Exploramos la capacidad de los fetos para sentir dolor durante procedimientos como el aborto por dilatación y evacuación, con testimonios de expertos y sobrevivientes. La ciencia y el debate ético se entrelazan en este tema crucial
La capacidad de un feto para experimentar dolor durante un aborto ha sido objeto de intensas discusiones médicas y éticas. En un reciente video de la serie Face to Face de Live Action, el Dr. Anthony Levatino, un exabortista, comparte su experiencia observando cómo un feto reacciona durante procedimientos invasivos, como la amniocentesis, lo que sugiere que, a las 16-17 semanas, un feto puede sentir dolor. Claire Culwell, una sobreviviente de aborto, relata su angustia al pensar en el dolor que su gemela pudo haber experimentado durante un aborto por dilatación y evacuación o “desmembramiento” (D&E).
El aborto D&E es un procedimiento común en el segundo trimestre que implica el desmembramiento del feto dentro del útero. Levatino describe este proceso como brutal y traumático, señalando que los fetos que sufren este tipo de intervención probablemente experimentan dolor antes de que la anestesia surta efecto, si es que se usa.
Investigaciones recientes apoyan la posibilidad de que los fetos a partir de las 8-12 semanas de gestación puedan sentir dolor. Según varios estudios, la estructura neurológica necesaria para la percepción del dolor está presente en estas etapas tempranas del desarrollo fetal. La Dra. Colleen Malloy, de la Universidad Northwestern, en su testimonio ante el Congreso, afirmó que el dolor que experimentan los fetos puede ser incluso más agudo que el que siente un adulto, debido a la inmadurez de su sistema nervioso.
“Creo firmemente, como lo demuestra la evidencia, que el dolor que experimenta el feto no es menor que el que experimenta el neonato o el adulto”, afirmó. “Incluso puede ser mayor que el que usted o yo experimentaríamos por un desmembramiento u otra lesión física”.
Este debate sobre el dolor fetal tiene implicaciones significativas en la ética del aborto y en la legislación que busca proteger a los no nacidos. La experiencia de sobrevivientes como Culwell resalta la cruda realidad de los procedimientos abortivos y plantea preguntas difíciles sobre los derechos de los fetos y la moralidad del aborto en etapas avanzadas.
La ciencia sigue avanzando, pero el debate ético continúa, enfrentando el derecho a la vida contra el derecho de elección de las mujeres.
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