Una tradición común en todas las culturas era reunirse a narrar y escuchar cuentos. Esta costumbre desplegaba un mundo de maravillas que servían a fin de transmitir de boca en boca hechos históricos, creencias y conocimiento, advertir de los peligros en un entorno seguro, enseñar valores morales y mantener vivas las tradiciones.
La era actual de la tecnológica -si bien nos mantiene informados- también ha traído un retroceso a la hora de formar vínculos humanos sanos y fuertes.
La ciencia ha corroborado el poder de los cuentos e historias descubriendo las neuronas espejo o especulares, muy importantes para los procesos de pensamiento y desarrollo del idioma.
Pero no solo porque lo dice la ciencia, sino porque es muy sano, no te pierdas el momento de contarle un cuento a tus hijos y establecer un diálogo genuino con las personas más cercanas.