La mariposa y los conejos es un divertido cuento que puede escuchar o leer a continuación
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La mariposa y los conejos
En un claro del bosque vivía un conejo muy hermoso, con la cola esponjada y la piel resplandeciente, siempre estaba pendiente de su presentación y porte al saltar. Sentía una emoción por su belleza, todos los animales se detenían para verlo y dedicarle halagos, y él, sintiéndose más importante de lo que era, alzaba la nariz y se sentía mejor que los demás. Lo que no sabía era que muy pronto, iba a recibir una lección.
Aquel día una pequeña mariposa volaba por encima del río. De pronto, la corriente la atrapo y le hizo dar volteretas perdiendo el equilibrio, sus alas se mojaron y quedaron muy pesadas, le era difícil levantar el vuelo por más esfuerzos que hacía, empezó a ahogarse ante la mirada asustada del resto de los vecinos…
¡Que alguien me ayude, por favor me voy a ahogar! ¡Gritaba desesperada!
Su buen amigo el topo, corrió apresurado a pedirle ayuda al conejo.
¡Amiga no pares de aletear tranquila, voy por ayuda! Le dijo el topo muy angustiado.
Conejo, usted sabe nadar muy bien, por favor, ¡salve a la mariposa! La pobrecita se está ahogando y no hay nadie que se atreva a ir por ella. Le dijo con apuro.
Pero el conejo miró en dirección al río e ignorando a la mariposita, arrugó la nariz con crueldad y dijo:
—¡Yo no voy a meterme ahí ni por todas las zanahorias del mundo! ¿Ya viste lo sucia que está el agua? Un agua tan negra como esa no puede ser buena para mi piel. Estropeará mi hermoso pelaje. Y continuo ahí echado sobre la hierba con las manos sosteniendo su cabeza y las piernas cruzadas.
Por favor Conejo, se lo ruego se lo suplico… apenas si puede mantenerse a flote ayúdala.
Pero por más ruegos que hizo, el conejo no quiso hacer nada.
En ese momento, un segundo conejo apareció en el claro del bosque. Era un animal muy feo, con el pelaje enredado y muy delgado estaba en los puros huesos.
Apenas y le dio tiempo de decirle: Buenos días topo.
Paso rápidamente y saltó al agua para rescatar a la mariposa. Todos los animales lo miraban asombrados. Nadie nunca había sido amable con él debido a su desagradable apariencia. Sin embargo, ahí estaba, dispuesto a dar su vida por salvar la de esa pequeña criatura.
Cuando el conejo salió del río, llevando a la mariposa, quien apenas si podía mover sus alas, respirando y tosiendo con mucho esfuerzo, aferrada con sus diminutas paticas de la cabeza del conejo…
Los animalitos aplaudieron y lo ovacionaron como a un héroe:
¡Muy bien conejo, lograste salvarla, que gran corazón tienes!
Tan pronto la mariposa logró recuperarse, se dispuso a darle un gran abrazo y le dijo:
¡Si no ha sido por tu valentía, habría muerto ahogada en este río… me siento muy agradecida, de ahora en adelante quiero que seas mi amigo!
El conejo se puso muy feliz pues ya no viviría solo, ante la indiferencia de los demás animales del bosque.
¡Qué malos hemos sido contigo! Le dijo el topo.
Ahora sabemos bien que la belleza exterior no es tan importante. Lo que de verdad importa, es tener un corazón dispuesto para ayudar con bondad.
Y he aquí que como el agua había lavado toda la suciedad del conejito, su pelaje se había desenredado y se podía ver el color y el brillo, él ya no se veía tan mal.
Los animales lo ayudaron a secarse y cuando terminaron, su piel lucía tan suave y almidonada como la del conejo guapo, y su cola parecía una bolita de algodón. Ahora él era el animal más bello del bosque, y no solo por fuera, sino también por dentro. Todos se sentían muy a gusto compartiendo con él.
Desde ese día nadie volvió a admirar al primer conejo, pues, aunque seguía siendo lindo por fuera, por dentro seguía siendo egoísta y presumido.
El conejo presumido empezó a sentirse solo y muy aburrido, sintió pena por no haberle ayudado a la mariposa…
Que tonto he sido, además de cuidar mi presentación personal también puedo ser una gran persona. Y se levantó de su confortable descanso y salió saltando a toda prisa.
¡Amigos, amigos… por favor escúchenme! Les quiero ofrecer una disculpa, estaba equivocado, he sido un vanidoso y engreído…quiero ser un conejo humilde servicial y amable con todos ustedes.
Todos voltearon a mirarlo, sorprendidos, Topo le echó el brazo y le dijo: Lo importante amigo, es que te diste cuenta y quieres cambiar, jajajaj por supuesto bienvenido, amigo. Todos celebraron con aplausos, lo acogieron con cariño y así todos juntos continuaron su marcha entre saltos, aleteos, trinos.
Hay cosas más importantes que la vanidad, como la amistad y el poder de ayudar a los demás. Nadie te amará de verdad por como luces, sino por las cosas buenas que hagas por los que te rodean.
Adaptación para radio de: VCSradio.net
Publicado en: maestrosypadres.com
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