La responsabilidad de formar valores de convivencia social y espirituales, una guia para padres que ayuda frente al comportamiento irreverente e irrespetuoso que manifiestan los menores con las creencias y tradiciones. Puedes escuchar o leer la nota a continuación…
En tiempos actuales nos encontramos con una realidad alarmante frente a las actitudes asumidas especialmente jóvenes y niños, que se comportan ante sus familias y la sociedad con irreverencia, indiferencia, y un alto irrespeto manifestado en su acción frente a las creencias y tradiciones.
Esta realidad, esto ha hecho que nos cuestionemos sobre la formación integral de aquellas personas que exceden los límites para una sana convivencia, pero ¿Qué ha pasado con esta educación impartida?
La educación impartida en el hogar ha tenido grandes cambios en la formación de valores hacia los pequeños. Los padres cumplen un papel fundamental para ayudar a moldear su comportamiento, todo parte desde el ejemplo, los niños asimilan cuando ven que sus padres aplican lo que enseñan.
En el pasado, las familias enseñaban la Fe en Dios y las prácticas de las enseñanzas divinas. Daban importancia a formar valores en los hijos, entre los cuales estaba el respeto y reverencia por las tradiciones y creencias espirituales propias y ajenas, incluidos los lugares sagrados. Pero paulatinamente se fue perdiendo esta enseñanza en casa, y ahora solo queda el comportamiento descortés e insolente de los jóvenes hacia todo lo espiritual.
Desde otra perspectiva, la razón psicológica de estas conductas desadaptadas, es la falta de atención que algunos padres ocupados y estresados dan a sus hijos, sobre todo cuando estos son pacíficos.
En un intento de llamar la atención de los padres, estos chicos comienzan a comportarse mal, garantizando así el cuidado de sus progenitores. Esto refuerza las conductas violentas e intolerantes, y cuando crecen buscan llamar la atención de la sociedad recurriendo a actos reprobables.
Así mismo, la sociedad de consumo y los antivalores de los medios y ambientes inadecuados, son los que están formando a los niños fuera de sus hogares. Fue así como tantos padres pasaron a tener una actitud pasiva y hasta temerosa frente a la educación moral y espiritual de sus hijos.
Muchos padres han renunciado a su papel formador, y se lo han cedido a ideologías ateas modernas.
Pero, lo que esta generación actual de padres desconoce es que la Fe en Dios puede hacer de sus hijos buenos seres humanos, con claro discernimiento entre el bien y el mal, y un respeto y bondad hacia sus semejantes. Una persona sin un bagaje espiritual no puede respetar la Fe de otros y es presa fácil de grupos dañinos.
El vacío de valores se puede evidenciar en detalles que en apariencia son inofensivos, y algunos actos negativos que dañan la convivencia social. A continuación, presentamos algunos de ellos:
- La comercialización de imágenes religiosas y sus nombres.
- El uso de lenguaje irreverente hacia los dioses o formas religiosas.
- Irrespeto, profanación y destrucción de estatuas de Dioses (Cristos y Budas)
- Ser indiferentes ante la profanación de templos.
- Asistir a iglesias o actos sagrados con ropa inadecuada y descuidada.
- No guardar silencio y ser insolente en actos religiosos o dentro de templos sagrados.
- Criticar y descalificar creencias de otras religiones.
- No ser solidario con otras religiones cuando se las persiguen y asesinan a sus creyentes.
En definitiva, el comportamiento reverente y respetuoso de una persona se aprende desde el hogar, y es misión sagrada de los padres formarlos en sus hijos para hacer de ellos personas sanas mentalmente y respetuosos con sus semejantes. Ellos, los hijos, son los encargados de formar sociedades futuras pacíficas o caóticas, dependiendo de lo aprendido en el hogar.
Artículo, Adriana Contreras para VCSradio.net
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