El impactante relato de Kayla Pollock, una mujer canadiense valiente y activa que quedó paralizada del cuello para abajo después de recibir la vacuna de refuerzo contra el COVID-19. Su vida pasó de ser plena a enfrentarse a una oferta de eutanasia, mientras lucha contra la adversidad y busca respuestas
A una mujer canadiense, Kayla Pollock, se le ofreció la eutanasia después de quedar paralizada por una inyección de refuerzo contra el COVID-19. Según informó The Canadian Independent el 16 de febrero, Pollock, de 37 años y residente en Ontario, quedó paralizada del cuello para abajo luego de recibir la dosis adicional, solo para enfrentarse posteriormente a la sugerencia del suicidio asistido.
Antes de recibir la inyección de refuerzo, Pollock, madre y maestra, llevaba una vida activa y saludable en Mount Albert, Ontario. Inmunocomprometida y diabética tipo uno, decidió vacunarse siguiendo las recomendaciones de medios, políticos y funcionarios de salud pública. Sin embargo, tras recibir la dosis de refuerzo de Moderna en enero de 2022, Pollock experimentó graves efectos secundarios, incluido el colapso de sus piernas.
A pesar de sus preocupaciones, Pollock continuó con la inyección, solo para descubrir que, cuatro días después, sus piernas cedieron nuevamente. Buscó atención médica y fue diagnosticada con mielitis transversa, una condición que afecta la médula espinal. Un neurólogo sugirió que la lesión podría haber sido causada por la vacuna.
Le ofrecen aplicarle la Eutanasia
Durante su hospitalización, Pollock, según registros médicos, fue considerada inicialmente como una paciente con problemas psiquiátricos, descartando sus síntomas y afirmando que todo estaba en su mente, lo que retrasó el diagnóstico y el tratamiento adecuado. Los médicos le ofrecieron “Asistencia Médica para Morir” (MAID) o eutanasia en dos ocasiones, pero ella rechazó la opción. Aunque fue trasladada a un centro de rehabilitación, la condición de Pollock no mejoró.
Ahora, Pollock depende de asistentes y amigos para las actividades diarias y ha tenido que mudarse para adaptarse a las necesidades de su silla de ruedas. A pesar de solicitar compensación a través del Programa de Apoyo a las Lesiones por Vacunas (VISP), aún no ha sido aprobada.
Esta historia refleja la realidad de miles de canadienses, ya que se han reportado más de 55,000 “eventos adversos” relacionados con las inyecciones de COVID en Canadá. Estos eventos incluyen coágulos de sangre, accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, parálisis facial y abortos espontáneos. A pesar de los daños, el gobierno canadiense sigue promoviendo la vacunación y ha aprobado incluso más refuerzos.
LifeSiteNews ha realizado investigaciones detalladas sobre los riesgos asociados con las inyecciones experimentales, y un estudio reciente señala un “vínculo causal definido” entre la rápida implementación de las inyecciones y los picos de mortalidad en 17 países. En medio de estos desafíos, las autoridades de salud canadienses han enfrentado críticas por la falta de transparencia en la divulgación de datos internos y por no informar todos los efectos adversos de las vacunas.
También le puede interesar: