7 min. Una mirada a la Ética confuciana como ejemplo para los gobiernos de hoy.
La corrupción, la falta de moralidad y la ausencia de principios y valores rectos que embargan hoy a la sociedad, nos hace pensar que los gobiernos deberían retomar las enseñanzas de grandes sabios del pasado, como Confucio, que, con sencillez, pero con gran sabiduría, lograron cimentar virtudes y cualidades que guiaron la buena conducta tanto de gobernantes como de gobernados.
Confucio, un gran sabio de la cultura oriental, pasó toda su vida enseñando a la gente cómo vivir decentemente con moderación y conformándose a la ley de la moral que guía la conducta del hombre. Con esta filosofía formó a gobernantes y funcionarios públicos. Aunque es parte de la historia antigua, aun en el siglo XXI, sus enseñanzas siguen despertando el interés de millones de personas en el mundo.
A continuación, algunas de sus enseñanzas relacionadas con la ética que deben tener los gobernantes:
Doctrina de la Medianía
La doctrina de la medianía, como base del desarrollo de la virtud es imprescindible para Confucio, en el actuar del gobernante.
El objetivo de la medianía es mantener el equilibrio y la armonía para dirigir la mente hacia un estado de equilibrio permanente. Confucio enseñó que nunca se debe actuar en exceso, se debe seguir siempre el sendero superior del “Justo medio”.
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Esta doctrina comprende reglas de la conducta humana, de ejemplos de sensatez de los buenos monarcas y la justicia de los gobiernos.
La moral y la educación indispensables para el gobernante
Confucio enseñaba que para ser gobernante se necesitaba una formación superior en esta área, combinada con alto nivel moral y espíritu de servicio. Y en el ejercicio del poder, se alcanza la perfección. Afirmaba,
“El hombre superior tiene la misión de ocupar los cargos públicos para orientar y dirigir a la sociedad y a los demás hombres que aún no han alcanzado su perfección”.
Responsabilidad con el pueblo
Confucio también responsabiliza a los gobernantes del grado de bienestar de la nación.
Como afirma Óscar Diego Bautista en su libro Ética Confuciana. Las enseñanzas de Confucio para el servicio público:
“El confucionismo pone especial atención en el comportamiento del ser humano pues cuando éste ocupa un cargo público puede afectar a la totalidad del Estado o comunidad. La conducta de un mal gobernante arruina a su pueblo”.
Así que, hay una relación directa entre la moral del gobernante y el bienestar de su pueblo.
En nuestros países, la falta de moralidad trae la corrupción que empobrece a los pueblos y no importa cuántas leyes anticorrupción emitan, no hay solución, porque el mal está en el corazón.
Pero, la formación de esta ética necesita ser aprendida desde la infancia para ser interiorizada por el futuro gobernante. Acerca de esto, Óscar Diego Bautista afirma:
“El aprendizaje del hombre superior se inicia en la familia; difícilmente podrá gobernar un Estado quien no sea capaz de gobernar primero su propia familia. Para Confucio, hay una relación continua entre individuo, familia y estado”.
He aquí una de las falencias de nuestros gobernantes actuales. La mayoría llega al poder sin ninguna formación política, y las familias no están capacitadas para inculcar los valores morales necesarios.
Para los interesados en la formación de los funcionarios públicos, debería ser de conocimiento obligado saber cómo formó Confucio a los gobernantes, qué valores incluyó en su doctrina ética y filosófica.
Analectas de Confucio
El libro de Las Analectas es la versión por escrito de una serie de charlas que Confucio dio a sus discípulos.
En Analectas, Confucio deja un gran legado para los gobernantes actuales pues basa toda su filosofía moral en la benevolencia, la lealtad, el respeto y la reciprocidad. Estos valores son imprescindibles en las relaciones humanas:
- Entre gobernador y ministro.
- Entre padre e hijo.
- Entre marido y mujer.
- Entre hermano mayor y hermano menor.
- Entre esclavos y dueño.
Y algo muy importante es que, estas relaciones tienen, además, una característica principal: el superior tiene la obligación de protección y el inferior, de lealtad y respeto.
Así mismo, en el confucianismo hay un principio social: los gobernados les debían lealtad a los gobernantes, pero los gobernantes que no cuidaban el bienestar del pueblo perdían el “mandato del cielo” y podían ser derrocados justamente.
El conocimiento de las Analectas debería ser imprescindible para todos los funcionarios de los gobiernos, antes de iniciar su mandato.
Según Jorge Juan Morante, consultor y gestor de redes sociales, las 5 enseñanzas de las Analectas de Confucio aplicables a la Comunicación Política actual son:
- “El Hombre que no se preocupa del futuro está condenado a preocuparse del presente”.
En la Comunicación Política hay que planificar a futuro, teniendo en cuenta los riesgos que implican las decisiones que adoptemos para afrontarlos mejor cuando se produzcan, de lo contrario nos estaremos arriesgando a enfrentarnos a problemas inesperados cada vez que hagamos algo.
- “Una promesa hecha a la ligera es difícil de cumplir” y “un caballero debería avergonzarse si sus obras no están a la altura de sus palabras”.
A la hora de lanzar mensajes, hay que procurar no realizar promesas sin analizar si se puede o no llevar a cabo, porque nos arriesgamos a crear falsas esperanzas en la gente y esto puede tener un efecto “boomerang” y volverse contra nosotros cuando se den cuenta que no se pueden cumplir.
- “Consideré el problema desde todos los ángulos hasta que comprendí algo”.
Cuando nos enfrentamos a una situación o problema, por ejemplo, una crisis de reputación, suele haber diferentes visiones sobre el mismo y conviene conocer todas ellas para analizar cómo afrontarla, ya que habrá cosas que escapen a nuestra visión, y extraer la mejor solución.
- Zilu (discípulo de Confucio) le preguntó a su maestro cómo servir a un príncipe y Confucio respondió: “Dile la verdad, aunque esta lo ofenda. Si tenéis razón y nadie te contradice, está bien; pero si estás equivocado y nadie te contradice, ¿No es este el ejemplo de una máxima que puede arruinar un país?”.
Dentro de la Comunicación Política hay que tener en cuenta que no siempre se hacen las cosas bien y no siempre se lleva la razón y si a nuestro jefe no le decimos la verdad y no le comentamos nuestras objeciones, corremos el riesgo de que adopte decisiones erróneas creyendo que tiene la razón.
- “No os preocupéis si no ocupáis un cargo, preocuparos más bien de no merecerlo. No os preocupéis de no ser famosos, sino más bien de no tener méritos para ello”.
Cuando se fracasa, no hay que lamentarse por no haber conseguido los objetivos sino valorar en qué hemos fallado, para mejorar la próxima vez.
Si nuestros gobiernos se preocuparan por mantener vivas estas enseñanzas del sabio Confucio y aplicaran las normas de rectitud, honestidad y respeto en todas sus actuaciones, nuestra sociedad sería más justa y tendría un mejor desempeño moral y ético, beneficiando a la humanidad entera.
Escrito por Margarita Restrepo
Fuentes: Libro: Ética confuciana. Las enseñanzas de Confucio para el servicio público. Autor: Óscar Diego Bautista.
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Foto: Wikimedia commons. Templo de Confucio en Qufu, provincia de Shandong, China. ANDES / Lizette Abril
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