11 minutos de lectura. Son inacabables las teorías sobre el intercambio cultural de la antigua América con otras civilizaciones. Pero tal vez, finalmente, todas tienen algo de cierto.
América Prehistórica, Misteriosa Tierra Visitada por Muchos Pueblos
Aunque poco aceptadas por los especialistas, las teorías sobre la influencia de pueblos orientales, especialmente de China, en la América primitiva no pueden ser descartadas.
Debido a la complejidad del continente americano, así como la escasa información autóctona, prácticamente ha sido imposible determinar cómo se pobló tan extenso territorio.
Durante muchos años prevaleció la idea de la llegada de tribus procedentes de Mongolia o el norte de China, las cuales pasaron el estrecho de Behring hace entre 10.000 y 13.000 años.
Pero descubrimientos como el de Chiquihuite en México demuestran que ya hace 30.000 años existían asentamientos en esa región. Hallazgos similares se han dado en Brasil y en Monteverde, Chile.
Pero no se trata solo de la antigüedad de los primeros pobladores o del nacimiento de civilizaciones organizadas.
También la cuestión del origen de esos primeros pobladores es asunto que genera permanentes controversias y disputas entre los defensores de las diferentes teorías.
¿De dónde llegaron los primitivos americanos?
Volviendo a la teoría del estrecho de Behring, tal teoría se sustentó sobre la del hombre de Clovis, hallado en Nuevo México y tenido por mucho tiempo como la prueba de que el hombre americano había llegado desde Siberia cruzando el estrecho, hace 13.000 años.
Pero a medida que avanza la ciencia arqueológica y genética, con nuevos descubrimientos por todo el continente, esta teoría está cada vez más devaluada.
Desafortunadamente, la ciencia de la arqueología y antropología, como tantas otras, están impregnadas por nacionalismos e incluso egos que obstruyen el surgimiento de teorías nuevas que contradigan las ya establecidas.
Sin embargo, los hechos son incontrovertibles, y cada día se llega más a la creencia de que el continente americano tuvo diversos poblamientos, y que pudo ser ocupado desde numerosos lugares del mundo.
Recientemente, en el yacimiento de Rocha al sureste de Uruguay, se hallaron los restos de dos individuos, una mujer de hace 1.400 años y otro de 650 años. Un estudio genético reveló que, aparte de los rastros uruguayos, tenían procedencia de Panamá y Brasil.
Esto probaba el origen multirregional, desvirtuando la teoría de una sola procedencia del hombre de Clovis. También podría comprobar una ruta migratoria de sur a norte, contradiciendo lo que hasta ahora se pensaba.
Todo lo anterior abre las puertas para las teorías e indicios de múltiples procedencias e influencias a lo largo de los milenios en el continente. Muchas de estas historias, negadas por científicos que convierten sus investigaciones en doctrinas irrefutables, cada día tienen más aceptación entre quienes están dispuestos a escuchar atentamente.
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Un monje chino entre los olmecas
La historia del monje budista de origen afgano, Hwui Shan, es bastante conocida entre los especialistas, pero sistemáticamente se han negado a explorarla en profundidad.
Hwui Shan era un monje mendicante o “Sha-man”, quien entre los años 499 y 548 d.C. navegó desde China hacia el este, en compañía de cuatro monjes. Llegó hasta las tierras de Fusang, donde permaneció 40 años, hasta cumplir los 90 de edad.
A su regreso relató las experiencias vividas en dichas tierras al emperador Wu Ti, y fue la narración de la enciclopedia histórica Wen-hsien t’ung-K’ao (Investigaciones de antiguallas) de 1321, del emperador mongol Jintsung, la que llegó a nosotros.
Según el relato, el monje navegó 20.000 li, medida china antigua correspondiente a 6.600 millas hacia el este, hasta alcanzar la maravillosa tierra de Fusang. Allí convivieron con los nativos, difundiendo la doctrina de Buda y conociendo las costumbres locales.
Naturalmente que, como decíamos al comienzo, en América no se encuentran documentos que prueben irrefutablemente nada. Por lo tanto, ha sido difícil corroborar la presencia de este monje, así como su posible influencia en la cultura olmeca, con la cual parece haberse encontrado.
No obstante, existen algunos indicios, como elementos hallados en La Venta, Tabasco. En varias cerámicas y figuras de jade se encontraron inscripciones que parecían signos caligráficos.
Cuando el académico de la Universidad Católica de Texas, Mike Xu le mostró los grabados al especialista en escritura de la dinastía china Shang, Han Ping Chen, éste inmediatamente reconoció los caracteres.
Allí se hablaba del evento relacionado con la fundación de una comunidad, y destacó caractéres como “jefe”, “fundar”, “reino”, etc.
Pero muchos arqueólogos son reacios a profundizar en esto, pensando que podría llevar a la pérdida de la riqueza autóctona de la civilización olmeca. Pero pensemos: ¿acaso existe alguna cultura en el mundo que sea totalmente autónoma?
Solo basta ver cómo el imperio romano conformó gran parte de su cultura de la civilización griega. Los griegos, a su vez, habían tomado elementos egipcios y mesopotámicos. Pero no por esto fueron menos grandes ni perdieron su identidad.
Otros visitantes ilustres
Los visitantes más documentados en américa son los vikingos, quienes encabezados por Leif Erikson hacia el año 1.000 arribaron a Terranova y la península del Labrador en Norteamérica. Pero sus intentos de asentamiento parece que nunca dieron frutos, y con el tiempo fueron olvidados.
Pero mucho antes que los vikingos, se dice que quienes primero rondaron por América fueron los fenicios. Sin embargo, con esta teoría ha sucedido lo mismo que con los ovnis: ha habido tantas pruebas falsas, que al final tienden a descartar la posibilidad de que tal cosa hubiera sucedido.
Sin embargo, la llegada de fenicios no puede desecharse, sabiendo que fueron no solo grandes navegantes, sino exploradores insaciables.
Así mismo conocemos la leyenda del emperador Abubakari II de Mali, al occidente de África, de quien se dice que hacia 1.310 partió hacia el océano y nunca más regresó. Por años se ha buscado su rastro en Brasil, México y otros lugares de América, pero el misterio está aún por resolver,
Más tangibles son los contactos con la Polinesia, estos realmente de ida y vuelta. Existe por ejemplo la creencia de que el dios Viracocha, creador de la civilización inca desde Teotihuacán, al final de su vida llegó hasta Manta en Ecuador, y allí embarcó hacia el occidente, prometiendo regresar algún día.
Según muchos investigadores, se encuentran rastros de su presencia en muchas islas de Polinesia, donde se adora al dios Tiki, que también corresponde a uno de los nombres de Viracocha, llamado Kon Tiki.
Pero lo más contundente es el resultado de estudios genéticos que se han llevado a cabo, los cuales demuestran vínculos entre poblaciones polinésicas y americanas desde hace 800 años.
América nunca estuvo sola
A medida que se recopila información, aunque muy fragmentada, se demuestra cada vez con más certeza que América tuvo poblamientos desde hace miles de años antes de lo que se pensaba inicialmente.
Pero no solo eso, sino que visitantes de otros continentes llegaron en diferentes épocas, y seguramente ayudaron a conformar las civilizaciones que florecieron y, en muchos casos, desaparecieron antes de la llegada de los españoles.
También es posible que algún día se compruebe que, así fuera accidentalmente, viajeros americanos llegaron a otros lugares, dejando una huella que pueda ser tangible.
Debemos entender que la historia, no solo de américa, sino de toda la humanidad, aún está por conocerse en un 90%. Si miramos hacia el pasado remoto, encontramos cada vez más enigmas por resolver.
Porque, finalmente debemos aceptar que el tiempo nos ha demostrado más de una vez que muchas leyendas antiguas, tenidas por fantásticas e imposibles, terminaron siendo reconocidas como historias reales.
Por eso, pensar que los chinos nos legaron algo de su cultura, no nos debe parecer imposible. Porque, incluso muy seguramente también dejaron su huella genética en los americanos primitivos.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Narración: Javier Hernández
Música de fondo: Aventura épica en el mar – Envato
Imagen de portada: Emperador Tang de Shang-Dominio público
Mapa de América Central – Biblioteca Nacional de España
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