4 minutos. Se aproximan las elecciones en Colombia, y solo hay dos caminos muy diferentes para escoger. Esperamos que los colombianos tengan la racionalidad de escoger el correcto.
El 29 de mayo de este año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Colombia. Este es un evento de gran relevancia en países democráticos, pues se elige el carácter de gobierno para los siguientes años.
Porque, lo que ocurra en 2022 necesariamente va a tener la mayor relevancia de los últimos tiempos. Y esto se debe a que, tal como ocurre en todo nuestro continente, hay una arremetida de la izquierda radical, que ya gobierna en varios países.
Todos conocemos de sobra el drama que están viviendo Cuba, Venezuela, Nicaragua, por nombrar solo algunos países. Pero Argentina, Chile y Perú emprendieron el mismo camino, y los resultados desastrosos se están viendo día a día.
Lo más lamentable es que en todas partes se advierte lo que les espera a los países que siguen ese camino. Y que ese camino nunca ha tenido un final diferente al desastre social y económico; pero nadie escucha porque creen que a nosotros no nos pasará y que vamos a ser como ‘Noruega’.
De acuerdo a lo anterior, me atrevo a preguntar a los colombianos:
- ¿Votaría por un candidato que promete detener la exploración y explotación del petróleo, que significa alrededor del 25% de la economía nacional?
- ¿Votaría por un candidato que promete apropiarse de los ahorros pensionales para redistribuirlos entre quienes no aportaron para pensión?
- ¿Votaría por alguien que promete subsidios gratuitos a millones de personas, sin explicar de dónde vendrán los recursos?
- ¿Votaría por quien promete intervenir en el Banco de la República para emitir billetes como si fueran fotocopias, sin importar que ese fue el primer paso que llevó a la debacle económica de la Venezuela chavista?
- ¿Votaría por alguien que evita la palabra “expropiación” pero habla de “socialización” para apropiarse de las tierras que muchos han conseguido como producto de su trabajo y esfuerzo?
- ¿Votaría por alguien que promete suspender definitivamente las obras de Hidroituango, que dotarán de energía a millones de familias, cuando los problemas que dicha represa tenía están prácticamente solucionados?
- ¿Votaría por alguien cuyo plan de gobierno consiste primordialmente en acabar, destruir, expropiar, dividir, en vez de construir unir y crear?
- ¿Votaría por alguien que es apoyado descaradamente por los grupos armados de narcotraficantes como las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo, que imponen la ley de la muerte en las zonas que controlan y obligan a votar sólo por ese candidato?
- ¿Votaría por un candidato cuyos aliados se reúnen en las cárceles con políticos condenados por corrupción para hacer acuerdos dudosos que le pueden generar votos?
- ¿Votaría por quien es enemigo de las instituciones militares y de policía que nos han salvaguardado por años del caos provocado por los grupos delincuenciales que trafican con drogas, desplazan campesinos, reclutan y violan a menores?
- ¿Votaría por un candidato cuyo movimiento patrocina pandillas que incendian y destruyen las ciudades, sembrando el miedo entre quienes se oponen a ellos, al modo de los llamados “colectivos chavistas”?
- ¿Votaría por quien promete acabar las EPS que han logrado un cubrimiento casi total de la población, para regresar al sistema fallido del Seguro Social, consumido por la corrupción y la inoperancia?
- ¿Votaría por alguien que fue visto por todo el país en un video, recibiendo dinero efectivo en bolsas, algo que nunca pudo explicar y de lo cual se libró por un vencimiento de términos que no implica inocencia?
Hay muchas preguntas más, donde caben las falsas promesas de trenes aéreos y dinero gratis para todos los que no deseen trabajar.
Sin embargo, son muchos los colombianos que han caído en la trampa de la retórica fácil del “cambio”, que maneja la izquierda. A ésta ni siquiera le importa acoger en sus filas a políticos de la vieja escuela, curtidos en corruptelas y componendas. Políticos que pasaron de la extrema derecha al centro y ahora a la extrema izquierda; al contrario, allí son bienvenidos.
Todavía es tiempo de reflexionar. El futuro de todo el país se juega en unas pocas horas. Y debemos subrayarlo, es el futuro de toda Colombia.
Si no se vota a conciencia, las consecuencias no serían solo para los ricos, los banqueros o empresarios. Al fin y al cabo, cuando la tormenta se avecine, ellos podrán sacar su dinero a un sitio más seguro y empezar de nuevo.
Las consecuencias realmente serán para los millones de colombianos de a pie. Para aquellos que no pueden emigrar; que solo cuentan con una vivienda que aún siguen pagando, y un empleo en algún banco o empresa de esas que la izquierda promete intervenir.
De modo que debemos ser conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos, ante nosotros, nuestro futuro y el del continente.
Recordemos unas palabras pronunciadas recientemente por el Premio Nobel de literatura peruano Mario Vargas Llosa:
“Colombia es uno de los países más dramáticos en estos momentos porque si Colombia, como desea Venezuela, vota mal en estas elecciones, América Latina se hunde”.
Escrito por Carlos Morales G.
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