En la antigüedad los alimentos naturales como las frutas y verduras se consumían con gran abundancia, se tenían endulzantes naturales como la miel, estebia, caña de azúcar entre otros.
La arepa de maíz y el envuelto eran parte del desayuno, los granos y la avena en forma natural sería el menú por largo tiempo. Lamentablemente, se fue desplazando está sana y buena forma de alimentación por los tres venenos blancos, que en forma voluntaria hemos dejado entrar en los hogares, llevando consigo las consecuencias palpables para esta generación.
Azúcar
Cuando esta sustancia ingresa al sistema digestivo, se descompone en glucosa, la cual es importante para las células de todos los organismos en el planeta. Sin embargo, el propio organismo puede producirla de forma natural y en cierta cantidad que el cuerpo lo requiera aún sin consumir esta sustancia.
También se encuentra la fructuosa, la cual no se produce de forma natural y tampoco es necesaria para el organismo. Pero ocurre un problema cuando se sobrecarga el hígado con el consumo de fructosa, se produce demasiado glucógeno y se convierte en grasa, lo que provoca serios problemas de salud tales como la diabetes, hígado graso, cáncer, obesidad y colesterol alto.
La cantidad que requiere tu organismo es mínima. Puedes controlar su consumo. Un hábito sano podría ser que reemplaces en tu dieta esta sustancia por endulzantes más naturales (remolacha, miel o caña de azúcar). Una alimentación saludable y práctica de ejercicio ayudarán a mejorar tu calidad de vida y a mantener tu salud estable.
Sal refinada
La mayoría de las personas consumen diariamente demasiada sal, en estimación la ingesta alcanza entre los 9 y 12 gramos en promedio, la recomendación es de 5 gramos.
El riñón tiene la capacidad de filtrar esta sustancia, cuando hay mucha la descarta en la orina y la que necesita la absorbe y la distribuye al flujo sanguíneo, pero, si su consumo es mayor y permanente al recomendado, el hígado se cansa, las arterias presentan estados de inflamación, retención de líquidos y es donde aparece la hipertensión.
Por ello vemos que el consumo no controlado de sal también acarrea la aparición de enfermedades como la hipertensión arterial, riesgo de cardiopatías, enfermedades cerebrovasculares, sobrepeso y obesidad.
Muchos creen y consideran que la sal marina puede ser saludable, lo cierto es que, la sal si puede traer estados negativos para la salud, su consumo en exceso puede ser una práctica nociva. Bajar el consumo de sal lentamente puede evitar enfermedades, además puedes usar especias en ese caso en tus comidas para que no tengas que hacer uso constante de esta sustancia.
Harina refinada
Expertos han considerado este producto dañino para el organismo debido a su proceso químico por el que es expuesto. Lo que se obtiene a través de transformar el grano, es la formación de un subproducto llamado aloxano, el cual es un veneno que utilizan las industrias de investigación médica para producir diabetes en ratones sanos.
Además, su proceso químico reduce su calidad nutricional y propiedades. Las personas que ingieren este alimento a diario, son más propensas a sufrir de enfermedades como el riesgo de diabetes, sobrepeso, problemas de digestión y enfermedades inflamatorias.
Debido al gluten que contienen las harinas refinadas, también puede aparecer la intolerancia por parte del sistema digestivo, por ello, es recomendado y es más saludable ingerir harinas integrales.
Lo ideal es que tomes medidas para controlar la ingesta de estas tres sustancias, si reduces su consumo, te darás cuenta qué beneficioso puede ser para tu salud y tu cuerpo.
Redacción, Adriana Contreras con información de biobiochile.com para VCSradio.net