6:20 minutos. La ubicación de la tumba de Gengis Kan es un misterio que ha persistido por milenios. En el siguiente artículo puede leer o escuchar por qué no puede ser hallada.
Por qué los arqueólogos no encuentran la tumba de Gengis Kan
La tumba del legendario Gengis Kan, el fundador del Imperio mongol, se ha constituido en un desafío para la arqueología a nivel mundial. Toda vez que han pasado ocho siglos desde su muerte y las expediciones emprendidas por los múltiples doctos en la materia para localizarla, han resultado infructuosas.
Al reto arqueológico se le anteponen, según se deduce de las investigaciones de los mismos estudiosos, dos motivos principales. Primero, el dogma cultural distintivo del pueblo mongol de mantener oculta a perpetuidad la ubicación exacta de la tumba. La tradición ancestral mongol cree que revelar el sitio de la tumba perturbaría el espíritu del emperador. Y profanaría el símbolo sagrado que para ellos constituyen las montañas. Por último, traicionarían el último deseo que manifestó Gengis Kan antes de morir. Que su tumba se ubicara en una zona cerca al lugar de su nacimiento, conservándolo oculto de manera eterna.
Segundo, el territorio donde se presupone está la tumba, llamado el mundo de los nómadas de Kazajstán, corresponde a la extensa región de las montañas Burkhan Khaldun. En el extremo occidental mongol, cerca de las fronteras con China y Rusia, al noreste de la capital, Ulán Bator. Se trata de terrenos inexpugnables tanto por su extensión como por su difícil acceso.
Ahora bien, los mongoles, durante los siglos XIII y XIV, configuraron lo que se definió como el gran Imperio Mongol de la estepa o de Asia Central. Reconocido históricamente por ocupar el segundo lugar, en la lista de los imperios que se expandieron y abarcaron el mayor territorio contiguo. Se estima que su extensión llegó a alcanzar 33 millones de kilómetros cuadrados. Ocupando gran parte de la estepa euroasiática, incluyendo los territorios de la tundra siberiana.
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Los logros de Gengis Kan
Temuyín (1162 – 1227), el verdadero nombre de Gengis Kan, fue declarado en 1206 por las tribus mongolas como el Gran Gengis Kan, emperador de todos los hombres, tras haber unido los pueblos nómadas de la estepa en torno a su liderazgo. Después de esta unificación, conforma una hueste de diestros jinetes arqueros. Bajo una disciplina táctica de guerra, con la cual aseguró su objetivo de conquistar los extensos territorios ocupados por poblaciones sedentarias. De ahí que pasa a la historia como el símbolo del aguerrido jinete mongol avasallador de pueblos.
No obstante, a Gengis Kan también se le atribuye la proeza de fusionar y armonizar en un corto período de tiempo un imperio integrado por dos culturas tan disímiles como lo fueron la cultura del pueblo nómada mongol y la de los pueblos sedentarios conquistados.
Por otra parte, y para ir cerrando el tema, entre las diversas expediciones arqueológicas organizadas para la búsqueda de la tumba de Gengis Kan, que involucran países como Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, China y Turquía, se señalan:
La investigación de Maury Kravitz (1932 – 2012), abogado finlandés, estudioso de la historia de Mongolia. En el 2001 junto con el historiador John Woods lideraron una expedición que dio como resultado el hallazgo de 20 tumbas a unos 350 kilómetros de Ulan Bator. Los análisis del hallazgo confirman que ninguna de estas pertenecía a la tumba de Gengis Kan.
La expedición liderada por el arqueólogo francés Pierre-Henri Giscard entre el 2015 y 2016. En esta ocasión se recurre a la tecnología de punta no invasiva a través del uso de drones para examinar la zona. En el área de la cima de la montaña de Burkhan Khaldun identifican un montículo de 250 metros de largo, de origen humano similar a las tumbas imperiales chinas. Pese a que el hallazgo arroja evidencias factibles, el mismo Giscard no se atreve a establecer que ésta corresponda a dicha tumba.
Por último, la expedición financiada por la National Geographic Society, dirigida desde el 2010 por el arqueólogo norteamericano Albert Yu-Min Lin. Con base en los anteriores hallazgos y con el acompañamiento de registros satelitales, logra realizar un mapeo minucioso de la zona e identificar restos arqueológicos asociados a la tumba. Pero sin las evidencias suficientes para concluir que el hallazgo corresponde al del emperador.
Así que la búsqueda continúa y la localización de la tumba sigue siendo una incógnita por descifrar. Pero también cabe la pregunta de si realmente es de alguna utilidad este posible hallazgo. Ante el hecho de que, lográndolo, estaríamos violando el último deseo del magno guerrero, uno de los más grandes de la antigüedad. Tal vez, lo mejor sea decir: Descansa por siempre en tu desconocida tumba, insigne Emperador Gengis Kan.
Escrito por Patricia Morales Galvis para VCSradio.net
Narración: Liliana Fonseca
Música: Bounty Hunter – [ Ethnic Arabic Mongolian Music]
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