6 minutos de lectura. Por décadas, el Partido Comunista Chino ha estado llevando la persecución a los disidentes a todos los rincones del mundo. Pero cada día se puede comprobar que su ansia de poder no tiene límite.
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Recientemente se hizo pública la noticia sobre las estaciones de policía que el régimen comunista de China ha instalado en 30 países. Esta noticia ha pasado relativamente desapercibida en los medios internacionales. Pero no por eso deja de ser inquietante.
Desde cuando el Partido Comunista Chino, PCCh llegó al poder hace más de 70 años, ha perseguido sin piedad a quien ose enfrentarlo. Las purgas, persecuciones y manejos arbitrarios de la economía convirtieron a Mao Zedong en el mayor genocida del siglo XX.
Sin embargo, después de su muerte, aunque se redireccionaron muchas de las políticas comunistas, el PCCh nunca cedió el control político. Una y otra vez se ha perseguido sin cesar a disidentes políticos, objetores de conciencia, líderes y seguidores religiosos y todo aquel que fuera considerado un peligro para la supervivencia del régimen.
Esto ha convertido a China en un estado mafioso, en el cual solo hay una línea de pensamiento, y quien la traicione o la contradiga, es un enemigo para perseguir implacablemente.
Como consecuencia, los “centros de reeducación”, conocidos en occidente como centros de lavado de cerebro, están llenos de prisioneros que languidecen y mueren sin que sus familias conozcan su verdadero destino.
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Ahora bien, esta represión es solo una parte de la política del PCCh de ‘tener un control absoluto de la población’. Todo es parte del adoctrinamiento a los ciudadanos, para que reconozcan al Partido como un ente omnipotente en el país.
A medida que el régimen chino se hace más poderoso en el mundo, sus ansias de control crecen proporcionalmente.
Pero a pesar de su enorme atrevimiento, la noticia sobre la existencia de por lo menos 54 estaciones de policía instaladas en 30 países, no deja de ser sorprendente.
Tales estaciones operan camufladas como supuestas oficinas que ofrecen servicios consulares a los residentes chinos en tales países. Pero se ha comprobado que su verdadera misión es la de repatriar forzadamente a quienes, según el régimen, han cometido delitos en China.
Teóricamente, esto se hace como parte de las operaciones ‘Skynet’ y ‘Fox Hunt’. Estas, buscan traer de regreso a delincuentes que tienen deudas pendientes con la justicia.
La prensa oficial china dice que, mediante estas operaciones, entre abril de 2021 y agosto de 2022 se logró la repatriación de 230.000 de tales acusados.
Pero, como es costumbre para el PCCh, los métodos no tienen nada que ver con el respeto a los derechos humanos. Tampoco al cumplimiento de los protocolos jurídicos internacionales.
La organización de derechos humanos, Safeguard Defenders, ha revelado en un informe cómo tales estaciones de policía realmente se ocupan de identificar a los sospechosos requeridos en China. Una vez hecho esto, los convocan a reuniones. En ellas se les amenaza con la presencia de familiares, quienes pagarán las consecuencias si se niegan a regresar a su país.
Pero no solo ese tipo de amenaza es utilizada. También le niegan la escolaridad a los hijos o parientes, les demuelen sus propiedades, o se les retira la seguridad social. Todo esto, antes de ser procesados y condenados. Cualquier método de coacción es considerado válido, con tal de alcanzar el objetivo buscado.
Las mencionadas estaciones operan, hasta donde se sabe, desde la ciudad de Fuzhou en la provincia de Fujian y el condado de Qingtian en la provincia de Zhejiang. Pero se cree que puede haber otras en operación desde otras ciudades, lo cual llevaría a creer que son más que las 54 conocidas.
De estas, la mayor cantidad se encuentra en España, con nueve. Pero también están establecidas en varios países de Europa, en Canadá y una en Nueva York. En Latinoamérica se ubican en Argentina, Chile, Brasil y Ecuador.
Una de las grandes inquietudes que dejan estas llamadas estaciones de policía es que se estén empleando para perseguir disidentes u objetores de conciencia. Ya existen antecedentes de que el régimen chino no duda a la hora de reprimir a quienes se oponen al gobierno, sin importar el lugar del mundo en que se encuentren.
Ya un grupo de 21 legisladores de la Cámara de Representantes de EEUU manifestó su preocupación por la injerencia del gobierno chino en la soberanía norteamericana, con este tipo de actividades ilegales.
Pero lo que realmente nos deja con una gran preocupación es ver el cada vez mayor alcance del gobierno del PCCh para crear mecanismos de control en cualquier país, sin que surja una verdadera alarma por estos actos.
A medida que, desde la sede del gobierno en Beijing aprecian que pueden tomarse más libertades, no dudan en extender sus largos tentáculos a lo largo del mundo.
Cada vez existe más la certeza de que la meta final del régimen chino es la de aprisionar a todo el mundo en un estrecho abrazo que, finalmente, pueda ahogar todas las libertades.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Foto: Asianews
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