5:40 minutos. El emperador Justiniano construyó en Constantinopla la más grande basílica de la cristiandad. Pero hoy día es una grandiosa mezquita.
Santa Sofía, un templo al servicio de dos religiones
En la antigua Constantinopla, estratégico enclave en el estrecho del Bósforo, surgió hace más de 1.500 años una basílica que desde entonces ha irradiado su grandeza a dos continentes.
La actual ciudad de Estambul, fue fundada por los griegos en 667 a.C., con el nombre de Bizancio. En 330 d.C. el emperador romano Constantino el Grande la refundó, con lo que pasó a llamarse Constantinopla. Más adelante, se convirtió en la capital del Imperio Bizantino.
La basílica de Santa Sofía
Ya por esta época, el cristianismo se convierte en la religión oficial de la ciudad, y se comienzan a erigir diversos templos cristianos. En el año 532 d.C. el emperador Justiniano ordenó a dos grandes arquitectos, Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, la construcción de una basílica que superara todo lo hecho anteriormente. Así fue como, en un tiempo record de 5 años se levantó el templo, como hoy lo conocemos.
La basílica fue llamada Hagia Sophia, nombre griego para Santa Sabiduría, una de las insignias de Cristo. Con el tiempo, terminó siendo conocida como Santa Sofía, aunque no se trata de la nombrada santa.
En 1453, con la toma de Constantinopla por los turcos, la basílica se convierte en mezquita musulmana, y con el tiempo se le agregaron los 4 minaretes actuales. También se hicieron reformas internas, para adaptarla a la fe islámica.
Finalmente, en 1935 el gobierno turco decide convertirla en museo, situación que persiste hasta 2020, cuando se reabre nuevamente como mezquita, garantizando la conservación de los íconos cristianos.
Características constructivas
Uno de los mayores aportes de esta construcción es la fusión de diferentes tradiciones arquitectónicas, como las orientales de Mesopotamia, los elementos greco romanos y las técnicas paleocristianas. Posteriormente, adquiriría una connotación musulmana. En definitiva, Santa Sofía representa la máxima expresión del llamado arte bizantino.
La planta, con una dimensión de 70 por 75 metros., aglutina la tradición occidental de tres naves, con la oriental, que maneja el concepto de una gran cúpula central. Y es la cúpula, no solo el eje de todo el edificio, sino el elemento que ofrece mayor asombro para quien la contempla.
También le puede interesar:
- El coliseo romano, majestuosidad de la gloria y el terror
- Ciudad Perdida, la urbe más antigua de Colombia
Con un diámetro de 31 metros y una altura de 55 metros, la gigantesca bóveda se apoya sobre una base cuadrada, por medio de cuatro pechinas o elementos triangulares en los ángulos. Esta es la mayor innovación estructural, pues elimina el pesado tambor de soporte de las cúpulas romanas.
Adicionalmente, el domo tiene 40 nervaduras que ayudan a aligerar la carga; esto permite que en la parte inferior se abran unas ventanas que ofrecen una iluminación cenital. Procopio , historiador de la época, escribió sobre este detalle: “la cúpula no parece descansar sobre una obra maciza, sino como si cubriese el espacio, suspendida en el cielo por una cadena de oro”.
Por todas estas características, así como por su magnífica decoración interior, hoy perdida en gran parte, fue el templo cristiano más grande hasta la construcción de la Catedral de Sevilla en España, en 1520. Aún hoy día sigue siendo considerado uno de los más gloriosos ejemplos de la arquitectura religiosa.
Encrucijada de varios mundos
Como se dijo anteriormente, Santa Sofía representa el mejor ejemplo de la fusión de muy diversos pueblos, y tal vez el mejor ejemplo de esto es que durante casi mil años sirvió como sitio de adoración cristiana, y en los siguientes 550 ha servido a la religión islámica.
Pero, además, su construcción misma refleja la diversidad cultural; sus arquitectos hábilmente tomaron lo mejor de distintas civilizaciones para generar un avance prodigioso en la técnica constructiva.
Igualmente, la arquitectura románica, en la Edad Media, le debe mucho a Santa Sofía. Y por supuesto, las mezquitas construidas a partir de la toma de Constantinopla por los turcos otomanos, estuvieron muy influenciadas por este templo.
Es innegable que la basílica de Santa Sofía, como la misma Constantinopla, constituye un eje desde el cual se ha irradiado su grandeza, tomando elementos de muchas culturas, e influenciando también a muchas otras.
Escrito por Carlos Morales para VCSradio.net
Narración: Viviana Núñez
Tema musical: Pablo Lentini Riva-onclassical riva bach suite bwv-1008 6-gigue
Foto de portada: Panorámica nocturna de la basílica de Santa Sofía – Imagen: vedat zorluer en Pixabay
Si quiere encontrar más artículos como “Santa Sofía, un Templo al Servicio de Dos Religiones”, y muchos otros temas culturales de interés, visite nuestra sección Anécdotas de la historia, de VCSradio.net