El año pasado, el Partido Comunista Chino anunció que, entre otras reformas, disolvería la Oficina 610, un “grupo líder” que jugó un papel clave en la persecución a Falun Dafa.
El 21 de marzo de 2018, el PCCh anunció una serie de reformas estructurales planificadas para los organismos del Partido y del Estado que concentran aún más el poder en las manos de las autoridades centrales del Partido bajo el actual mandatario chino Xi Jinping. Entre los 60 puntos de la lista de reformas figuraba la disolución de la Oficina 610, así como de otras dos organizaciones relacionadas con la campaña de persecución contra Falun Dafa.
Según un documento filtrado de la oficina provincial de Liaoning el pasado octubre a través de Bitter Winter, la Oficina 610 comenzó una nueva campaña para atacar a los practicantes de Falun Gong y a otros creyentes en la provincia. La fecha de finalización de la campaña de persecución es marzo de 2019, fecha en la que está previsto el cierre de la Oficina 610.
La necesidad del Partido de preservar su régimen autoritario parece impedir una mejora significativa de los derechos humanos en China. Pero la crisis acecha más allá del control del régimen, como la recesión económica, la guerra comercial entre China y Estados Unidos y el malestar social. A medida que estos y otros desafíos se intensifican, Xi Jinping y sus colegas podrían verse obligados a tomar decisiones sin precedentes si quieren mantener sus posiciones. Recordamos que Falun Dafa, es una disciplina de mente y cuerpo basada en los tres principios fundamentales del cosmos Verdad, Benevolencia y Tolerancia, y más de 100 millones de personas practicantes de esta disciplina han sido cruelmente perseguidos incluso hasta la muerte.