Hace algunos días el Parlamento Europeo aprobó una resolución muy crítica con la situación de las minorías religiosas y étnicas en China, y advierte a los estados miembros acerca de la extensión de esa persecución a territorio europeo.
La resolución destaca que el marco estratégico de la Unión Europea sobre derechos humanos y democracia ocupa un lugar central en las relaciones con todo tercer país. Por ello muestra su preocupación ante el grave deterioro en la situación de los derechos humanos en China.
En la declaración se lee: “El Gobierno ha mostrado una mayor hostilidad hacia la disidencia pacífica, las libertades de expresión y religión, y el Estado de Derecho. Las autoridades chinas han detenido y llevado a los tribunales a cientos de defensores de los derechos humanos, abogados y periodistas”.
El texto asegura que la nueva normativa sobre religión que entró en vigor en China el 1 de febrero de 2018 es más restrictiva para los grupos y las actividades de carácter religioso y los obliga a conformarse más a las políticas del Partido Comunista de China.
Dice: “La libertad religiosa y la libertad de conciencia no se habían encontrado en peor situación desde el inicio de las reformas económicas y la apertura de China a finales de los setenta del siglo pasado”, asegura la resolución y añade que “China es uno de los países con más presos religiosos”.
Polémico acuerdo China – Santa Sede
Lo que hace que China se sienta fuerte es el reciente acuerdo del régimen chino con la Santa Sede firmado en septiembre de 2018 y la adhesión de Italia al cuestionado proyecto llamado ‘Un cinturón, una ruta’.
Sin embargo, este acuerdo con el Vaticano en virtud del cual los obispos chinos serán elegidos por el Papa de una lista elaborada por el régimen ateo comunista de China preocupa mucho a la UE.
Desde su firma, “las comunidades religiosas cristianas se ven sometidas a una represión cada vez mayor en el país, y los cristianos, independientemente de que sus Iglesias sean clandestinas o cuenten con la aprobación del Gobierno, padecen el acoso y la detención de los fieles, la demolición de iglesias, la confiscación de símbolos religiosos y la represión dirigida contra las celebraciones cristianas”.
A este respecto el cardenal emérito de Hong Kong, Joseph Zen dice que la firma de este pacto por la Santa Sede es “una increíble traición: los corderos son entregados a manos de los lobos”.
Y es que este acuerdo ha dejado a los cristianos clandestinos, que se habían mantenido fieles al Papa, literalmente a los pies de los caballos del régimen comunista.
Uigures y tibetanos han sido también víctimas de una brutal represión por parte del régimen chino y los observadores y periodistas internacionales no tienen acceso ni al Tíbet ni a Xinjiang.
La resolución dice respecto al Tíbet que “Se han incrementado en los últimos años, al igual que las detenciones arbitrarias, los actos de tortura y los malos tratos”.
El texto también pide el fin inmediato de las detenciones arbitrarias de los practicantes de Falun Gong, la minoría perseguida más mayoritaria en China: unas 100 millones de personas según datos del propio régimen de 1999, fecha en que comenzó la persecución oficialmente.
Falun Gong, también conocida como Falun Dafa, es una práctica milenaria de la Escuela Buda que se hizo muy popular en China en los años ´90. A final de esa década y debido a su gran popularidad, el entonces presidente de China, Jiang Zemin ordenó exterminarla, comenzando así, el que posiblemente sea el genocidio más sangriento de la historia, que aún continúa.
En este sentido, en diciembre de 2013, el Parlamento Europeo firmó una resolución en la que exigía a China que pusiera fin a la extracción forzada de órganos a presos de conciencia chinos.
En la resolución de 12 de diciembre de 2013, la UE expresó “su profunda preocupación por las informaciones continuas y creíbles de extracción de órganos sistemática y dictada por el Estado en la República Popular China ejercida sobre presos de conciencia sin que estos hayan dado su consentimiento, incluidos numerosos seguidores de Falun Gong encarcelados por sus creencias religiosas, así como miembros de otros grupos religiosos y étnicos minoritarios”.
El pasado 9 de abril se celebró en Bruselas la 21ª Cumbre UE – China en la que el régimen comunista se encargó de que las cuestiones de derechos humanos finalmente quedaran en un plano totalmente marginal.
En este sentido la resolución pide a la Comisión que emitan “una comunicación independiente sobre esta cuestión que incluya una evaluación coherente de la situación y los motivos que impidieron acordar una declaración de mayor firmeza”.
La UE hace un claro llamamiento a los países miembros para que no permitan en sus territorios que las autoridades chinas ‘acosen’ a miembros de las minorías religiosas o étnicas ‘para obligarlos a actuar como informantes, a forzar su retorno a China o a silenciarlos’.
En este sentido plataformas de estudiantes y profesores universitarios llevan años denunciando los ‘caballos de Troya’ que se han infiltrado en universidades de 140 países de todo el mundo, a través de los Institutos Confucio (IC).
El Servicio Canadiense de Inteligencia y Seguridad emitió un informe en 2013 donde explica como los IC son utilizados para reclutar espías, conducir espionaje e interferir con gobiernos extranjeros.
Además, en Canadá, los IC han estado involucrados en la movilización de estudiantes para protestar contra las políticas que no agradan a China.
En Europa 11 universidades han cerrado sus IC desde 2013 debido a la falta de transparencia, respeto por los derechos de los profesores, espionaje y adoctrinamiento comunista encubierto.
Falta de reciprocidad en acuerdos con Chin: La UE se ha dado cuenta de la enorme influencia de China en suelo europeo y de la falta de reciprocidad en muchos ámbitos como los comerciales, económicos, culturales y políticos.
Al respecto comentó el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker el pasado 9 de abril tras la celebración de la cumbre: “Como buenos amigos, también debemos ser sinceros y decir que no se ha hecho lo suficiente para avanzar hacia una relación económica más equilibrada y recíproca o para cumplir los compromisos asumidos en la Cumbre de Pekín del pasado año, especialmente en materia de comercio e inversión”.
El inquietante avance tecnológico del gigante asiático es un tema que está en el centro del debate comercial y político hoy, por las implicaciones que las tecnologías de cibervigilancia y de 5G pueden tener en la seguridad de los estados soberanos.
En este sentido Estados Unidos ya ha dejado muy claro que dejará de compartir información de inteligencia con aquellos estados que hayan otorgado la concesión de la red 5G a empresas chinas, entre ellas la cuestionada y polémica Huawei.
Mientras tanto, la resolución aprobada pide a los estados miembros expresamente que “suspendan todas las exportaciones y transferencias de tecnología de bienes y servicios que China está utilizando para ampliar y mejorar sus equipos de cibervigilancia y su dispositivo predictivo de elaboración de perfiles”.
También ha pedido expresamente la liberación de los dos ciudadanos canadienses Michael Spavor y Michael Kovrig actualmente retenidos en China. Redacción BLes –