El pasado 26 de abril el senador Petro dijo en su twitter: ¿’Que no quieren aglomeraciones de gente protestando? Entonces, es fácil: retiren la reforma tributaria’. O sea que el objetivo del paro era tumbar esa reforma. Pero el gobierno la retiró y las protestas siguieron. Entonces, ¿qué es lo que él busca realmente?
Para nadie es un secreto que el senador Petro tiene aspiraciones presidenciales para 2022, y ya comenzó a hacer campaña para presentarse como el salvador de Colombia.
Es obvio que Petro estaba esperando que Duque cometiera algún error para atacar con todo y la impopular reforma tributaria, presentada en el peor momento, le llegó como caída del cielo; así comenzó a impulsar sus intereses políticos.
Para aprovechar la ocasión no le importó promover manifestaciones en este momento de altísimo riesgo por el pico de la pandemia.
Cuatro días después del inicio de las protestas, Duque retira la reforma, pero Petro no llamó a la calma como había prometido en su Twitter, sino que continúo con mayor ahínco impulsando a la gente a salir a las calles.
Una vez más, Petro mintió, no fue consecuente con sus promesas, solo mostró la faceta de agitador y propiciador del terrorismo. Su objetivo real: producir caos y muerte para culpar de todo ello a la llamada “clase dirigente”, y tomar las banderas de la lucha contra el ‘régimen’.
Hasta el momento van al menos 24 muertos y 89 desaparecidos, según reporte de la Defensoría del Pueblo. Además, confirmó 800 heridos, de los cuales 494 son policías y 306 civiles.
Esta cifra provoca un claro interrogante: ¿por qué las ONG y organismos como HRW, OEA y ONU solo hablan de los civiles atacados, pero no mencionan las agresiones a la fuerza pública, que dejan más muertos y heridos? ¿Acaso para un ciudadano con uniforme no aplican los derechos humanos?
Están soplando las brisas bolivarianas…
Es inevitable pensar que estas manifestaciones y su violencia brutal son la continuación de las promovidas en noviembre de 2019 por el presupuesto universitario, que a su vez concordaban con las iniciadas en Ecuador y Chile.
Lo que vemos desde afuera no son vándalos infiltrados, es terrorismo real para desequilibrar las instituciones, crear caos, terror y desesperanza. Hasta el alcalde izquierdista de Cali dijo que el vandalismo desatado en su ciudad era premeditado.
Es fácil ver que se trata de cumplir con el objetivo acordado por líderes comunistas en el Foro de Sao Paulo, de desestabilizar la región antes de las elecciones para buscar la toma del poder. A esto Diosdado Cabello, lo llamó ‘brisas bolivarianas’.
Si analizamos un poco, vemos que las ‘brisas bolivarianas’ tienen una agenda organizada en Colombia: desde 2019 protestas por el presupuesto universitario, asesinatos de líderes sociales, presencia de la minga indígena y ahora terrorismo por la reforma tributaria. Es un proceso, igual que el sucedido en Venezuela, que apunta a sustituir al gobierno debilitado, por el socialismo.
Autoridad disminuida
Desafortunadamente el presidente Iván Duque no reacciona aun ante los más de 500 policías heridos, 42 estaciones de Transmilenio completamente destruidas, atentados contra el metro de Medellín, el inminente desabastecimiento de Cali, etc.
Y para agravar la situación, en Bogotá, mientras la policía trata impotente de contener los actos vandálicos, la alcaldesa López da la espalda a la fuerza pública acusándola de ‘excederse’, sin importarle la impunidad por las enormes pérdidas causadas a manos de grupos terroristas.
A su vez, el senador Petro, rival político de la alcaldesa, la acusa de ser débil ante las acciones policiacas, pero eso sí, ambos consideran a los policías como enemigos del pueblo, personas que todas las mañanas salen a su trabajo, sin saber si regresarán vivos o no.
Qué hacer entonces…
Por fortuna, hay personas que no se dejan manipular. Este lunes en Cali miles de voces gritaron ‘¡Fuera Petro!’, pero este no es el común denominador.
Sabemos que los jóvenes son sensibles a los problemas sociales y quieren soluciones inteligentes. Pero deberían pensar un poco más, leer un poco más de historia y de la evolución de de las sociedades para no dejarse movilizar como idiotas útiles de incitadores que solo trabajan para sí mismos y que ni siquiera salen a marchar. ¿Cómo no se han dado cuenta de su oportunismo?
Deben ver los millones de venezolanos desamparados que recorren el continente a pie, ellos son testigos mudos de los beneficios mentirosos de las políticas que proponen oportunistas como Petro.
Hay muchas formas de resolver los problemas en Colombia. Pero, definitivamente, no es con el odio y la división del pueblo. ¿Y la violencia? ¿60 años de terrorismo guerrillero no fueron suficientes?
Editorial VCSradio.net