En la historia china existe un personaje llamado Han Xin, quien es considerado un ejemplo de tolerancia
Han Xin fue uno de los generales más destacados de China cuya estrategia militar y genio excepcional le permitieron no sufrir ni una sola derrota. Es considerado un héroe de la temprana dinastía Han.
Es recordado en la historia por su carácter noble y humilde, que le permitió soportar humillaciones, y tolerar todo tipo de sufrimientos, pensando siempre en servir a su país.
Han Xin quedó huérfano cuando era pequeño y vivió en la pobreza, con poco para comer. Sería una mujer de su pueblo quien se apiadó de él y le dio de comer durante bastante tiempo.
Cuenta la historia que desde muy joven Han Xin tenía la capacidad de controlarse y sufrir lo que fuera, pensando siempre en un futuro glorioso y de victorias personales y patrióticas.
Cuando era solo un estudiante de artes marciales, Han Xin fue desafiado por un rufián que lo detuvo en la calle, quien de forma insultante le dijo:
“Pareces grande y alto, ¿pero cuán fuerte eres?”, se burló el matón. “Pareces un cobarde. Los transeúntes comenzaron a reunirse a su alrededor.
Han Xin pensó que no tenía por qué matarlo y que no estaba dispuesto a perder su vida al ser condenado por esta muerte.
Al ver que Han Xin lo pensaba, el rufián lo desafió de nuevo: Si no te atreves a matarme, entonces arrástrate entre mis piernas“.
El muchacho continuó desafiando a Han Xin: “Si no tienes miedo de morir, te reto a que me cortes la cabeza. Si tienes mucho miedo, entonces arrástrate entre mis piernas”.
Han Xin evaluó la situación y pensó en su futuro y todo lo que podía hacer con su talento. Tampoco le interesaba demostrar sus habilidades con la espada. Por lo tanto, decidió sin problema arrastrarse entre las piernas del hombre. A pesar de que algunos espectadores se rieron de él, también hubo muchos que admiraron su fuerza de voluntad y humildad.
Durante su vida, Han Xin a menudo recordaba este incidente para mantener la motivación y conservar la humildad.
Cuando Han Xin se convirtió en un famoso general. Regresó a su ciudad natal, Buscó a la mujer que tan amablemente había compartido su comida con él hacía tantos años y le entregó un kilo de oro para pagarle por su bondad.
Al encontrarse con el hombre que lo había humillado, no buscó venganza, al contrario, le concedió un puesto en su ejército.
Esta historia dio pie a la reconocida frase de: “la humillación de arrastrarse entre las piernas”, para referirse a la gran tolerancia que deben tener los hombres de gran éxito.
Hoy, es difícil encontrar una persona como Han Xin. Hemos aprendido a no tolerar la menor irritación. Queremos obtener lo que deseamos sin la menor restricción. Es necesario recuperar el valor del trabajo con esfuerzo y disciplina, tener ideales y propósitos trascendentales y rescatar la virtud de la humildad.