Tiempo de lectura 5 minutos. Esta artista pertenece al grupo étnico de indígenas kazajos que junto con un grupo de uigures se han enfrentado a las brutales represiones del régimen chino.
Bitter Winter, una revista sobre libertad religiosa y derechos humanos entrevistó a Zhanargul Zhumatai, una artista china de 43 años en Urumqi, capital de la región autónoma de Xinjiang.
Esta artista pertenece al grupo étnico de indígenas kazajos que junto con un grupo de uigures se han enfrentado a las brutales represiones del régimen chino.
¿Quiénes son los uigures?
Según publicaciones recientes de VCS radio.net, la comunidad uigur es una etnia musulmana de origen turco, que en su mayoría está asentada en la región de Xinjiang, noroeste de China. Desde la época de Mao Zedong, cuando su ejército anexó este territorio a la República Popular China, este pueblo ha sido severamente reprimido en un intento de someterlo mediante la destrucción de su cultura, creencias religiosas y costumbres sociales; realmente un genocidio cultural.
En la entrevista realizada en su apartamento, Zhumatai le manifestaba a Bitter Winter: “Solo quiero vivir la vida normal que se me está negando. Le ruego a la comunidad internacional que
intervenga y presente mi caso ante la ONU, a pesar de saber que, al hacerlo, podría morir”.
Ella sabía que hablar con un periodista extranjero era peor y la podían condenar más drásticamente, pero sus temores fueron eliminados ante la desesperación de hacer llegar una voz de auxilio a cualquier persona que la pudiera escuchar.
Entre lágrimas, explicó cómo su vida se ha vuelto inaguantable desde su liberación después de dos años de encierro y ahora la policía la amenaza con llevarla a un hospital psiquiátrico.
Su historia
Desde muy pequeña Zhanargul amaba las artes. Aspiraba que la música y cultura de su pueblo la disfrutara un mayor público en la región. Llego por primera vez a Kazajstán (estado turco
independiente) en 1999 y estudio en la Universidad Nacional Al- Farabi Kazakh. Posteriormente trabajó como periodista y creó su propia compañía de arte.
En 2008, regresó a China, donde recibió los más altos elogios por parte del Partido Comunista Chino PCCh por sus numerosas exposiciones y eventos culturales. Tenía una gran pasión por
preservar el patrimonio cultural kazajo y viajó por muchos lugares grabando música, literatura popular y poesía para el futuro.
En su viaje por las montañas, pudo constatar que los pastores que criaban ovejas y cabras durante siglos, eran sometidos a grandes injusticias por el bajo pago que recibían por sus tierras. Debido al pastoreo excesivo que según el régimen chino se presentaba, se implementó la política de transformar grandes extensiones de tierras de pastoreo en parques nacionales.
Convencida de que los pagos injustos a los pastores no eran obra del gobierno central, sino de la corrupción en los niveles más bajos, Zhumatai planteó el asunto a las autoridades locales. Se convirtió en defensora de los derechos de los pastores y esto resultó ser su desplome.
En ese tiempo, el gobernador de Xinjiang (región autónoma de China) Chen Quanguo, había lanzado una redada “antiterrorista”. Según las autoridades por “delitos “como llevar barba, ir a la mezquita, tener hijos estudiando en Turquía o leer un libro de un autor prohibido, millones de uigures y kazajos fueron detenidos.
Su injusta detención
Por su protesta legal, Zhumatai fue tachada de alborotadora, y detenida sin previo aviso por las autoridades de Urumqi el 26 de septiembre de 2017 y allí permaneció como en una pesadilla por 2 años y 23 días.
Nunca fue a los tribunales, no tuvo asistencia letrada ni recurrió a un juicio ni una defensa. Allí decayó en condiciones miserables de brutalidad y barbarie. Fue esposada y torturada y la ausencia de atención médica para los “prisioneros” la dejó destrozada física y emocionalmente.
Liberación
El 18 de octubre de 2019 fue liberada repentinamente. Encontró que su empresa fue liquidada, sus medios de comunicación cancelados y sus fondos decomisados.
Una vez que terminó sus llamados “estudios” las autoridades no la han dejado en paz ni un solo día, a diario la someten a interrogatorios, golpes en la frente y amenazas de todo tipo.
Trató de reiniciar su empresa, pero no lo logró debido a su llamado “historial criminal”. Cuando vio que no tenía futuro en China solicitó permiso para viajar a Kazajstán, pero le exigieron vender su casa para pagar la hipoteca, y después se quedó sin casa y sin trabajo.
En una carta que escribió en febrero de 2021 a las autoridades, Zhanargul dice que los dos años de detención la han llevado a”perderlo todo” (libertad, salud, carrera, vida cotidiana, residencia). También se queja de que la policía la mantiene bajo estrecha
vigilancia y la acosa.
Actualmente vive con su madre y sin empleo. Desesperada por su situación, cruzo la frontera con un ex colega en Kazajstán quien notificó a un líder de la Organización de Derechos Humanos y este publicó su historia en las redes sociales.
El pasado 2 de enero, la policía contactó a todos sus familiares y la acusó ante ellos de haberse asociado con terroristas y espías extranjeros y se les dijo que evitaran que ella desacreditara al
estado con sus mentiras. A su hermano lo enviaron con el mensaje de que, si ella se entregaba al hospital psiquiátrico y alegaba locura, la justicia la dejaría de perseguir.
En la entrevista con Bitter Winter ella insistió en su decisión de contar su historia al mundo. Dijo: “Si vienen a la puerta, no la abriré”, exigiendo que traigan funcionarios que escuchen su versión de los hechos. “Nunca me rendiré a un hospital psiquiátrico”, agregó. “No soy un enfermo mental. No soy una mala persona. Soy inocente de los crímenes”, subrayó. “Por favor, cuéntale al mundo lo que me han hecho”, imploró, “antes de que sea demasiado tarde”.
Su caso ya ha sido publicado en el canal de Youtube de Atajurt, donde se irá actualizando.
Artículo escrito por Margarita Restrepo para VCSRadio.net
Locución: Liliana Fonseca
Fuente: Bitter Winter
Imagen de portada: Pexeles
Imagen: Zhanargul Zhumatai. From Twitter.