Descubre los fascinantes estudios del Dr. Masaru Emoto sobre el agua y cómo nuestros pensamientos, emociones y palabras pueden transformarla
El doctor, Masaru Emoto, es un científico japonés conocido mundialmente por sus estudios en relación al agua. Su método consiste en tomar muestras de diferentes lugares de agua, congelarlas y fotografiar los cristales que se obtienen en este proceso.
Las fotografías resultantes de este fascinante estudio, las publicó con el título de Mensajes del agua. Demostró cómo el efecto de determinados sonidos, palabras, pensamientos y sentimientos alteran la estructura molecular del agua.
Su misión es decirle al mundo de que el agua es el alma del universo, porque es una conciencia líquida que graba las intenciones de cada uno, y se las devuelve.
“Si la naturaleza es bella, el agua también lo será, y viceversa. El agua es mensajera de Dios, y con solo sentir amor y gratitud, todo se volverá mejor”, dijo Emoto.
El agua tiene memoria
Todo comenzó hace muchos años, cuando Masaru buscaba poder visualizar la efectividad sanadora de sus preparados homeopáticos, a base de agua, que él hacía como terapeuta.
Demostró que los cristales de hielo del agua, tienen memoria. Son capaces de registrar las vibraciones de toda sustancia que se les disuelve, aún si es infinitesimal e indetectable para nosotros.
El misterio consiste en que la información de la sustancia siempre se registra en el agua.
Por ejemplo, si disuelves una gota de aceite esencial de flor de cerezo en agua, la congelas y luego la descongelas lentamente, se formarán cristales que solo podrás ver a través de un microscopio. Y al observar estos cristales, verás como adoptan la forma de una flor de cerezo.
Al realizar el mismo experimento con otras clases de flores, observamos que siempre el cristal replica la geometría de la flor que estemos trabajando.
La transformación del agua con la meditación
Otro experimento que Masaru realizó, fue con un monje zen, a quien le dio un frasco de agua contaminada de un lago, que anteriormente al cristalizar, había formado una figura deforme.
El monje realizó una meditación proyectando su energía hacia este frasco de agua. Cuando Masaru cristalizó, una vez más, una gota de esta agua, al observarla mediante el microscopio, pudo apreciar la formación de un cristal muy bello.
A nivel subatómico, el agua puede recolectar vibraciones de emociones, como pensamientos. Así, el monje pudo modificar la estructura del agua, a través de su armonía.
El poder de las palabras en el agua
A un vaso de agua destilada se le expuso a recibir palabras maleducadas, groseras y violentas; cuando se cristalizó el resultado fue muy malo, surgieron cristales aberrantes.
En cambio, cuando las palabras fueron amorosas y dulces, se formaron cristales bellísimos. Los más impresionantes tuvieron formas hexagonales fractales.
Las palabras que más agradan al agua son amor y gracias.
Sin importar el idioma en el que se hable, el efecto es igual. Por ejemplo, la palabra “gracias” encierra naturalmente la vibración de la gratitud, de esta intención y estado de ánimo específico. De esta manera, esto es lo que recibe el agua, la vibración original.
Al bendecir líquidos como el agua, la sopa o el vino, esta intención benevolente hace que estos se carguen de vibraciones benéficas y así serán saludables.
De hecho, el agua bien tratada, con buenas vibraciones, puede ser muy útil para tratar enfermedades. Esta será la medicina del futuro.
La vibración de la música y las imágenes
Continuando con su investigación, Masaru, estudió el efecto que produce la música en el agua. Las conclusiones que obtuvo, fueron que al agua le disgusta el heavy metal y la música estridente, pero le encanta la música clásica como la de Mozart.
Con las canciones “Blanca y radiante va la novia” y el “Ave María” se origina un cristal bastante armonioso en forma de hexágono.
En cuanto a las imágenes, al agua le placen más las de amaneceres y atardeceres de paisajes muy bellos, así como de niños que sonríen y delfines que nadan.
El mejor tratamiento para el agua que utilizas
El agua de manantial es la mejor por su disposición de servirle a todos los que deseen beberla. El hecho de fluir y saltar por la naturaleza es algo que la alegra muchísimo. También el agua que se extrae de yacimientos subterráneos es muy buena.
Contrario al agua que extraemos del grifo, la cual está enferma y carece de vibraciones. Esta produce unos cristales muy desagradables.
Una buena recomendación que puedes hacer para que transformes el agua que bebes, es la de colocar o escribir en una botella o jarra de agua, la palabra “amor” o “gracias”. Esto hará que esta agua se vivifique y purifique.
Así mismo, al tomar una ducha, agradécele al agua por mojarte y a la vez limpiarte y refrescarte. Y cuando laves tus manos bajo el grifo, ama aquella agua; primero pidiéndole perdón por haberla menospreciado tanto y luego dale las gracias por existir.
Aunque aquella agua se irá por el desagüe, estará cargada del amor que le brindaste y cuando llegue a los ríos o al mar, los volverá mejores.
Por esto es muy importante educar a los niños en el respeto y cariño hacia el agua, así seremos muchos los que mejoraremos el planeta.
Artículo escrito por Darío Chaparro para VCS Radio.net con información de La Vanguardia.
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