Tras el fraude electoral del 28 de julio en Venezuela, Nicolás Maduro intensifica la represión y adopta un modelo de control similar al del Partido Comunista Chino. ¿Está Venezuela condenada a seguir el camino del totalitarismo?
Tras las elecciones del 28 de julio en Venezuela, que resultaron en una victoria ampliamente anticipada para la oposición, el régimen de Nicolás Maduro ha respondido con una creciente ola de represión y persecución. Estas acciones no solo han afectado a los líderes opositores, sino también a los millones de ciudadanos que se atrevieron a denunciar el fraude electoral llevado a cabo por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El comportamiento del régimen desde el cierre de las urnas sugiere que Maduro y su equipo habían premeditado una estrategia para mantenerse en el poder, a cualquier costo, a pesar del revés electoral evidente. La represión callejera, la falsificación de resultados electorales, el control digital de la población y la censura en Internet son parte del modelo que el dictador socialista parece estar emulando del Partido Comunista Chino.
El martes, una transmisión en vivo por Instagram captó el momento en que agentes del régimen irrumpieron en la casa de María Oropeza, coordinadora regional de Vente Venezuela en el estado de Portuguesa. Oropeza, una abogada que se ha destacado por denunciar detenciones arbitrarias, fue arrestada mientras proclamaba su inocencia y su deseo de un cambio en el país. Hasta el momento, no se ha informado sobre su paradero, lo que ha generado una preocupación generalizada sobre el respeto a los derechos humanos en el país.
Este caso no es aislado. Oropeza había denunciado previamente la detención arbitraria de 1.100 ciudadanos en solo ocho días. Estas acciones recuerdan los métodos utilizados por el régimen comunista chino para reprimir a disidentes y activistas de derechos humanos. Al igual que en China, donde el Estado controla la vida de sus ciudadanos a través de un sistema de crédito social, el gobierno de Maduro ha implementado la aplicación VenApp como una herramienta de control social. Esta aplicación permite a los ciudadanos denunciar a opositores, una estrategia que refleja las tácticas de vigilancia y control social que son comunes en China.
La relación entre Venezuela y China no es nueva. Desde 2005, el gigante asiático ha invertido más de 62 mil millones de dólares en Venezuela, enfocándose en sectores estratégicos como la energía, la infraestructura y la minería. A pesar de la creciente deuda venezolana, China ha optado por esperar y observar cómo el régimen de Maduro cumple sus compromisos, una estrategia que parece alinearse con los intereses a largo plazo de Beijing en la región.
La influencia china en Venezuela también se ha manifestado en la legitimación del fraude electoral del 28 de julio. Tan solo unas horas después de que Maduro se autoproclamara vencedor, denunció supuestos hackeos al sistema electoral, alegando que había solicitado ayuda a Rusia y China para enfrentar estos “ataques”. Según denuncias del exvicepresidente colombiano Francisco Santos, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, con la colaboración de ingenieros chinos, ha estado trabajando en la falsificación de actas de votación para presentar “pruebas” de la victoria de Maduro.
La analogía con el control social chino es evidente. Mientras que en China, el régimen totalitario obliga a los ciudadanos a usar sus dispositivos móviles para prácticamente cualquier actividad, en Venezuela, la VenApp sigue un camino similar al exigir permisos invasivos y estar integrada con otros sistemas de control social como el Carnet de la Patria. Estas acciones reflejan un claro intento de replicar el modelo chino de represión y control en Venezuela.
En medio de esta situación, Maduro ha anunciado que Venezuela adoptará un conjunto de leyes basadas en el modelo chino. Este anuncio, hecho por su hijo Nicolás Maduro Guerra, diputado y presidente del Grupo de Amistad Parlamentaria Venezuela-China, muestra la intención del régimen de Caracas de seguir el camino de Beijing en términos de represión y control.
A pesar de las crecientes similitudes con el régimen comunista chino, Venezuela aún conserva algunas libertades, tanto en lo económico como en lo político y social. Sin embargo, si el régimen de Maduro continúa en el poder, es probable que el país sudamericano siga el camino de China hacia un control totalitario y una represión generalizada. La gran pregunta es si Venezuela aún tiene la oportunidad de evitar este trágico destino o si ya está condenada a repetir los errores del socialismo chino.
Artículo escrito con información de Mundo Libre por Miguel Díaz.