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4,30 minutos. Ciudad Perdida, la urbe más antigua de Colombia, nos lleva al mundo mágico de Buritaca 200, el asentamiento de los ancestros taironas.
Ciudad Perdida, la urbe más antigua de Colombia
En 1976 los medios periodísticos dieron cuenta de un hallazgo arqueológico trascendental y sin precedente alguno en Colombia. Se trataba de Ciudad Perdida, compleja red urbanística prehispánica, demarcada en las estribaciones del macizo montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta. Posiblemente fue construida en el siglo IX por los tairona, quienes tuvieron una cultura de avanzado desarrollo social, estructurada en cacicazgos. Se caracteriza por su capacidad de sostener en aquel entonces un amplio intercambio comercial con poblaciones vecinas.
Se le conoce también con los nombres de Buritaca 200 y Teyuna. El primero, expresa el nombre del lugar (ribera del río Buritaca) junto con el número serial referido al hallazgo arqueológico de 1976. El segundo, que en lengua chibcha significa “origen de los pueblos de la Tierra”, es el nombre reconocido por las poblaciones indígenas herederas de la cultura tairona que en el presente habitan la sierra (Kogui, Arhuacos, Kankuamo y Wiwa); y quienes consideran que el sitio es sagrado; lugar de pagamento, en el que se realizan prácticas rituales con el fin de mantener la armonía del mundo.
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Pero ¿por qué Ciudad Perdida es considerada como el descubrimiento arqueológico símbolo de la arquitectura lítica prehispánica del país; que hasta se la ha señalado, guardadas las proporciones, como la ciudad Machu Picchu de Colombia, convertida hoy día en el Parque Arqueológico de Ciudad Perdida o Teyuna?
Antes de dicho encuentro arqueológico, se asumía que los primeros prototipos arquitectónicos de ciudad llegaron con los españoles; y que fue tan solo durante el período colonial que se inició la construcción urbanística. Ciudad Perdida derrumba dicha visión y se presenta como el paradigma urbanístico prehispánico del país.
Urbanismo y poblamiento
En hipótesis documentadas por investigaciones arqueológicas se presume que los tairona idearon un modelo distintivo de asentamiento urbanístico lítico, denominado “patrón vertical”. Con éste incorporaron, de manera armónica, las particularidades del paisaje natural de la sierra (relieve, cuencas de agua, variada vegetación y clima tropical) con la construcción piramidal de la compleja red urbanística hecha en piedra, compuesta por amplias terrazas circulares, y anillos entrelazados. Sobre ellas que se ubicaban las casas hechas en material vegetal, terrazas para los plantíos, plazas y espacios de confluencia. Además, muros de contención para evitar el derrumbe de las glorietas; caminos de piedra que comunicaban las viviendas y poblados entre sí, canales de desagüe para prevenir la erosión de suelos, puentes y basureros, entre otros elementos.
El poblamiento y desarrollo cultural prehispánico de la Sierra Nevada se ubica entre los períodos denominados Neguanje (siglos I y VII) y Tayrona (siglos VII y XVI). Durante el primer período, hacia el año 650, se estima que aparecen las primeras viviendas alzadas sobre terrazas líticas de forma circular con rústicos muros de contención en piedra. Este hecho arquitectónico la convierte en el asentamiento más antiguo de la zona litoral, e incluso vale la pena resaltar que su construcción data de unos 600 años antes de Machu Picchu. Luego, entre los siglos VII y IX, se consolida la arquitectura urbanística tairona, la cual predominó hasta el siglo XVI.
Escrito por Patricia Morales para VCSradio.net
Foto de portada: William Neuheisel – Creative Commons
Narración: Edgar Montañez
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