
En Navidad, incluso las pequeñas arañas nos enseñan que la magia del amor y la unión puede transformar lo simple en algo extraordinario.
La Navidad había llegado a Alemania y cómo no, también a un pequeño pueblo escondido entre las nevadas y frías montañas.
Como cada año, todos sus habitantes se disponían a celebrar las fiestas en familia. Eran días especiales y las casas tenían que estar relucientes, así que se preocupaban por limpiar detalladamente todos los lugares y pintar las fachadas de sus hogares y alegrarlos con la preciosa decoración navideña.
Sucedió que en una de esas casas habitaba un grupo de arañas de patas largas y cuerpo delgado, de esas feúchas, pero totalmente inofensivas. Siempre permanecían escondidas en una esquina del comedor, ocultas tras un armario de madera con tiradores de bronce. Aquí llevamos viviendo varias semanas y el sitio que hemos escogido ha sido bastante acogedor y seguro. Dijo la araña anciana.
Habían tejido sus resistentes e incontables telarañas y hasta el momento habían permanecido intactas.
No contaban con que: ¡Escuchen todas… es urgente que estemos atentas, la dueña está dispuesta a que su casa sea la más limpia de todas para celebrar la navidad, aparecerá de un momento para otro con la escoba, paños y esponjas! ¡Corremos el peligro de ser destruidas! Exclamó la araña líder de la manada.
Desafortunadamente, eso fue lo que sucedió, unos pasos firmes les anunciaba que se estaba acercando. ¡Debo mover estas pesadas mesas y sillas, también las estanterías, armarios y los muebles, para barrer y limpiar hasta la última mota de polvo! Dijo la mujer, poniendo manos a la obra.
Las arañas, por suerte, se dieron cuenta a tiempo de que se dirigía a su esquinita: ¡Pongamos muestras patitas en acción y corramos rápidamente antes de ser arrasadas por el implacable cepillo de la escoba! Agregó la más rápida de todas.
Se ocultaron en una viga del techo y desde allí vieron atentamente cómo la señora hacía desaparecer las telarañas que tanto trabajo les había costado fabricar.
¡Ayyy qué lamentable, nos han derrumbado nuestros hermosos tejidos! Susurro una de las más pequeñas.
Llegó el día 24 de diciembre y desde su escondite, vieron a la familia reunida en el salón para montar un precioso árbol de Navidad. ¡Miren que hermoso quedó, con esos lazos de muñequitos de madera. Exclamo la más alegre de las arañas.
Cuando terminaron, padres e hijos disfrutaron de una deliciosa cena y cantaron villancicos hasta bien entrada la noche. Sobre las dos de la mañana, todos se fueron a dormir.
Las arañitas estaban deseando ver ese precioso árbol más de cerca, así que cuando en toda la casa reinó el silencio. ¡Vamos, bajemos por la pared y trepemos ágilmente por las ramas del abeto con mucho cuidado porque sus puntudas ramas nos pueden pinchar la barriga! Dijo la más intrépida.
Disfrutaron muchísimo recorriendo el arbolito navideño, deslizándose por sus adornos y sintiendo las cosquillas de las piñas en sus tripas. Iban de aquí para allá soltando hilos de seda y al final, tanto se movieron, que el árbol quedó cubierto por una enorme telaraña.
Ni se enteraron de que por la chimenea apareció Santa Claus, que venía a dejar los regalos a los niños. Al acercarse al árbol… ¡Pero si esta todo lleno de arañitas, no se pueden ver los adornos están cubiertos por una grande y tupida tela de araña gris! Manifestó Santa Claus muy enternecido.
Sintió cariño por esos bichitos que tan bien se lo estaban pasando
Ho ho ho ¡Al fin y al cabo, para ellas también es Navidad!
Sonriendo les preguntó: ¿Quieren quedarse para siempre viviendo en este árbol? ¡Sí, señor Santa! Contestó entusiasmada la más alegre. Santa Claus tocó el árbol y se hizo la magia: las arañitas se convirtieron en preciosos adornos dorados y las telarañas, en brillantes guirnaldas e hilos de plata que embellecieron y dieron luz al árbol de Navidad.
Desde entonces muchos alemanes decoran con largas cintas plateadas sus árboles y no se olvidan de comprar un adorno con forma de arañita, en recuerdo a esta hermosa leyenda.
Para esta fecha, con lo mucho o poco que se tenga, se puede celebrar la navidad compartiendo felizmente las tradiciones y buenas costumbres en medio de la unidad familiar.
Adaptación de VCSmedia.net a la leyenda alemana: Las arañas de navidad, publicado en mundoprimaria.com
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