Lao Zi escribió el Tao Te Ching, un texto sagrado que lleva gran sabiduría. Cada vivencia del diario vivir, le servía para brindar una profunda enseñanza a sus estudiantes:
Un día, mientras Lao Zi daba un paseo matutino, vio a un vendedor de peonías, una bella flor que adornaba los jardines imperiales de la época, y era muy abundante en su pueblo natal.
El mercader ofrecía esquejes de peonías, pero éstos no eran de esta flor sino de otra planta llamada ramio.
El vendedor dijo a los clientes palabras bonitas: este esqueje es de una peonía color rosa, sus colores son vibrantes y perfuma la habitación. Su flor es tan grande como una maceta, ¡es muy bella, es la reina de las flores!
Lao Zi escuchó estas palabras bellas y compró un esqueje. Cuando regresó a casa la plantó con cuidado en el jardín.
Al poco tiempo aparecieron las primeras hojas verdes. Esperó pacientemente a que brotaran las peonías pero, lógicamente, esto no sucedió, pues era una planta de ramio, ¡Había sido estafado!
En la primavera del año siguiente nuevamente llegaron los vendedores de esquejes de Peonías, los mismos que lo habían engañado.
Esta vez Lao Zi preguntó: ¿lo que vendes son realmente peonías? La respuesta del vendedor fue breve y ruda: ¡solo tengo estas plantas y todas son peonías, si las quieres cómpralas, si no, no las compres.
A Lao Zi le resultó extraño que esta vez el vendedor no alabó a sus plantas. Al final compró una y regresó a su casa para plantarla. Diez días después apareció un brote verde, más tarde floreció con más de 10 flores grandes y hermosas, esta vez era una peonía de verdad.
Cuando escribió su libro Tao Te ching Lao Zi les dijo a todos:
“Las palabras verdaderas no son bonitas; las palabras falsas son bellas. Las palabras buenas no son persuasivas; las palabras que no son buenas, son persuasivas”.
Aquí se puede ver que cuando se habla mentira, la gente trata de ocultarla usando palabras bonitas y ensalzando para que los oyentes le crean.
En nuestra vida, las palabras sinceras que buscan nuestro bien, no siempre son bellas, y las palabras bellas no siempre son sinceras, pues suelen ser solo zalamería.
Normalmente, la gente que nos ama de verdad, es quien habla con franqueza y no utilizan palabras bellas, sino verdaderas.
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Relato adaptado para https://vcsradio.net/
Narración, César Múnera
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