En China, las mujeres uigures son esterilizadas, despojadas de sus hijos, violadas, obligadas a casarse con hombres de otra etnia, y en miles de casos, asesinadas. ¿Por qué no son defendidas por las feministas cuando por cosas insignificantes arman defensas férreas en occidente?
Campaña de internamiento
Desde 2017, el régimen chino comenzó lo que llaman ‘campaña de internamiento’, con ‘equipos de trabajo en aldeas’, para purgar la etnia uigur, asentada en la región de Xinjiang. De acuerdo a Bitter Winter, estos son campos de concentración, pero, el gobierno chino afirma que el objetivo es el de ‘combatir el terrorismo y el extremismo religioso’. En realidad, se trata de un esfuerzo por erradicar la cultura uigur, en especial su religión.
De hecho, el gobierno chino comunista, por su filosofía atea, siempre ha considerado a las diferentes religiones como una amenaza potencial a su régimen, y la etnia uigur, siendo musulmana, es de especial preocupación. Así mismo, el régimen creó políticas para ‘impedir el extremismo’, que les permiten violar los derechos, y usar instrumentos de asimilación cultural. En este contexto, las mujeres se convierten en el instrumento ideal para lograr sus objetivos de exterminio étnico.
Tácticas para acabar con la estirpe uigur
A las mujeres uigures se les aplica un control natal estricto, se les obliga a abortar y algunas son esterilizadas. De hecho, según Infobae, la tasa de natalidad de los uigures en China cayó más del 60% entre 2015 y 2018”. Los hijos pequeños son alejados de sus madres y llevados a orfanatos estatales. Separadas de sus esposos, las mujeres se convierten en presas fáciles de violaciones sexuales por parte de sus captores.
Así mismo, para terminar con la estirpe uigur, a las mujeres jóvenes se les fuerza a casarse con hombres chinos de la etnia han, para que no tengan más bebés uigures y lentamente desaparezcan las generaciones de su etnia; es un genocidio sistemático.
Además, con cinismo abierto, las autoridades chinas dicen aplicar con las mujeres uigures la liberación sexual de occidente, para ‘darles un entorno de igualdad’. Pero, debido a su fe musulmana, esta es una libertad que las mujeres no desean. No quieren el estilo de vida moderno. Esta presión es un atropello contra la libertad de creencia. Si las mujeres no asumen estas imposiciones, se las clasifica como extremistas religiosas.
Indiferencia del movimiento feminista
Ante todos estos vejámenes llevados a cabo por el mismo gobierno chino, las voces de las abanderadas por la defensa de los derechos de las mujeres, o movimiento feminista, brillan por su ausencia. Esta guerra contra los uigures es también una guerra contra las mujeres.
Normalmente, el movimiento feminista, analiza minuciosamente cada política, cada caso legal para encontrar abusos contra las mujeres y organizan grandes y agresivas manifestaciones en su defensa. Entonces, ¿por qué no dirigen sus voces directas a gobiernos abusivos como China, que realizan hechos aberrantes contra las mujeres uigures? O, ¿es que su lucha solo es interesante en occidente?
Al observar estas realidades, vemos que el feminismo representa a las mujeres solo cuando les conviene políticamente, no le incumben las mujeres, sino su “movimiento”. Es triste ver su hipocresía e incoherencia, cuando hacen caso omiso de los cientos de femicidios en la etnia uigur. No protestan contra China tal vez porque comparten el objetivo de destruir al capitalismo y a la civilización occidental. El movimiento se ha convertido en política pura.
Mientras tanto, miles de mujeres uigur están viendo cómo su dignidad humana, cultura, religión e identidad étnica desaparecen día a día sin que pase nada. Todos parecen olvidar que, si se destruye la esencia de la mujer, peligrará toda su descendencia, hasta llegar a la extinción de su etnia; todo producido por un genocidio cultural que a nadie le importa.
Editorial Vcsradio
Fuentes: es.bitterwinter.org e Infobae.com