La cigarra canta y disfruta del verano mientras la hormiga trabaja. Llega el invierno y la cigarra hambrienta pide ayuda a la hormiga, quien le da una lección sobre la importancia del trabajo y la previsión
Cuando comenzó el verano, la cigarra se puso muy contenta. ¡Al fin llegó mi estación favorita del año, podré disfrutar de largos días soleados al aire libre! Dijo muy emocionada y comenzó a cantar sin parar.
Pasaron los días y la cigarra continuaba con su canto alegre, mientras se relajaba sentada bajo la sombra de una hoja. Cómo me gusta el verano, tralaralalá… bajo mi sombra disfruto tralaralalá…
Nada hacía que la cigarra se inquietara, ni siquiera el ir y venir de donde su vecina la hormiga.
Querida vecina, ¿por qué no te sientas un rato conmigo a escuchar mi canto y así descansas un poco?
La hormiga, que llevaba todo el verano trabajando arduamente para recoger comida y provisiones para hacer frente al invierno, no entendía que la Cigarra estuviera tan relajada.
¡No puedo quedarme sentada! Pronto llegará el otoño y el frío invierno se nos vendrá encima. Es importante almacenar ahora toda la comida que se pueda, pues cuando acabe el verano ya no habrá nada que recoger. ¡Ay no seas tan aburrida disfruta de la vida como lo hago yo, luego lo hare!
Dijo la cigarra muy entretenida con su cantar.
Te aconsejo que dejes de cantar y comiences a trabajar, de lo contrario te quedarás sin alimentos para pasar los meses fríos del invierno y morirás de frío y de hambre.
Dicho esto, la hormiga se retiró para seguir con sus labores de recolección de provisiones y la cigarra haciendo poco caso a los consejos de su vecina continuó con su alegre cantar saltando entre las ramas.
Poco a poco, los días se hicieron más fríos y cortos. Anochecía antes y a la cigarra ya no le apetecía cantar.
Además, por todos lados no se veía un solo vecino, empezó a sentirse muy sola, con hambre y frío.
Fue entonces cuando la pequeña cantarina se dio cuenta de que había llegado el invierno y ya no podía encontrar alimentos. ¡Ayyy, por Dios por acá no hallo ni un tallo, para llevarme a la boca, estoy muriendo de hambre! Exclamó la cigarra muy angustiada.
Los fuertes vientos y la nieve habían cubierto el campo y ella no tenía ni la más mínima posibilidad de encontrar alimentos, ni refugio, puesto que no lo había preparado.
¿Y ahora que voy a hacer? ¡Se me hizo demasiado tarde, que frío que está haciendo se me están entumeciendo mis patas! Se lamentaba la cigarra.
Entonces, recordó que su vecina, la hormiga había recolectado suficiente comida y tal vez quisiera compartirla con ella.
Al fin y al cabo, trabajó duro durante todo el verano. Seguro que tiene un lugar amplio y muy cálido y comida de sobra. La cigarra se fue en busca de la hormiga.
(Toc, toc, toc)
La hormiga abrió ligeramente la puerta, para no dejar que entrara el fuerte frío.
La cigarra se asomó por la rendija que dejó y, tiritando de frío dijo. Buenas tardes, señora hormiga, sería usted tan amable de compartir conmigo su comida… el invierno es muy frío, se cubrió todo de nieve y no ha quedado ningún alimento a la vista para recoger.
La hormiga, se puso tan enfadada, puesto que bastante le había dicho lo que tenía que hacer:
¡Yo te lo advertí cigarra, todos los días te dije que te prepararas para el invierno, debiste dejar de cantar y ponerte a trabajar! Yo me pasé todo el verano trabajando para poder sobrevivir al invierno. Además, mi casa es demasiado pequeña y sólo tengo alimentos para mí. Y, sin dar más explicaciones, cerró la puerta de su casa.
¡Tú, tienes razón, he sido tan perezosa y desobediente, pero quiero proponerte lo siguiente! ¡El próximo verano seré yo quien recolecte la comida y tu descansas!
Al escucharla, la hormiga volvió a abrir la puerta y le dijo:
Está bien, pasa, pero mientras estes acá, tendrás que limpiar y ordenar la casa todos los días… y lavar los trastos.
¡Sí, sí de acuerdo, muchas gracias así lo haré!
La cigarra se dio cuenta de que la hormiga tenía razón: había sido tan perezosa, desperdiciando el tiempo, además no había acatado los concejos que la hormiga le había hecho para no pasar necesidad durante el crudo invierno. Desde entonces la cigarra se volvió muy laboriosa, acompañando sus jornadas de trabajo de lindas melodías.
Colorín colorado este cuento se ha terminado.
Adaptación para radio de VCSradio,net al cuento escrito por: Beatriz de las Heras García publicado en gobiernodecanarias.org
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