
Investigaciones recientes en Canadá han revelado intervenciones transgénero en menores sin la supervisión adecuada o el consentimiento de los padres, desatando un debate nacional sobre los derechos de los niños y el papel de las escuelas y el gobierno.
El debate sobre los derechos de los niños transgénero y el uso de bloqueadores de la pubertad en Canadá es un tema que probablemente se convierta en central en las próximas elecciones federales. El líder del Partido Conservador Federal, Pierre Poilievre, se opone a la administración de bloqueadores de la pubertad a menores, mientras que el primer ministro Justin Trudeau mantiene una postura progresista en favor de los tratamientos transgénero.
Sin embargo, las investigaciones recientes han revelado preocupaciones sobre cómo se maneja la intervención transgénero en Canadá, especialmente en las escuelas y clínicas de género privadas.
Una investigación realizada por Radio-Canada, titulada “Trans Express,” expuso el proceso de intervención transgénero en Canadá. En ella, una actriz de 14 años, con una cámara oculta, solicitó hormonas cruzadas en una clínica de género privada. A pesar de no tener referencia médica, los padres no estar presentes y revelar un trastorno alimentario, recibió la receta en solo nueve minutos. El médico no revisó los efectos secundarios ni investigó posibles condiciones subyacentes. El médico también planteó temas de preservación de la fertilidad, sin mostrar preocupación por los posibles efectos de los tratamientos a largo plazo. La investigación concluyó que los adolescentes de Quebec están siendo empujados a “transiciones” irreversibles.
Otros informes indican que las escuelas canadienses están llevando a cabo transiciones sociales de menores sin el conocimiento ni consentimiento de los padres. Algunos padres han sido investigados por servicios sociales por oponerse a la transición de sus hijos, y los informes destacan la falta de transparencia y supervisión en estos procesos.
A medida que las provincias canadienses avanzan hacia la aprobación de leyes que exigen notificar a los padres sobre la identidad de género de sus hijos, se genera un debate sobre el papel de las escuelas y el gobierno en la vida privada de las familias. A pesar de la postura progresista de Trudeau y sus aliados políticos, cada vez más canadienses están cuestionando la validez y ética de las intervenciones transgénero en menores, y los conservadores buscan llevar esta cuestión al centro del debate político.
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