La Moringa es conocida como un superalimento, ya que tiene más de 90 nutrientes y 46 antioxidantes diferentes, es una de las más ricas fuentes naturales conocidas de vitaminas y minerales, incluso algunos la llaman el “árbol de la vida”.
Pese a ser todavía un tanto desconocido el árbol de moringa (Moringa oleifera) es originario del Himalaya, en India, sin embargo, como sus propiedades se han vuelto cada vez más populares, la moringa además de ser cultivada con mayor frecuencia en India y Filipinas, aumentó su cultivo también en Asia, África, América Central y el Caribe.
Las hojas en particular son muy nutritivas: una vez cosechadas y secadas, contienen 30% de proteínas, todos los aminoácidos esenciales y abundantes niveles de vitaminas y minerales. Es un auténtico manantial de salud que lleva en sus hojas, raíces, flores y semillas un aporte de propiedades antibacterianas, antioxidantes y mineralizantes.
Las hojas pueden utilizarse como fertilizante y sus semillas pueden ayudar a purificar el agua. Además es capaz de soportar las sequías y crece rápidamente.
Una de sus cualidades más impresionantes es que todas las partes del árbol son comestibles: hojas y frutas jóvenes (vainas) como alimento; y las semillas, la corteza, las flores y las raíces como medicina. Pero además de su valor como alimento, la moringa se muestra como una prometedora medicina en el tratamiento de la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Entre las cualidades más notables de la Moringa es la de ser un potente antioxidante, siendo de las plantas conocidas con mayor poder antioxidante, lo que hace que proteja a las células del envejecimiento y enfermedades degenerativas.
Las hojas secas de la moringa tienen efectos nutritivos y rejuvenecedores para la piel y evita la aparición de arrugas y líneas de expresión, además de su capacidad para favorecer las estructuras celulares.
Su gran poder antibacteriano se concentra principalmente en el polvo de sus semillas. Un arma natural poderosa para combatir las infecciones, utilizada ampliamente en las poblaciones más pobres y con mayores problemas alimenticios.
Al ser rica en aminoácidos y proteínas de orígen vegetal la moringa ha sido catalogada como superalimento que proporciona un excelente suministro de proteínas que se dirigen principalmente a mejorar la piel y los tejidos cartilaginosos.
Tiene también gran cantidad de minerales como el potasio, el hierro o calcio, un elemento clave para controlar la presión arterial, reforzar los huesos y prevenir algunas enfermedades como la osteoporosis que junto al magnesio facilitan la absorción de minerales en el organismo.
Incluso la Moringa es actualmente utilizada en la lucha contra la desnutrición en países azotados por la hambruna. Sus propiedades nutricionales, su buen sabor y la posibilidad de aprovechar prácticamente todas las partes de la planta la convierten en un componente base en la alimentación de determinadas zonas como Haití, Senegal o Mali, donde su cultivo es clave.
El secreto de la Moringa está en su capacidad para desinflamar ya que posee químicos únicos, llamados fitoquímicos, que incluyen antioxidantes y otros componentes protectores que en nuestro cuerpo actúan como agentes antiinflamatorios.
Como la inflamación puede causar un procesamiento inadecuado de los azúcares y toxinas a las que estamos expuestos los fitoquímicos de la moringa pueden ayudar a reducirla.
Además varios estudios han demostrado su capacidad para reducir la inflamación crónica, los niveles de azúcar en la sangre, el colesterol, la obesidad y trastornos intestinales.
También ha sido utilizada tradicionalmente para estimular las defensas del cuerpo y desintoxicarlo, aumentar los niveles de energía, controlar el peso y la digestión, promover la piel sana, aliviar los dolores de cabeza y prevenir la caída del cabello.
La moringa se puede conseguir en polvo y para incorporarla en la dieta diaria, puedes simplemente espolvorear una cucharadita sobre una ensalada o unos cereales húmedos, o también mezclarla en un jugo, licuado o batido. Puedes consumir una cucharadita cafetera con el desayuno, en la tarde o los que quieren mejorar su digestión y el sueño, la pueden toman en la noche. Lo ideal es que ensayes por 3 días a la misma hora, para saber cual de los 3 horarios te funciona mejor. Redacción Bles