6 minutos de lectura. Xi Jinping tiene su propia y curiosa forma de entender los derechos humanos, totalmente diferente de occidente, combinando las doctrinas de Marx y Engels con la espiritualidad de Confucio y Mencio.
Durante la reciente visita a China de Michelle Bachelet, comisionada de la ONU para los derechos humanos, Xi Jinping expresó una curiosa versión de lo que significan los derechos humanos para el PCCh.
De acuerdo con el artículo publicado el pasado 15 de junio en el medio chino Qiushi, el líder chino marca una gran diferencia entre lo que se entiende por derechos humanos en China y en occidente.
Según él, el mundo occidental ha aplicado una versión burguesa de los derechos humanos. En ella no se prioriza la necesidad de velar por el bienestar de todos los ciudadanos. En consecuencia, priman el racismo, la xenofobia y la diferencia entre pobres y ricos.
Aparentemente, esto es porque en occidente se da prioridad a la libertad individual y de pensamiento, de expresión, de asociación y de religión. De acuerdo con Xi, esto obstruye la necesidad de los más desamparados de huir de la pobreza.
Todo esto fue percibido por Marx y Engels, quienes denunciaron la hipocresía de la doctrina europea que, según ellos, solo ahondaba las diferencias sociales y conducía a más miseria para la clase obrera.
Algunos países comunistas trataron de enfrentar, sin demasiado éxito, el dilema que se presentaba entre las dos opciones a seguir.
Pero el Partido Comunista Chino, PCCh, encontró la solución perfecta y según Xi Jinping, gracias a eso, se ha llevado felicidad y prosperidad a todo el pueblo chino. Esta es la razón del por qué el régimen comunista ve como una algo maligno que occidente lo critique por el exagerado atropello a los derechos humanos.
La fórmula mágica china para dar felicidad a su pueblo, es una mezcolanza entre las ideas de la tradición milenaria china y las teorías marxistas. Utiliza frases como “amar a los demás es grandioso”, de Confucio, “Ganar personas para el mundo es benevolencia”, de Mencio, o “Amaos los unos a los otros” de Mozi.
Para Xi no es importante el abismo cultural existente entre, Confucio y Marx. Mucho menos, que Mencio o Monzi tenían ideas opuestas a los postulados comunistas.
Parece que tampoco recuerda que estos ilustres sabios en quienes ahora se apoya, formaron parte de los considerados enemigos del pueblo en la eliminación de los llamados “cuatro viejos” durante la Revolución Cultural comunista de los años 60 y 70. Estos cuatro viejos eran: las viejas Costumbres, la vieja Cultura, los viejos Hábitos y las viejas Ideas. Todas perseguidas y casi exterminadas.
Sin embargo, contradecirse y ser incoherente es algo que al PCCh no le importa, cuando esto le sirve a sus intereses en determinado momento. Lo que ayer fue perseguido y difamado, hoy es alabado porque les conviene una imagen bondadosa.
Sin profundizar demasiado el pensamiento de esos filósofos y pensadores, el PCCh toma como bandera las ideas obvias de “amor al pueblo” o la “felicidad de amar a la gente”, algo que nadie puede decir que es malo, para justificar una cuestionable política de estado.
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De acuerdo con Xi, el énfasis de la defensa del pueblo está puesto en “el derecho a la subsistencia y el derecho al desarrollo como primera prioridad”. Para tal fin, los demás derechos, pasan a un segundo plano.
La prosperidad actual de China, Xi la atribuye a esta filosofía oportunista. Aunque no da cifras que demuestren esto, él asegura que, China ha logrado dejar atrás la pobreza a la vez que ha alcanzado un alto grado de desarrollo.
Por supuesto, cuando se elogia la filosofía de China no se toma en cuenta que el avance social ha requerido algunos sacrificios de los burgueses.
Tampoco parece importante que no exista libertad de expresión
Ni importan tampoco los campos de reeducación, a los que Xi llama “centros de capacitación vocacional”, donde destruyen la cultura de uigures y encarrilan a los disidentes.
Tampoco les interesa que las religiones sean manejadas por el gobierno ateo comunista, para obtener la prosperidad.
Y por supuesto, ni mencionar los atropellos cometidos en los centros de reclusión, donde se les extrae los órganos a prisioneros de conciencia mientras están vivos, como lo hacen con los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong.
Es obvio que, este oportunismo ideológico está emparejado profundamente con su propia supervivencia. Los derechos de los pueblos pueden ser moldeados según lo requiera el Partido. Si hay que reprimir, abolir las libertades, destruir la cultura o, peor, ajustarla a la ideología comunista, todo ello se hará sin titubear.
Para una mente inquisitiva, los derechos humanos abarcan todo lo aquí mencionado. El ideal de cualquier sociedad es buscar el bienestar de todos, así como la supervivencia digna. Pero, la consecución de estos objetivos jamás justifica la alienación mental de la gente, ni el genocidio ni la destrucción de las culturas.
Porque ser todos iguales ante el gobierno no implica que todos deban tener un pensamiento único, dictado por ese gobierno. Tampoco la prohibición de creencias individuales, sean religiosas o culturales.
Mientras tanto, con la distorsión y manipulación de las antiguas filosofías sagradas del pueblo chino, se justifica la represión en la cual vive ese pueblo. Y como siempre, occidente prefiere mirar para otro lado. Así como lo hizo Bachelet en su visita reciente.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Fuente:
Massimo Introvigne. (6 de junio de 2022). Xi Jinping explica la teoría del PCCh sobre los “derechos humanos” con Marx y Confucio. Revista Bitter Winter. https://bitterwinter.org/xi-jinping-explains-ccp-theory-of-human-rights/
Foto: Wkimedia Commons
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