En 1998, yo padecía una condición de salud bastante incapacitante. Estaba tan mal que tenía que permanecer acostada sobre cojines, en el piso porque no soportaba el colchón. Para todas mis necesidades requería de la ayuda de mi familia y me convertí en una carga muy pesada. A pesar de tomar toda clase de medicamentos, mi salud no mejoraba. Estaba desesperada por no poder encontrar la cura.
Un día, mi hija trajo a casa una compañera de clase y tan pronto él me vio postrada en el piso dijo que la práctica de qigong llamada Falun Gong podía ayudarme a mejorar, porque era una técnica milagrosa que curaba enfermedades graves y brindaba gran bienestar. Le dijo con entusiasmo:
“Mi hermana sufría un dolor crónico en las piernas. Aunque buscó tratamiento médico durante mucho tiempo, no mejoraba. Pero en cuanto empezó a practicar Falun Dafa, su dolor de piernas le desapareció”
Mi hija desanimada le recordó que yo no podía hacer los ejercicios porque ni siquiera podía levantarme del piso, entonces ella dijo: “Falun Dafa también tiene libros. Tu madre puede empezar por leer los libros”.
Recomendó leer el libro Zhuan Falun. Él mismo me prestó una copia del libro. Al principio dudé en leerlo pues estaba tan incapacitada que no creía poder sostener el libro, además de que yo no creía en cosas de milagros.
Sin embargo, ante la insistencia de mi hija, accedí a leer el libro después de tomar la dosis correspondiente de medicina. Desde el principio la lectura atrapó mi atención y estuve leyendo hasta muy entrada la noche, cuando me quedé dormida con el libro en las manos.
Cuando me desperté la mañana siguiente, seguí leyendo el libro y no me di cuenta que el dolor había desaparecido. Estaba tan absorta en la lectura como para descubrir que ya no tenía enfermedad. Cuando me levanté, me sentí llena de energía, sin ningún dolor, como si hubiera vuelto a nacer. Ya no necesitaba tomar más medicamentos. Recordé que la última dosis la había tomado justo antes de comenzar a leer el libro. Realmente es un libro prodigioso.
Desde hacía mucho tiempo no me levantaba del piso y esa mañana no solo me levanté, sino que estuve limpiando toda la casa. Mi familia quedó sorprendida al ver el cambio en mi estado de salud. Todos estábamos muy agradecidos con Dafa. Desde ese momento comencé a practicar y a leer el libro diariamente.
La vida familiar se recuperó porque yo pude retomar mis actividades de la casa y volver a comenzar con mis negocios. La estabilidad y economía familiar se mejoró enormemente.
A pesar de la felicidad que mi salud producía en todos, mi esposo quien sufría de un dolor crónico, se reusaba a practicar y a leer. Pero un día tuvo una experiencia sobrenatural que transformó su vida y lo hizo decidir practicar.
Mi esposo tiene una visión que lo impulsa a practicar Falun Dafa
Un día, en mayo de 2000, mi esposo vio un hombre que le dijo que le dijo: “La gente que practica Dafa se irá en diciembre”. Por supuesto, él no entendió nada. Cuando regresé me contó, yo le mostré una foto del Maestro del Falun Gong que estaba en el libro para ver si era él quien se le había presentado. No lo reconoció, pero cuando oyó su voz en las grabaciones de las conferencias, dijo que sí era Él.
Le expliqué que el Maestro estaba invitándolo a practicar para que también pudiera irse con todos los practicantes de Dafa. En diciembre significa, ‘al final de los tiempos’ o sea cuando todo termine. Le pregunté: “¿Quieres irte o quieres quedarte?” Me contestó: “Yo también quiero irme”. “Entonces empieza a practicar”, le dije. Él contestó” De acuerdo, comenzaré mi práctica”.
En pocos días mi esposo dejó dos de los vicios más fuertes que tenía de toda la vida: fumar y beber alcohol. Fumaba más de dos paquetes de cigarrillos al día. Con la colilla de uno prendía el otro, aun así, pudo dejar de fumar.
También tuvo la convicción de rechazar categóricamente todas las invitaciones a beber que recibía de sus amigos y sobrinos. Se sentía libre de ese vicio y jamás volvió a tomar ni una copa.
Así mismo, mi esposo pudo dejar de tomar analgésicos para el dolor, pues los dolores desaparecieron y ya lleva 20 años sin tomar ninguna pastilla. Ahora, que ya tiene 80 años camina con energía. Los amigos de mis hijos dicen que caminamos “como si fuéramos jóvenes”.
Mis hijos también son testigos de los milagros de Falun Dafa
Nuestros hijos han sido testigos de nuestro proceso de transformación y sanación, por eso también tienen firme fe en el poder de Dafa. Por ejemplo, durante la pandemia de 2020, mi hijo mayor de repente se sintió mal. Tenía dolores corporales y le subió la fiebre. Pidió a su esposa e hija que se quedaran en otra habitación para no contagiarlas. Luego recitó “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, una y otra vez. Aunque no pudo dormir en toda la noche, continuó recitando las frases aturdido. A la mañana siguiente, la temperatura de su cuerpo era normal y se recuperó por completo después del desayuno. Todos nuestros hijos saben que Falun Dafa es parte de nuestra esencia.
Falun Dafa nos ha traído tanta alegría y felicidad. Nos ha dado una nueva oportunidad de vida y nos ha ayudado a ser mejores personas. Estamos muy agradecidos por la práctica de Falun Dafa y continuaremos cultivándola por el resto de nuestras vidas.