Tiempo de lectura 6 minutos. En estos centros obligan a los presos de conciencia escuchar pronunciamientos que denigran y atacan sus creencias y los coaccionar para que renuncien a su fe.
Los centros de lavado de cerebro en China operan como prisiones extrajudiciales y son utilizadas para perseguir y torturar principalmente a los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong y a personas de otros credos como cristianos, musulmanes, budistas, etc.
Falun Gong también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual que se originó en China en el año 1992, compuesta de ejercicios suaves de meditación y superación moral basada en los principios de Verdad, Benevolencia, y Tolerancia. Se estima que 100 millones de personas practicaban Falun Gong en China a fines de la década de 1990.
El Partido Comunista Chino PCCh se vio amenazado por esta popularidad de Falun Gong y su gran crecimiento en tan pocos años y lanzó una persecución contra la práctica en 1999. Desde entonces, millones de practicantes de Falun Gong han sido encarcelados o llevados a pabellones psiquiátricos y a otras instalaciones, mientras que cientos de miles han sufrido torturas, según estimaciones del Centro de Información de Falun Dafa.
Cómo se iniciaron y operan los centros de lavado de cerebro
El 10 de junio de 1999 se estableció en China una oficina llamada Oficina 610 (creada el día 10 del mes 6°) cuyo poder y autoridad está por encima de todos los niveles del gobierno. Es una organización que se fundó para perseguir a practicantes de Falun Gong y obligarlos a aceptar el lavado de cerebro para renunciar a su fe, procedimiento que realizan en los llamados “centros de lavado de cerebro”. Sin embargo, este proceso de obligar a la gente a permanecer en un centro de estos, es totalmente extrajudicial.
Las instalaciones de lavado de cerebro, son denominadas por el PCCh como “Centros de mejora de la ley” o “Escuelas educativas de la ley”. Sin embargo, la realidad es que estos centros o lugares donde los empleados de la oficina 610 encarcelan a los practicantes, operan solamente para obligarlos a escuchar pronunciamientos que denigran y atacan a Falun Gong, coaccionarlos a renunciar a su fe, o en palabras del régimen comunista, a ser “transformados”.
En el centro de lavado de cerebro de Gongjiawan en la ciudad de Lanzhou, provincia de Gansu, el método más común para torturar a los practicantes más firmes, es encerrarlos en celdas de aislamiento y colgarlos de las esposas durante largos periodos de tiempo.
Casi todos los distritos de la ciudad de Wuhan, tienen un centro de lavado de cerebro. El del distrito de Hongshan está situado en el antiguo edificio de la Escuela Media Shiju y su funcionamiento depende de la financiación del gobierno de la ciudad y del Comité de Asuntos Políticos y Legales, un organismo extrajudicial encargado de perseguir a Falun Gong.
Según la información recogida por Minghui.org, un sitio web dedicado a informar sobre la comunidad de Falun Gong en todo el mundo, el personal de seguridad en estos centros eran miembros del Partido
Comunista Chino que trabajaban en las instituciones judiciales y que solían estar cerca de la edad de jubilación entre 55 y 60 años.
La mayoría del personal para vigilar a los practicantes llevaba décadas haciendo ese trabajo. Algunos eran guardias de prisiones jubilados, otros eran miembros de la federación de mujeres del municipio y otros eran jubilados de diversas profesiones. Algunos de los altos cargos son Yu Sumei (coordinador de muchos centros de lavado de cerebro de la ciudad), Wang Xingmei, Hong Meili, Zhang Yanli, Xia Yu,
Chen Zhibin y Han Jun.
Testigo relata cómo operan los centros de “Lavado de cerebro” en China
Minghui.org, presentó un relato de un practicante de Falun Gong que fue llevado al centro de lavado de cerebro el año pasado y cuyo nombre se omitió por razones de seguridad. Nos permitimos a continuación reproducir este relato:
“Desde principios de 2022, un miembro del personal del comité residencial empezó a vigilarme en el pasillo de mi apartamento. Un día, mientras caminaba por la calle, me detuvieron a la fuerza y me
llevaron al Centro de Lavado de Cerebro del distrito de Hongshan. Me enteré de que muchos practicantes de Falun Gong habían sido detenidos de esta manera.
Al llegar al centro de lavado de cerebro, me llevaron a la habitación más alejada de la segunda planta. Dos jóvenes me vigilaban desde fuera. Me di cuenta de que había ocho carteles en la pared difamando a Falun Gong. Los arranqué y los tiré a la basura. El instructor Lu Huakun, el personal de vigilancia Xiang y Chen Zhibin, así como Nie Yuancheng, de mi comité residencial, fueron asignados para lavarme el cerebro. Reconocí que Nie estaba presente durante mi detención.
Lu, de 72 años, lleva ocho años participando en el lavado de cerebro a practicantes de Falun Gong. Al principio, me leía libros difamando a Falun Gong durante una hora y media cada mañana y otra hora y
media por la tarde. Le insté a que no hiciera tales cosas y me respondió que siempre seguiría al Partido Comunista. Incapaz de refutarle, rompí los libros que estaba leyendo. En represalia, Lu me quitó la silla y ordenó al cocinero que redujera mi ración de comida a la mitad.
Un nuevo miembro del personal de vigilancia, Han Jun, un hombre fuerte de 1.70 metros de estatura, me dio una patada por detrás y me hizo caer al suelo. Durante los 100 días siguientes, reprodujeron los
vídeos de lavado de cerebro 11 veces al día. El personal del centro de lavado de cerebro me decía a menudo que en cuanto escribiera una declaración renunciando a Falun Gong, me pondrían en libertad. Le dije al director Tian: “El Partido Comunista siempre obliga a la gente a hacer cosas en contra de su conciencia, ya
sea cortar los lazos con sus padres o hijos, o traicionar a sus cónyuges o maestros”.
Seis meses después de que me llevaran al centro de lavado de cerebro, Qu Shen, el jefe del Comité de Asuntos Políticos y Legales que estaba a cargo de la operación de los centros de lavado de cerebro en toda la ciudad, vino a ver cómo iban las cosas allí. Qu lleva al menos 18 años participando en la persecución y es especialmente conocido por torturar a practicantes ancianos y mujeres. Me enteré de que una vez entró en la habitación de una practicante de unos 20 años en ropa interior. Un día, Qu me obligó a ver vídeos de lavado de cerebro durante 13 horas. Tras más de nueve meses de detención, finalmente me liberaron”.
Muchos testimonios como este, se han recogido en estos más de 20 años que lleva la persecución en China a los practicantes de Falun Gong.
Escrito por Margarita Restrepo para VCSradio.net con información de Minghui.org.
Locución, Liliana Fonseca
Imagen de portada, Pixabay