La polémica rodea a los Juegos Olímpicos de París 2024 tras una ceremonia de apertura calificada de blasfema por grupos cristianos, resultando en detenciones y críticas sobre la represión en Francia.
La polémica en torno a los Juegos Olímpicos de París 2024 se ha intensificado tras la ceremonia de apertura, que ha generado una fuerte reacción de grupos cristianos. La ceremonia incluyó una representación que algunos han calificado de blasfema, en la que participaron transexuales y drag queens en una escena inspirada en la Última Cena. Esto ha provocado protestas, como la de la fundación CitizenGO, que organizó una campaña en París para defender el Cristianismo.
CitizenGO decoró un autobús con la inscripción “Detengamos los ataques contra los cristianos” y lo condujo por las calles de París. Sin embargo, la protesta resultó en la detención de siete personas y la prohibición de circulación del autobús por parte de la policía francesa. La organización expresó su indignación por lo que consideran un ataque a su fe y una falta de respeto hacia los cristianos.
Además, la ceremonia de apertura también ha sido criticada por no abordar otros problemas importantes que han rodeado a estos Juegos, como la salubridad de las aguas del Sena y las condiciones de las instalaciones para los deportistas. La situación ha generado un clima de tensión en París, donde algunos acusan a las autoridades de reprimir la libertad de expresión y defender únicamente ciertos grupos.
Esto nos hace reflexionar sobre un asunto preocupante en las recientes elecciones en Francia: la creciente tendencia a asociar el cristianismo con posturas de extrema derecha. También es importante recordar que Emmanuel Macron, quien tiene antecedentes en la banca, impulsó la legalización del aborto como un derecho constitucional, una acción que ha sido vista como sumamente controvertida y reveladora de su enfoque político.
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