La nueva propuesta del gobierno colombiano permite que personas de cualquier edad, incluidos menores, puedan modificar su género en el Registro Civil. Esta medida ha generado intensos debates sobre los derechos de los menores, la responsabilidad de los padres y los posibles impactos en el desarrollo psicológico infantil.
En un movimiento polémico, el gobierno de Colombia, liderado por el presidente Gustavo Petro, ha propuesto un decreto que permitirá a cualquier ciudadano modificar su género en el Registro Civil, sin restricción de edad. Esta iniciativa ha generado un profundo debate en la sociedad colombiana y en sectores conservadores, principalmente debido a sus implicaciones para los menores de edad, quienes podrían hacer este cambio legal en sus documentos de identidad sin contar con un acompañamiento psicológico o el consentimiento directo de sus padres.
Cambios Propuestos y Procedimientos Legales
El borrador del decreto, presentado recientemente, establece que cualquier ciudadano colombiano, independientemente de su edad, podrá modificar su identidad de género en documentos oficiales, seleccionando entre categorías como Femenino (F), Masculino (M), No Binario (NB), Trans o Travesti (T). En el caso de los menores de edad, el trámite podría ser realizado en su nombre por la Defensoría de Familia. Este organismo evaluaría cada solicitud, sin embargo, el decreto no especifica claramente los requisitos o el tipo de evaluación psicológica que deberían realizar los menores antes de tomar esta decisión.
La iniciativa ha sido recibida con fuertes críticas por diversos sectores que consideran que esta medida podría exponer a los menores a decisiones que, en su corta edad, no son capaces de procesar de forma madura y adecuada. Profesionales de la salud mental y defensores de la infancia señalan que el desarrollo psicológico de un niño o adolescente está en una fase crítica y aún en evolución, lo que podría llevar a que estos cambios sean percibidos como “precipitados” y basados en etapas pasajeras de autopercepción. En este contexto, el riesgo de arrepentimientos futuros es alto, especialmente en un país donde los valores tradicionales y familiares aún tienen un peso significativo en el desarrollo de los jóvenes.
Derechos de los Padres y Protección de la Infancia
La propuesta de permitir el cambio de género en menores de edad sin el consentimiento directo de sus padres ha encendido el debate sobre el rol de los progenitores en la toma de decisiones que impactan la vida de sus hijos. Críticos señalan que, si bien la Defensoría de Familia estaría involucrada, el hecho de que los padres no puedan oponerse ni tener voz directa en el proceso deja un vacío preocupante en la protección y orientación de los menores. Para muchos, esto equivale a una limitación de los derechos parentales, ya que los padres quedarían relegados en decisiones tan importantes.
Organizaciones conservadoras y de defensa de los derechos familiares argumentan que esta medida no solo vulnera los derechos de los padres, sino que también genera un precedente riesgoso al normalizar la posibilidad de que los menores decidan sobre su identidad sin un proceso adecuado de acompañamiento y orientación. Se teme que esta política podría, a largo plazo, causar fracturas en la relación familiar y crear una serie de conflictos sobre quién tiene el control en decisiones trascendentales en la vida de los menores.
Aspectos Éticos y Psicológicos
Desde una perspectiva ética, los expertos destacan la importancia de garantizar que los menores estén en condiciones de comprender el impacto de un cambio de género en documentos oficiales. Psicólogos advierten que el desarrollo cerebral y emocional de los menores aún está en proceso hasta bien entrada la adolescencia, y que decisiones tan radicales podrían tener consecuencias difíciles de manejar para ellos en el futuro. Sin una guía adecuada, el cambio de género en una etapa tan temprana podría traer complicaciones en la identidad y estabilidad emocional a largo plazo.
Algunos profesionales también han planteado preocupaciones en cuanto al impacto social de esta iniciativa, argumentando que podría interpretarse como un incentivo para que los menores experimenten con su identidad de género en un momento donde el autoconocimiento es incipiente. Los críticos alertan que una política de este tipo podría derivar en una “normalización” de decisiones sin el fundamento adecuado, promoviendo una flexibilidad que, en el caso de los menores, podría conducir a consecuencias negativas en su salud mental y estabilidad emocional.
La Posible Erosión de Valores Tradicionales en Colombia
Colombia, históricamente marcada por una sociedad de valores tradicionales y conservadores, se enfrenta a una medida que pone en tela de juicio aspectos culturales profundamente arraigados. Para los sectores más críticos, la posibilidad de que los menores cambien su identidad de género sin el consentimiento de sus padres representa una amenaza a la preservación de valores familiares fundamentales en la sociedad colombiana.
Aunque el gobierno colombiano defiende el proyecto como una herramienta para promover los derechos de identidad y libre desarrollo de los menores, los detractores señalan que esta medida responde a una agenda ideológica que no tiene en cuenta las consecuencias a largo plazo en la vida de los menores y en la estructura familiar. Para estos sectores, se trata de una política que parece priorizar intereses ideológicos sobre el bienestar de los menores y la estabilidad de las familias.
En conclusión, la propuesta de permitir el cambio de género en el Registro Civil para personas de cualquier edad ha encendido un debate complejo en Colombia. Los críticos advierten que una medida de tal magnitud debería contar con un marco regulatorio más detallado que proteja a los menores y respete los derechos de los padres. La decisión final del gobierno sobre esta política marcará un hito en el tratamiento de la identidad de género en el país, y su impacto en la sociedad colombiana podría ser profundo y duradero, especialmente en términos de cohesión familiar y protección de los menores.
Es un tema que continuará siendo objeto de intenso debate y reflexión en Colombia, dado el delicado equilibrio entre los derechos individuales y la responsabilidad del Estado en la protección de sus ciudadanos más jóvenes.
También puede leer: Por qué la de los humanos es una sociedad de perplejidad