El rastro de sangre y dolor que los pederastas dejan tras de sí es tal que podría herir la sensibilidad de algunas personas, sin embargo, numerosas víctimas los denuncian.
Se trata de una extensa y poderosa red de torturadores que habitualmente ejecuta a miles de niños y bebés en sus rituales satánicos, para devorarlos y obligar a sus madres a comer de su carne y beber de su sangre inocente, según relató Truth Justice el 16 de julio.
También adjuntó un video de más de 48 minutos con docenas de los aterradores testimonios.
Los rastros de esta aterradora costumbre se remontan miles de años atrás, y en la actualidad es parte del ritual de admisión para los más altos círculos de poder del mundo, y los ‘aspirantes’ dejan pruebas de sus crímenes con las que son sujetos de chantaje.
Una de las víctimas de Alemania, Heidemarie Cammans, declaró: “Se trata de la ceremonia satánica de la misa negra. Este ritual sirve para adorar a Satanás. Satanás quiere sacrificios, Satanás quiere sacrificios de sangre, Satanás quiere más y más sacrificios de sangre, y lo mejor para Satanás es un niño recién nacido”.
El rastro de sangre y dolor que los pederastas dejan tras de sí
La declaración típica de las víctimas es del tipo que rindió Lisa, también de Alemania. Ella sufrió violaciones sexuales y quedó embarazada por satanistas. 4 meses después se la hizo abortar.
Cuando el niño salió muerto tras un parto muy doloroso, “ella tuvo que llevarlo al altar, aunque todavía estaba sangrando mucho y apenas podía caminar. Allí, junto con el sumo sacerdote, tuvo que trocear el feto muerto. Lisa también tuvo que comer un trozo y beber sangre”.
Además de sufrir violaciones múltiples veces, los niños tienen que realizar actos sexuales con animales. También son abandonados en bosques oscuros en los que se sueltan perros que los persiguen y los destrozan, si no son cazados salvajemente.
Con frecuencias los padres de los niños participan de los crímenes horrendos. Ni siquiera los cadáveres de los bebés se libran de las violaciones sexuales.
Más aún, tales escenas se filman y son vendidas a precios que oscilan entre los 25.000 y el millón de dólares, dependiendo que cuánto sufrimiento y crueldad puedan contener.
Personalidades implicadas
Fiona Barnett, de Australia, violada desde los 6 años, denunció en su libro “Eyes Wide Open” al entonces “primer ministro Gough Whitlam, al Fiscal General Lionel Murphy, al Gobernador General John Kerr, al posterior Primer Ministro Bob Hawke, al ex Presidente de Estados Unidos Richard Nixon y al magnate de los medios de comunicación Ted Turner”.
Por su parte, la alemana, Janett Seemann, informó al Papa Benedicto y a la ex canciller Angela Merkel, que los niños: “Eran vendidos, maltratados, torturados y asesinados en una red criminal pedófila muy extendida”.
Brice Taylor, en Estados Unidos, implicó a John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon y Ronald Reagan
Como si fuera poco, se descubrió que las redes de traficantes, las organizaciones de protección de menores, la policía, la judicatura y la política colaboran entre sí en esta abominable explotación, incluso ¡el poder judicial y la política protegen a las redes de pederastas!
Cómo ayudar
Para Renate Rennebach, ex miembro del Bundestag alemán y fundadora de la Fundación para Víctimas de Abusos Rituales: “Mientras la sociedad no acepte que son los señores de los chalecos blancos los que están implicados y que ellos tienen la red y nosotros no, nada cambiará”.
Ahora, la película Sound of Freedom se convierte en el faro que arroja luz sobre estos abominables crímenes, que claman justicia para los millones de niños que anualmente son sacrificados de manera tan atroz.
Ante estos hechos, los padres y demás personas deberían ser mucho más rigurosos con el cuidado de sus hijos pequeños, defender los derechos de las familias y crear una red social inexpugnable que limite al máximo tales crímenes.
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Imagen de portada: (Toma de pantalla: YouTube/sognoinfinito9)
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