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El caso de la Sra He Xianggu una enfermera de 63 años, revela las atrocidades de la persecución a Falun Gong en China. Detenida por su fe, ella sufrió torturas que la dejaron en estado vegetativo. Este artículo pone en evidencia el brutal maltrato en los centros de detención chinos y denuncia las violaciones sistemáticas de derechos humanos bajo el régimen del partido comunista chino PCCH, alentando a la comunidad internacional a buscar justicia para las víctimas de esta opresión religiosa.
Persecución religiosa en China
Este ha sido un tema muy controvertido y terrible, donde se exponen violaciones a los derechos humanos, torturas, detenciones ilegales y represión sistemática hacia diversas creencias o grupos espirituales y religiosos.
Uno de los casos más alarmantes y desgarradores es el de la señora He Xianggu, una exenfermera de 63 años de la ciudad de Changsha, cuyo único “delito” era practicar Falun Gong.
Por qué se originó esta persecución
Falun Gong o como se le llama también Falun Dafa, es una disciplina espiritual que combina ejercicios de meditación con enseñanzas morales basadas en la verdad, la compasión y la tolerancia.
Se fundo en China en el año 1992 por el maestro Li Hongzhi
Durante los primeros años de su práctica, Falun Gong ganó una enorme popularidad debido a sus beneficios para la salud y el bienestar espiritual y emocional. Se estima que más de 70 millones de personas practicaban Falun Gong en China, lo que lo convirtió en una de las mayores prácticas espirituales del país.
No obstante, esta gran popularidad, en 1999 el Partido Comunista Chino (PCCh), inició una campaña de persecución en contra de los practicantes de Falun Gong, viéndolos como una amenaza a su ideología atea y comunista.
Desde entonces, se ha informado de la detención, tortura y asesinato de decenas de miles de practicantes de Falun Gong. Así mismo, a lo largo de estos años, organizaciones internacionales de derechos humanos han estado denunciando la práctica atroz del gobierno chino de extraer órganos de manera forzada a practicantes detenidos de Falun Gong para usarlos en trasplantes.
La vida de la Sra. He Xianggu antes de su detención
La Sra. He Xianggu trabajó como enfermera en la ciudad de Changsha y era conocida por su amabilidad y dedicación en su profesión. Antes de que comenzara la persecución, llevaba una vida tranquila, centrada en su familia y su trabajo. Era respetada por quienes la conocían, no solo por su habilidad como enfermera, sino también por su carácter recto y honesto, valores que ella atribuía a la práctica de Falun Gong.
Pero su vida cambió radicalmente a partir del año 1999. Fue arrestada y sometida a numerosas formas de persecución debido a su fe, y, como resultado, fue condenada a varias penas de encarcelamiento en campos de trabajo forzado, además de ser internada en hospitales psiquiátricos, una táctica común utilizada por el régimen para desacreditar y deshumanizar a los practicantes de Falun Gong.
Como llego la señora He a un estado vegetativo
El 16 de mayo de 2021, la señora He fue arrestada nuevamente en su hogar. Fue recluida en el Centro de Detención N.º 4 de la ciudad de Changsha, un lugar tristemente recordado por los abusos que allí se cometen contra los detenidos. Solo un mes y medio después de su detención, el 4 de julio de 2021, su familia fue informada de que había caído en un coma profundo.
Durante más de tres años, la señora He ha permanecido en estado vegetativo, sin signos de recuperación. Sin embargo, la información sobre lo que realmente ocurrió dentro de los muros del centro de detención no salió a la luz sino hasta el año 2023, cuando una testigo que estuvo retenida en la misma celda que ella, decidió relatar los horrores que presenció.
Testimonio de la testigo de celda
La persona quien compartió celda con la señora He en la sala 102 del Centro de Detención N.º 4, relató que, en junio de 2021, comenzó a notar un patrón anormal. Los guardias y un médico del centro entraban en la celda dos veces al día y ordenaban a todas las demás prisioneras salir de la habitación, dejando a He sola. Desde afuera, las prisioneras podían escuchar los gritos de ella mientras los guardias la sujetaban y la alimentaban a la fuerza. También le inyectaban una sustancia desconocida en múltiples ocasiones.
Cada vez que las prisioneras regresaban a la celda, la encontraban en un estado de deterioro físico horrible: sentada en un pequeño taburete, incapaz de sostenerse por sí misma, con ambas manos aferradas a la cama. Sus movimientos eran torpes, necesitaba ayuda para caminar y para ir al baño, y su estado de salud empeoraba rápidamente. En las últimas semanas antes de quedar en estado de coma, dejó de hablar y solo podía comunicarse asintiendo o negando con la cabeza.
En el testimonio de la testigo, hay un momento particularmente desgarrador cuando describe que un día los guardias sacaron a la señora He de la celda, arrastrándola porque ya no podía caminar. Ese fue el último día que la testigo la vio, y poco tiempo después se enteró de que ella había caído en un coma.
Implicaciones y llamados a la justicia
El caso de la señora He Xianggu es solo uno de los miles que muestran la brutalidad de la persecución a los practicantes de Falun Gong en China.
A pesar de los esfuerzos de organizaciones internacionales por investigar estos abusos, el partido comunista chino ha mantenido un estricto control sobre la información que sale del país, y muchos de estos casos quedan enterrados en el silencio.
Minghui.org, un sitio web que documenta la persecución de Falun Gong en China, ha pedido que más testigos proporcionen información sobre las torturas que la señora He y otros practicantes de Falun Gong han sufrido en centros de detención y campos de trabajo forzado.
Aunque el director del Centro de Detención N.º 4, identificado con el apellido Liao, y un guardia apellidado Du, han sido señalados como responsables, no ha habido consecuencias legales hasta el momento.
La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo que el régimen chino rinda cuentas por las atrocidades cometidas contra los practicantes de Falun Gong.
Sin embargo, los familiares y amigos de la señora He siguen esperando justicia, mientras ella permanece en coma, sin la posibilidad de defenderse o recuperar la vida que una vez tuvo.
El caso de la señora He pone en relieve no solo la brutalidad del régimen chino, sino también el sufrimiento de millones de personas que han sido perseguidas por ejercer su libertad de religión y creencias.
Artículo escrito por Margarita Restrepo para VCSMedia.net con información de Minghuí.org
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