Les traemos una historia de vida que se presentó en una conferencia de prensa en Washington D.C. Se trata de lo vivido por Cheng Peiming, el primer sobreviviente de la sustracción forzada de órganos en China. Conoce el más impactante testimonio y las acciones valientes en buscan justicia…
En la actualidad, en China se está llevando a cabo una de las persecuciones religiosas más crueles de su historia: la persecución a Falun Gong. Es inconcebible que en el siglo XXI se sigan cometieyitundo atropellos tan graves a la dignidad humana y, a pesar de miles de denuncias, esta situación parece no tener fin.
La persecución a Falun Gong comenzó el 20 de julio de 1999, cuando el número de practicantes de Falun Dafa en China había alcanzado los 100 millones. La causa de esta represión fue el creciente número de seguidores de esta práctica espiritual y el temor del Partido Comunista Chino (PCCh) a los principios rectores de Falun Dafa: Verdad, Compasión y Tolerancia. Siendo un régimen ateo y comunista, el PCCh percibió la fe de los practicantes, especialmente en tan gran cantidad, como una amenaza a su control y autoridad.
Dentro de este contexto, el Sr. Cheng Peiming sobrevivió milagrosamente a la sustracción forzada de órganos por parte de autoridades del régimen chino. Cheng denunció esta macabra experiencia durante una conferencia de prensa en Washington D. C. el 3 de julio de 2024, donde relató el infierno que vivió como valiente practicante de Falun Dafa.
Pero, ¿quién es Cheng Peiming y como sucedió la sustracción de órganos?
Cheng Peiming, oriundo de la ciudad de Jixi en la provincia de Heilongjiang, comenzó a practicar Falun Dafa en 1998. Cuenta que cuando la persecución contra esta práctica inició en 1999, fue arrestado cinco veces por realizar los ejercicios de Falun Gong.
En 2001, Cheng fue condenado a ocho años de prisión, durante los cuales soportó múltiples torturas y sufrió la sustracción de órganos no vitales.
Le pidieron que firmara un consentimiento para la cirugía, pero se negó. Sin embargo, seis guardias lo sujetaron y le administraron anestesia. La cirugía para extraer sus órganos fue realizada el 16 de noviembre de 2004. Esa mañana, fue trasladado al Cuarto Hospital de Daqing. Los guardias informaron a su familia que Cheng estaba enfermo y que podía morir, advirtiendo que la cirugía tenía una probabilidad de muerte del 80%.
Cuando recuperó la conciencia tres días después, Cheng vio que su tobillo derecho estaba esposado a la cama del hospital y tenía un goteo intravenoso en un brazo. Además, sus pies estaban entubados y le suministraban oxígeno por la nariz a través de otro tubo.
El 23 de noviembre, Cheng fue llevado de regreso a la prisión de Daqing. El 2 de diciembre, fue trasladado a la clínica de la prisión, donde un médico le retiró los puntos de sutura de la herida. Posteriormente, los guardias lo llevaron de regreso a su celda en una camilla.
Cheng expresó: “Tosía todos los días. Sentía dolor y entumecimiento en las costillas del costado izquierdo y no podía incorporarme. Aún hoy, el dolor en mi brazo izquierdo y en las costillas persiste, especialmente en los días de lluvia o cuando me canso. El dolor es insoportable.”
Un guardia permanecía a su lado sosteniendo una pistola. Un día, Cheng escuchó a la jefa de enfermeras decir: “He sido enfermera durante 30 años. Es la primera vez que veo un trasplante de órganos”. Fue en ese momento cuando Cheng se dio cuenta de que le habían extraído algunos órganos.
El 2 de marzo de 2006, la policía trasladó repentinamente a Cheng al Hospital Longnan en Daqing, donde un médico planeaba operarlo nuevamente. Ante esta noticia, Cheng decidió escapar en cuanto tuviera la oportunidad.
Después de que los guardias se fueran a dormir, alrededor de las 2 de la mañana, Cheng escapó del hospital a través de la escalera de incendios. Aunque supo que la policía lo buscó por toda la ciudad, logró huir de la provincia con la ayuda de otros practicantes de Falun Dafa.
El Ministerio de Seguridad Pública emitió una orden de arresto de clase B y ofreció una recompensa de 50.000 yuanes por la captura de Cheng.
Aunque inicialmente no comprendía bien lo que había sucedido en 2006, al leer en el sitio web Minghui sobre la sustracción forzada de órganos que el régimen chino practicaba contra los seguidores de Falun Dafa y otros prisioneros de conciencia, quedó aterrorizado y se dio cuenta de que fue un milagro haber sobrevivido a tan terrible experiencia.
“Me estremecía cada vez que recordaba mi experiencia en el hospital. Durante los dos meses siguientes, no me atreví a quitarme la ropa ni para dormir. Finalmente entendí lo que significaba la ‘cirugía de trasplante de órganos’ en el Hospital de Daqing en 2004”.
En 2015, Cheng logró escapar de China y alcanzó su sueño de llegar a Estados Unidos en 2020, donde recibió apoyo y fue acogido por el gobierno.
Los médicos estadounidenses realizaron una serie de estudios y confirmaron que, efectivamente, le habían extraído parte del hígado y del pulmón.
Médicos en EE.UU. han denunciado la sustracción ilegal de órganos en China, calificándola como una práctica que va contra la ética, tan brutal que debe cesar. Funcionarios de alto nivel también han declarado que el Partido Comunista Chino (PCCh) debe rendir cuentas y que todas las personas de buena voluntad deben condenar esta conducta reprobable.
“Vine a Estados Unidos para compartir mi trágica experiencia y exponer esta brutal persecución por parte del PCCh, especialmente el crimen de la sustracción forzada de órganos. Espero que más personas de buen corazón puedan reconocer la naturaleza malvada del PCCh, y pidan poner fin urgentemente a este atroz crimen de la sustracción forzada de órganos del PCCh”.
Qué ha hecho el gobierno estadounidense para defender la práctica de Falun Dafa?
El 25 de junio, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó la Ley de Protección de Falun Dafa (H.R. 4132), que condena la persecución a Falun Dafa por parte del PCCh, incluidos delitos graves como la sustracción forzada de órganos. La legislación también solicita sanciones contra los responsables de estos actos y exige que el PCCh ponga fin de inmediato a la represión.
Sam Brownback, exembajador especial de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, declaró: “¡La sustracción forzada de órganos sin consentimiento es una barbaridad absoluta y debe terminar! El Partido Comunista Chino debe ser castigado por estos actos incivilizados. También elogió la valentía de Cheng, quien ha dado un paso al frente y ha hablado”.
El abogado estadounidense Robert Destro, profesor de derecho y ex subsecretario de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo, escribió en su declaración: “Cuando me enteré de la historia de Cheng, le pedí a un miembro de nuestra Oficina para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico que investigara las afirmaciones hechas en su nombre y que examinara sus circunstancias.”
Robert Destro escribió en su declaración: “La sustracción forzada de órganos es una forma horrible de tráfico de personas. Hay mucha documentación que demuestra que esto ocurre con el patrocinio y el estímulo del Estado en la República Popular China. Todas las personas de buena voluntad deben condenarlo”.
Este Informe fue publicado en Minghui.org por Li Jingfei el 6 de julio de 2024
La cuestión es que a pesar de las miles de denuncias, esta situación parece no tener fin.
El testimonio de Cheng Peiming, quien sobrevivió milagrosamente a la sustracción forzada de órganos, es un reflejo impactante de la brutalidad del régimen. la experiencia de Cheng destaca la cruel represión y el uso inhumano de la sustracción de órganos contra los practicantes de Falun Dafa.
A pesar de las acciones valientes de personas como Cheng, la persecución continúa, y la comunidad internacional debe mantenerse alerta.
Es imperativo que la humanidad preste atención a estos crímenes de lesa humanidad.
Compartamos la información, apoyemos las iniciativas legales y trabajemos para sensibilizar a más personas sobre las atrocidades cometidas por el PCCh.
Solo con una acción colectiva y una condena firme podemos aspirar a poner fin a esta represión brutal y garantizar que la dignidad humana sea respetada en todo el mundo.
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