Cómo creció la pandemia del fentanilo
El fentanilo está haciendo estragos en la juventud de EEUU, y ya llegó a nuestros países. Debemos proteger a nuestros hijos de esta plaga.
Historia del Fentanilo
La historia de los opioides que está destrozando la sociedad, comenzó en los laboratorios farmacéuticos. Inicialmente el oxicontin, producido por la compañía Purdue Pharma se presentó como un analgésico para pacientes con dolores agudos producidos por el cáncer.
Pero la ambición de la farmacéutica llevó a su venta indiscriminada, y muchos médicos cayeron en la trampa de formularlo incluso para dolores no tan severos. La brutal adicción que provocó en millones de personas, llevó a que, hasta el día de hoy, medio millón hayan muerto por sobredosis.
Finalmente se establecieron controles para este fármaco, pero ya muchos buscaban drogas lo suficientemente fuertes para enfrentar su adicción. Fue entonces cuando comenzó a popularizarse el fentanilo. Este poderoso opiáceo fue sintetizado en los años 1960, para el control de dolores crónicos y agudos, pero fue hacia los años 1980 cuando se hizo conocido como una droga para uso recreativo.
No obstante, fue ya bien entrado el siglo XXI cuando se expandió como una epidemia.
Muchos consumidores, en la búsqueda de estimulantes fuertes encontraron en él la fuente del placer que buscaban. Pero su capacidad para producir tolerancia, o sea la necesidad de aumentar las dosis, conduce rápidamente a la dependencia y al síndrome de abstinencia; llevan al consumidor a una adicción imposible de superar.
Como consecuencia, esta droga que es 50 veces más potente que la heroína, hoy mata alrededor de 200 personas al día, solo en EEUU. Su combinación con toda clase de sustancias, incluido el alcohol y la marihuana, la hace más letal, pues muchos caen en ella sin saberlo.
Un negocio lucrativo para los carteles
Debido a que se trata de una droga sencilla de fabricar, barata y con gran facilidad para su transporte, muchos narcotraficantes se interesan en su producción. Los insumos químicos llegan principalmente de China, y es en México donde los poderosos carteles tienen sus pequeños laboratorios para producirla constantemente.
A los EEUU se envía en sobres o en pequeñas cantidades, gracias a su poco volumen. Por lo tanto, a pesar de que se han incautado grandes cantidades de la droga, es mucha la que logra distribuirse por todo el país.
Por su gran toxicidad, suelen mezclarlo con otras drogas para darles mayor potencia. Pero esto no solo lleva a la dependencia del fármaco, sino que fácilmente puede producir sobredosis que conduce a la muerte.
Por sus efectos, llegan por bandadas jóvenes que buscan nuevas y más fuertes experiencias. Así mismo, muchos, inducidos por sus amigos más aventajados, quieren emularlos para no parecer demasiado tímidos. Todos ellos son los clientes que los vendedores esperan.
¿Es el fentanilo un arma de guerra?
En EEUU existe una justificada preocupación por las dimensiones que ha tomado el consumo de fentanilo, que mata a miles de personas al año. Entre las muchas acciones tomadas, está la presión sobre los países que lo producen.
Mucho se ha debatido por el papel que juega el gigante asiático en el tráfico de los precursores químicos. Como todos saben, el Partido Comunista Chino (PCCh) ejerce un control estricto sobre todas las actividades de sus ciudadanos. Entonces, ¿cómo se explica que se produzca ese enorme tráfico hacia América?
Muchos analistas han pensado que esto no es casual. Considerando la disputa entre las dos potencias – EEUU y China- por la supremacía mundial, no es de extrañar que, aunque el régimen chino no participe activamente, sí puede relajar la vigilancia sobre este tráfico.
Sabemos que el comunismo no tiene escrúpulos a la hora de atacar a quienes considera sus enemigos. El objetivo de destruir la civilización occidental parecería delirante, pero es algo que en la actualidad estamos viviendo de muchas formas, y la expansión del consumo de las drogas es una de ellas.
Por lo anterior, se puede observar cómo muchos de los gobiernos de izquierda en Latinoamérica hablan abiertamente de la necesidad de cesar la guerra a las drogas. El presidente Gustavo Petro, de Colombia, afirma que la cocaína ha sido ‘estigmatizada injustamente’, y que ‘es menos peligrosa que el carbón o el petróleo’.
Entonces, detrás de la tolerancia hacia el tráfico desde China y a la libertad con que parecen moverse los carteles mexicanos, en un país también regido por un gobierno de extrema izquierda, ¿no hay una cierta complacencia hacia lo que ocurre en EEUU?
Nuestros hijos en medio de una guerra que no entienden
El problema del fentanilo, es que sin importar si se trata de una guerra o de un sucio negocio ilícito, o de ambas cosas, las víctimas no son soldados armados, sino jóvenes y niños.
Los gobiernos hasta ahora han demostrado ser incapaces de detener la plaga de las drogas. Debido a las políticas de tolerancia que se han ido imponiendo, promovidas por políticos y medios progresistas, los esfuerzos por apartar a los jóvenes de ese flagelo son pocas o nulas.
Por ejemplo, hace poco el presidente Petro anunció que se instalarían puestos de salud cerca de las discotecas, para que los jóvenes llevaran la droga que estaban por consumir, y así verificar que no contuviera fentanilo. Con esto se envía el mensaje de que las demás drogas son simples juegos de niños.
En EEUU se distribuyen tiras de prueba para detectar el fentanilo en otras drogas. Desde hace años, a muchos drogadictos se les suministran jeringas gratuitas para evitar la expansión del VIH y otros virus que se propagan por el contacto de flujos corporales.
La familia es la única cura
En contra de lo que se predica hoy en día, el futuro de los niños debe continuar en las manos de la familia. Los estados no tienen la capacidad de transmitir los valores que un niño requiere para crecer sano mental y espiritualmente. El estado es manejado por políticos que solo desean imponer una ideología determinada, y las personas como máximo representan números o votos de apoyo.
Corresponde a los padres conducir a sus hijos llevándolos lejos de esas vías artificiales de escape como el fentanilo. He aquí una breve guía para que los padres tengan en cuenta.
- Hable constantemente con sus hijos, para que se sientan cómodos al abordar temas espinosos.
- Explíqueles acerca de conductas y comportamientos que pueden ser problemáticos para ellos
- Hágales entender que en la familia hay reglas que deben seguir, y por qué dichas reglas los protegen principalmente a ellos
- Escuche sus opiniones y si se tienen diferencias, se les debe dar argumentos que ellos entiendan y acepten
- Conozca sus amistades y anímelos a cultivar solo aquellas que sean positivas
- Enséñeles a utilizar el internet y las redes en forma segura. Explíqueles constantemente sobre los peligros y trampas que se encuentran allí. Actualmente, tanto la pedofilia como la distribución de drogas se manejan por las redes sociales.
- Muéstrese abierto a la curiosidad de los hijos. Si ellos quieren conocer sobre las drogas, es mejor que aprendan de los padres y no de los amigos o de extraños.
- En la calle o la escuela les van a transmitir muchas ideas erróneas sobre las drogas. Muchos, incluidos agentes del gobierno, les dirán que hay drogas suaves que no dañan. Esté pendiente de todo esto y explíqueles la falsedad de tales afirmaciones.
- Recuerde que drogas como la marihuana, la cocaína y el mismo alcohol son la puerta de entrada a drogas más fuertes. Debe disuadirlos de todas ellas.
- A diario surgen nuevas drogas, generalmente cada vez más agresivas. Infórmese permanentemente para ir siempre un paso adelante de quienes quieren dañar a sus hijos.
La familia, un refugio natural
Debemos recordar que la familia es el refugio de todo ser humano en la sociedad. Cuando se pierde este refugio, las pandillas sustituyen el papel de protección de la familia. Pero en la calle se convierten en víctimas de traficantes de droga. Por eso, el trabajo de la familia es vital para proteger a los jóvenes de drogas como el fentanilo, en un mundo cada vez más tolerante, con conductas desviadas.
El flagelo del fentanilo, que angustia a tantos padres hoy día, nos lleva a la reflexión de que debemos tomar la decisión de salvar a nuestros hijos de la moral permisiva actual, fortaleciendo los lazos familiares y enseñándoles que todas las drogas conducen a un infierno, porque no hay drogas buenas. Esas llamadas drogas suaves son, simplemente, la puerta de entrada al infierno del fentanilo.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
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