter.
Además, la mujer se siente cada vez más fuerte, y rechaza su papel de madre procreadora. Su ámbito es el trabajo, los deportes rudos, la dirección empresarial. Nada de esto compagina con la crianza de bebés.
Incluso las parejas ven a los hijos como obstáculos para el goce de su progreso material, como una mala inversión económica y quieren evadir las muchas horas que requiere criarlos y atenderlos.
La familia, un obstáculo para el decrecimiento poblacional
Siendo la familia la institución social más antigua y tradicional, es lógico que se convirtió, desde un primer momento, en el primer obstáculo a remover.
Por eso, desde los medios de opinión se alienta a las personas para que eviten los hijos, con argumentos como los expresados atrás, e inclusive se vende la idea de que una mascota reemplaza ventajosamente a un niño, lo cual se refleja en el enorme crecimiento poblacional de los llamados “perrhijos” o “gathijos”.
Encima de todo, a los niños se les enseña en las escuelas que ellos pueden tomar sus propias decisiones, y no están obligados a obedecer a los padres. Si se le suma la ausencia paterna –por trabajo o por divorcios-, esos niños se convierten en un problema difícil. Por esto, muchos ven el evitar los hijos, como una buena solución.
Además, cada día crece la influencia del estado en la educación de los niños, y muchos padres creen que se les hace un favor pues no necesitan estar pendientes de sus hijos. Pero los gobiernos tienen ideologías, que han permeado las instituciones educativas, al punto que los padres están perdiendo el control de sus hijos.
Esos niños que hoy día son adoctrinados, crecerán sin el deseo de reproducirse. Algunos por comodidad, otros porque piensan que traer hijos a un mundo con una moral en declive, no vale la pena.
Si todo esto se cumple, quienes promueven la agenda ‘despoblacional’ se habrán salido con la suya.
Efectos nefastos palpables de la despoblación
Corea del Sur, es el país con mayor decrecimiento poblacional. Su futuro cercano es muy gris, ya que su promedio fue de 0,81 niños por cada mujer en 2021, y rápidamente se aprecia un envejecimiento de la población.
Por su parte Japón, con una tasa de 1,3 hijos por cada mujer, también enfrenta serios problemas. La población de ancianos aumenta sin que haya suficientes jóvenes para reemplazarlos. Por otro lado, la reticencia a recibir inmigrantes, no ayuda.
China por su parte, contrario a lo planeado hace más de 40 años, está viviendo una desaceleración económica por la falta de población joven que reemplace a quienes se jubilan. Son muchas las fábricas que no tienen operarios en puestos claves de la cadena de producción, pues no llegan jóvenes a ocupar esos puestos. En 2015 se declaró terminada la política del hijo único, pero parece ser demasiado tarde.
Europa por su parte, a pesar de haber estimulado la inmigración de jóvenes provenientes de África y Oriente Medio, no ha solucionado la despoblación y, al contrario, ha traído otras implicaciones. Como muchos pertenecen a comunidades islámicas, no están dispuestos a integrarse a las culturas occidentales, lo cual ha producido un debilitamiento cultural de los países receptores y fuertes tensiones y choques. No se asimilan incluso después de tres generaciones viviendo en Europa.
Por lo anterior, la migración promovida por la ONU no ha sido realmente una respuesta adecuada. Ante esto, países como Polonia y Hungría han tomado rumbos opuestos y prefieren incentivar la natalidad de sus nacionales como una forma de mantener la población sin destruir sus tradiciones. Por esto, se les mira como países enemigos de los derechos humanos que no siguen las directrices globalistas.
¿Habrá futuro?
¿Hacia dónde nos lleva esta apatía mundial por tener hijos? Es claro que quienes no solo promueven, sino que exigen la disminución poblacional, tienen planes y conocen perfectamente cuáles serán los resultados.
Pero la mayoría de la población parece ignorar hacia dónde nos conducen.
Pero, no es difícil imaginar un mundo poblado de ancianos longevos, que estarán desamparados porque no hay suficientes jóvenes que produzcan y aporten para el sistema pensional.
Por otro lado, muchas fábricas tendrán que reducir o suspender su producción por falta de mano de obra. Y si nos fijamos en el campo, que está cada vez más despoblado, la crisis alimentaria no se hará esperar.
Por todo esto, es necesario crear conciencia de que, desde gobiernos progresistas, organismos autoritarios y medios de información con ideologías sesgadas, están llevando al mundo a un callejón sin salida.
Siempre se ha dicho la frase de que ‘los niños son el futuro del mundo’, pero si no se rectifican las políticas y mentalidades actuales, en realidad no habrá futuro. Los jóvenes actuales deberían pensar que, cuando estén ancianos, y el gobierno no pueda proveerles sus necesidades básicas, no serán las mascotas las que velarán por ellos.
Escrito por Carlos Morales G. Para VCSradio.net
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